domingo, 20 de noviembre de 2016

CAZA DE CITAS


“Hay además el lugar no menos común de separar la condición del político de la del intelectual, como si los negocios de la polis fuesen cosa de arrieros, gañanes y labriegos, o discusión de milites en pleno fragor de la batalla. Es cierto que a esto contribuyen dos cosas: la desoladora cantidad de oligofrénicos que Dios mediante y el sufragio universal se atornillan hasta la consumación de los siglos en  una curul, un comité nacional, en ministerios y presidencias; y la inextricable definición del intelectual, como se designa a las personas que trabajan con su inteligencia, como si eso fuese una profesión (…) Lo que se trata de decir con aquella generalidad es que Gonzalo Barrios es un hombre inteligente como el que más; que es un hombre culto, de una cultura trascendida y no bachotage, caletre de ayer noche para asombrar a la galería; que en el teatro de la política sabe tomar con talento y oficio una brechtiana distancia  con su propio personaje (dicho en otros términos, o mejor no otros sino complementarios, que tiene sentido del humor);  y que al lenguaje político, generalmente árido y fatigoso, sabe ennoblecerlo porque todas las anteriores condiciones le permiten que sus frases ‘broten de manantial sereno’, envidiablemente bien dichas y lustrosas. Así, ¿qué duda cabe? Gonalo Barrios es un intelectual a tiempo completo (…)  Trotsky, Gramsci, Jaurés en la izquierda; Churchill, De Gaulle, e incluso (porque cuenta reconocerle inteligencia a semejante bribón) Goebbels en la derecha son, en este siglo, algunos especímenes de pareja condición de una, repetimos, tan restrictiva y a nuestro juicio incorrecta definición del ‘intelectual-político’ que por lo demás es un adefesio terminológico”

Manuel Caballero

(“La pasión de comprender. Ensayos de historia (y de) política”, Editorial Ariel – Seix Barral Venezolana, Caracas, 1983: 127 s.)
Reproducción: Gonzalo Barrios, según Molina. Momento, Caracas, nr. 604 del 11/02/1968.

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