miércoles, 29 de diciembre de 2010

varias veces cunill uno


EL NACIONAL - Martes 10 de Julio de 2007 Cuerpo U/6
Conferencia "Venezuela no es un país monótono"
Pedro Cunill Grau: En el país contrastan geografía y productos
La variedad de olores y sabores venezolanos sorprende al doctor en Geografía, quien instó a los estudiantes de la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy a investigar los alimentos autóctonos

Pedro Cunill Grau lideró el recorrido imaginario por los sabores y olores de Venezuela. El geógrafo, de amplia trayectoria académica dedicada al estudio del suelo venezolano, visitó la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy y dictó una charla titulada "Sensibilidad y territorio", que se enfocó en la geografía alimentaria del país.

El auditorio estuvo formado por estudiantes de Ciencia y Cultura de la Alimentación, quienes siguieron el salto histórico desde los tiempos de Cristóbal Colón y Américo Vespucio. Cunill, experto en Geografía Humana e Histórica, describió los atributos de Venezuela, el significado de sus paisajes, su geografía y la capacidad de producir un sin número de artículos, con múltiples ejemplos extraídos de la historia que ha sido poco registrada.

Cunill relató que una de las maravillas que descubrió Cristóbal Colón al pisar esta "tierra de gracia" fue el olor fragante de los indígenas venezolanos, que aunque cambiara de lugar (de los Andes al Caribe) casi siempre coincidía con aromas paradisíacos y naturales.

Sabores para investigar.

El ponente no se limitó a narrar los hallazgos históricos de los productos alimenticios locales, sino que propuso a los asistentes numerosos temas de investigación, de acuerdo con sus objetivos de estudio.

Según Cunill, aún queda por indagar los usos de muchas hierbas, flores y hojas que se emplean como medicamentos tradicionales, y acerca de los diferentes tipos de sales del suelo venezolano, que fueron robadas durante mucho tiempo por los holandeses, quienes se llevaban la sal del país para hacer sus quesos y otras especialidades culinarias propias de su pueblo.

Para Cunill, es imprescindible analizar los cambios de gustos del venezolano, que se han visto influenciados por las condiciones del aparato agrícola nacional. Este es un punto importante para la explotación del turismo, de la cultura y de la historia gastronómica del país, pues la naciòn se promociona a partir de sus productos y de los territorios en los que se encuentran.


EL NACIONAL - Martes 06 de Mayo de 2008 Cultura/4
DISTINCIÓN Ocupará la silla XXIV de la Academia de Ciencias
Cunill Grau: "Es divertido estar en un país donde todo está por verse"
El geógrafo, investigador y docente también es miembro de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela y de la de Chile
DIEGO ARROYO GIL

Excepto su inconfundible acento sureño y su caballerosidad nada forzada, todas las demás características que configuran la personalidad de Pedro Cunill Grau no responden a sus vínculos con Chile –país en el que nació en 1935–, sino con Venezuela, donde vive desde 1976.

Aunque exagerado, el énfasis no es tan irresponsable. Decirlo es convertir a Cunill Grau en un venezolano, como también lo es el que haya sido incorporado la semana pasada a la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales del país como miembro de número de esa institución.

En cuanto a viajes y cambio de residencia, el geógrafo pareciera haber seguido a la inversa los pasos de Andrés Bello, lo que algunos podrían leer como un signo inequívoco de que los dioses propician hasta lo imposible para mantener el equilibrio. Pero ello, aunque interesante, no deja de ser una conjetura.

Cunill Grau, por sí mismo, tiene méritos suficientes para ser reconocido: ha publicado alrededor de 30 libros, ha hecho aportes al estudio de la geografía venezolana y latinoamericana, y ha dedicado buena parte de su vida a la docencia. No hay duda, entonces, de que la Academia se basó en ellos cuando decidió nombrarlo uno de sus titulares: ocupará la silla XXIV que dejó vacante Tobías Lasser al morir.

Sin embargo, parece que nada de esto le pesa demasiado a Cunill Grau. Pocos días después de haber protagonizado la ceremonia en el Palacio de las Academias de Caracas, atiende el teléfono en su casa y conversa sin pose.

–¿Se podría decir que las ciencias han de asumir compromisos con lo humano? ¿Cuáles serían?
–Sin duda. Es uno de los puntos fundamentales para el desarrollo. Deben atenderse, por ejemplo, el grave problema de la carencia de alimentos y de agua potable en el mundo, el calentamiento global, la adecuación de espacios para el mejoramiento de la vida, etcétera. De la pobreza también debe ocuparse la ciencia, que podría ayudar mucho y de manera inmediata. En Venezuela, la labor de los científicos es fundamental para entender las oportunidades que nos brinda la tropicalidad del país, de la cual se pueden sacar muchas ventajas. Asimismo, es fundamental que las ciencias y las humanidades se encarguen de que los recursos naturales no renovables, como los hidrocarburos líquidos y gaseosos, sean utilizados sabiamente. Ello implica tanto educación como investigación y aplicación científica.

–Algunos pretendidos reformadores ven a la investigación reposada y solitaria como una práctica pequeño burguesa. Afirman que así no se atienden las necesidades inmediatas del pueblo. Como investigador, ¿qué piensa usted de eso?
–Me parece un exabrupto.

Tengo el honor de convivir con cientos de científicos y humanistas que no están encerrados en sus oficinas, bibliotecas o laboratorios; que no están extraídos del mundanal ruido y es gente que contribuye a la movilización del país. Es cierto que es una labor no publicitada, pero ellos están allí. Así es como se van formando los nuevos docentes. Para mí es muy grato, por ejemplo, haber podido trabajar con 90 especialistas, todos ellos formados en nuestras universidades, para la elaboración de la Geo-Venezuela, un proyecto editorial de la Fundación Polar del cual se han publicado los dos primeros tomos y faltan ocho
–¿Cómo le ha alcanzado el tiempo para hacer todo lo que ha hecho?
–Lo que pasa es que yo no trabajo: me divierto. Me siento realizado en la aventura de conocer el nuevo mundo de Venezuela. La investigación no es un trabajo para mí, es un placer. Además, con la geografía uno siempre está viajando.

Doy gracias al destino de que me haya dado la oportunidad de terminar mi vida aquí. Es divertido estar en un país donde todo está por verse.


EL NACIONAL - Sábado 08 de Agosto de 2009 Cultura/3
LIBROS Pedro Cunill Grau publica su Historia de la geografía de Venezuela
"Yo me siento muy querido por este país y por eso lo he hecho mío"
La obra, editada por la Oficina de Planificación del Sector Universitario, llegará pronto a las librerías
DIEGO ARROYO GIL

Pocas veces se tiene entre las manos un libro como Historia de la geografía de Venezuela. Siglos XV-XX (OPSU, 2009), de Pedro Cunill Grau, un autor de destacada erudición cuya obra atracará, sin duda, en el puerto de la posteridad como una de las más sólidas que inteligencia alguna haya legado al estudio de las tierras nacionales.

Miembro de la Academia Chilena de la Historia ­nació en el país austral en 1935­ y de la de Venezuela, así como de la de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, con sede en Caracas, Cunill Grau podría ser considerado un hijo de la Ilustración, no tanto por su pensamiento como por su manera de leer e investigar, que es acuciosa, dedicada, casi obsesiva.

Durante la lectura de cualesquiera de sus trabajos, el visitante siente que se encuentra ante un enciclopedista que ha sido trasplantado por el tiempo en la modernidad, de la cual ha adquirido visiones particulares, como la de no concebir el estudio de la ciencia geográfica separada, ya no sólo de la antropología, la sociología, la economía y la política, sino tampoco de la psicología.

"Yo me formé básicamente en la geografía posibilista europea ­explica el autor­, de modo que fui testigo de un momento en el que había unas bodas entre geografía e historia. Para mí tuvieron gran importancia profesores como Braudel y Romano, por ejemplo. Mis estudios de posgrado en Canadá me abrieron a su vez nuevos horizontes y desde entonces he desarrollado un enfoque multidisciplinario, en el que la geografía se nutre de sus ciencias auxiliares, como la cartografía y la estadística, pero también de las ciencias humanas".

A esto se debe, con seguridad, que Historia de la geografía de Venezuela. Siglos XV-XX pueda considerarse un viaje por el territorio y la historia del país, así como por eso que Cunill Grau llama la "antropología cultural del espacio".

En esta obra la tierra siempre tiene sufrientes y celebrantes, cuyas miradas son las que elaboran, en última instancia, el paisaje. Éste sería un paso fundamental para la cultura: si la vivencia del panorama geográfico no se hace sensible, la experiencia se queda en estado embrionario, inhabitable para la imaginación.

Él explica: "Para mí el hombre no se ve determinado por el espacio. Él escoge dentro de la infinita gama del espacio y en esa escogencia están sus sueños, sus amores y sus odios. No habitamos obligadamente nada. Uno va transformando sus espacios recorridos".

Secretamente, en el fondo de estas palabras también se oculta una de las claves del destino personal de Cunill Grau. Cuando llegó a Venezuela, procedente de Chile, hace más de 30 años, tuvo que amistarse con una nueva realidad geográfica y construirse un asiento.

"Yo nací en un paisaje neomediterráneo donde la secuencia estacional se marca de manera muy disímil en el espacio, donde predominan los colores no brillantes y los sabores son tenues. Me refiero, claro, al Chile que no es austral ni desértico. Entonces, cuando me bajé del avión en Maiquetía por primera vez, quedé impactado por los olores. De una manera u otra, el trópico se me fue prendando.

Tanto es así que con los años he ido entrando en comunión con estos paisajes, con su sensualidad".

El exilio también implicó un cambio profesional. "Yo era un geógrafo formado fundamentalmente en los paisajes andinos ­agrega­, así que tuve que reciclarme para entrar en los paisajes antillanos, tropicales, venezolanos. Uno tiene que formarse para los nuevos desafíos. Muchas veces el exiliado no se da cuenta de que debe cambiar de óptica y de temática para no quedarse atrás. Por lo demás, lo que no se conoce no se quiere. He tenido la suerte de ser muy beneficiado. Yo me siento muy querido por este país y por eso lo he hecho mío".

Así, pues, esta Historia de la geografía de Venezuela. Siglos XV-XX es, también, trama y memorial de un afecto.



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