martes, 21 de diciembre de 2010

de reaperturas


EL NACIONAL - Martes 21 de Diciembre de 2010 Opinión/6
A Tres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Marxismo: reabrir el debate
MAGALDY TÉLLEZ*

Las palabras de Rigoberto Lanz en su reciente artículo Marxismo sin tormentos me hicieron recordar que pocos días después de la caída del Muro de Berlín, encontré junto a la puerta de la oficina de un profesor de la UCV unos cuantos libros amontonados.

Pregunté a alguien y me dijo que el profesor los había tirado allí porque el marxismo ya no cabía en su biblioteca. Revisé y allí estaban El Capital, los Grundisse y otros legados de la obra marxiana; también varios manuales de marxismo publicados por la Academia de Ciencias de URSS. De estos últimos, pensé, tenía que haberse liberado hace tiempo por razones de salubridad intelectual. De los primeros, opté para llevármelos, tomar el tercer tomo de El Capital que había dado en préstamo y obsequiar el resto a un estudiante que quería leer a Marx y no podía comprar sus libros. Tal parece que no pocos de quienes califican como "trasnochada" la invitación a reabrir el debate sobre el marxismo y no pocos de quienes entran sin entrar en él, se quedaron con los manuales que aquel profesor dejó tirados, los que hicieron circular ese "marxismo" que "fue en todos los sentidos una estafa al pensamiento de Marx y al desarrollo que logró el pensamiento crítico durante el siglo XX", como bien lo señala Rigoberto.

Reabrir de verdad el debate sobre el marxismo implica, al menos, dos condiciones. La primera, dejar de identificar el marxismo con esa estafa para prenderle fuego a un muñeco de paja. La segunda, establecer vínculos con una tradición crítica de pensamiento, al modo de una relación con las herencias sin testamento: rememorando y torsionando, para decirlo derridianamente. Porque un nuevo modo de pensar, a mi juicio, rememora y torsiona ese pensamiento que da a pensar y a decir de otro modo, que se vuelve inactual o intempestivo (Nietzsche) para mostrar la mentira de aquello respecto de lo cual nuestro tiempo se siente orgulloso: la democracia, la globalización, la sociedad del conocimiento, por ejemplo.

Como escribió Morin hace más de veinte años: Nuestras sociedades siguen siendo tan "profundamente bárbaras en su misma organización" y "tan ricas de tantas posibilidades", que el "mito libertario de una sociedad sin coacción y el mito socialista de una sociedad sin dominación de clase" continúan siendo fecundos como ideas-fuerzas, pero a condición de no degradarse en "mitos de salvación, fuentes de fanatismos y de muerte".

Frente a las guerras coloniales emprendidas en este siglo XXI; a las consecuencias económicas y sociales provocadas por los bancos mundiales y las organizaciones de comercio global; a la concentración del poder militar y financiero mundial en un grupo de corporaciones; al terror de Estado que se impone por el mundo; a los fenómenos de violencia local y global; a los desplazamientos y genocidios de millones de seres humanos; a la eco-depredación; a las maquilas del Tercer Mundo en las que el proceso de alienación humana, analizado por Marx, adquiere dimensiones impensadas... ¿Tendrán algo que darnos a pensar y a decir Marx, Rosa Luxemburgo, Marcuse, Horkheimer, Adorno, Gramsci, entre otros, respecto de nuestro presente? Sólo para opinadores de lengua fácil la respuesta sería negativa. Creer que se debate interpelando estafas y quemando muñecos de paja no sólo es estéril, sino es aniquilar el debate mismo. Es fácil quemar estos muñecos pero no lo es hacernos cargo del debate haciendo entrar en él nuestras herencias sin testamento, de las que seguimos bebiendo quienes apostamos por el ejercicio de la radical emancipación y por la reinvención del socialismo como nuevo arte de vivir-encomún.

Es aquí donde se pone en juego el sentido de reabrir el debate sobre el marxismo que, hoy, en nuestro país, vienen impulsando intelectuales como Rigoberto Lanz, Juan Barreto y Javier Biardeau, entre otros, en cuyos aportes podemos apreciar las resonancias de las voces de Marx y del pensamiento crítico del siglo XX. Ojalá el abanico se abra mucho más, entre otras razones, porque no deja de provocar escalofríos escuchar a ciertos revolucionarios e incluso a altos funcionarios de Gobierno que no pueden disimular su alergia al debate teórico.

*UCV


Ilustración: Zapata (El Nacional, 15/12/10)

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