domingo, 6 de noviembre de 2016

INFLABLE

Política  y antipolítica: ocultaciones
Luis Barragán


Respecto a  la antipolítica, conocidas ambas experiencias en Venezuela, cabe  distinguirla como un camino para acceder al poder y, otro, para ejercerlo.  Empero, fórmula perversa y aparentemente limitada de agregación de intereses,  padecemos un fenómeno que es el de una insólita continuidad, constatando cuán lejos puede llegar la irresponsabilidad.

El siglo que nos tiene por precarios inquilinos, ha convertido a la democracia en una mera presunción, huérfana de la libertad que, obviamente, debe servirle de soporte. Punzado el imaginario social, creímos superarla a través de una participación protagónica – según el lenguaje del constituyente, por lo demás, originario – y, sincerada cada vez más  las condiciones de un gobierno que puede caracterizarse como el de un inmenso conglomerado propagandístico y publicitario, fundado en los privilegiados servicios de inteligencia, esa democracia está afincada sobre bases irreales, encajadas en el suelo movedizo de una ilusión que es la del poder perpetuo.

Ocurre que toda expectativa creada, inmediatamente requiere de otras que, al fracasar, apuntan a la macabra existencia de una conspiración que jamás el gobierno prueba ni probará, pues, en definitiva, la operación consiste en un reiterado esfuerzo de ocultación que tiene por inicial ventaja la desmemoria colectiva que ha cultivado por años. Así, las nuevas generaciones no logran cotejar suficientemente una gestión, porque las más viejas tienden a olvidar que una vez hubo mejores niveles de calidad de vida e, incluso, posibilidades ciertas de reclamarlos y de reivindicarlos.

Ha avanzado la más cruda censura y represión, visible en las circunstancias más modestas, al fallar los mecanismos orientados a una masiva confusión, ya que, en última instancia, por grueso que sea el maquillaje, el padecimiento es tan vivo y real que no tolera más eufemismos.  Y, por muchos anuncios que haga Maduro Moros (y asociados), por siempre incumplidos, ya no entusiasman porque, no exageramos con la conclusión,  los venezolanos hoy estamos más asediados por la muerte que antes: más allá de las inauditas tasas anuales de homicidios violentos, la falta de insumos médicos, fármacos y alimentos, agravan las enfermedades crónicas y, al regresar otras que fueron históricamente superadas, nos familiarizan con un desenlace cercano, trágico y resignado de inocentes, sin que supuestamente  haya un homicida concreto que inculpar.

La antipolítica, otra modalidad de hacer  política, ya imposible de financiar, opta por la saturación artificial de noticias tratando de competir deslealmente con aquellas imposibles de censurar y de reprimir.  Por ejemplo, acepta el consabido llamado al diálogo para extenderlo, manipularlo, tergiversarlo y deshacerlo, mientras  esconde o procura esconder la sola posibilidad de una decisiva derrota en la consulta revocatoria; o impone un inconstitucional presupuesto para 2017 que no publica y, menos, responde cómo lo cubrirá cuando los precios del petróleo no prometen mejoras, tenemos un forzado recorte de la producción con o sin OPEP,  y, si del tributo ciudadano hablamos, el decrecimiento económico es un dato demasiado evidente.

Fotografías: LB, sede del ministerio del Interior, un día de estos. Horas tempranas, simulamos buscar una dirección y, orientados, agradecimos y preguntamos si se podía fotografiar. Los dos empleados apenas inflaron a Chávez Frías y trataban de amarrarlo bien. El resto del día es cuidar del inflable.
07/11/2016:
http://www.diariocontraste.com/2016/11/politica-y-antipolitica-ocultaciones-por-luis-barraganluisbarraganj

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