miércoles, 2 de noviembre de 2016

POLÍTICA Y ANTIPOLÍTICA

EL NACIONAL, Caracas, 2 de noviembre de 2016
El lenguaje político y los ciudadanos empoderados
Yasmín Núñez 

El apretón de manos entre el representante de la Unidad, Jesús Chúo Torrealba, y Nicolás Maduro durante el “encuentro”, “conversaciones exploratorias” o “diálogo”, llevado a cabo este pasado domingo, eclipsó a la parte del país más comprometida con el cambio. ¿Cómo se entiende que una oposición declarada en manifiesta rebeldía ante el abuso, el atropello, el rompimiento del hilo constitucional, propiciado desde la mismísima jefatura del Estado, ahora sonríe, cándidamente, frente al principal ejecutor de la lenta mutilación del Poder Legislativo?
Dirán los más nobles que lo cortés no quita lo valiente. Es cierto, pero esa “reunión” no debió realizarse sin exigir antes gestos que convenciera a los ciudadanos, en especial a los presos políticos y a sus familias, de la voluntad “sincera” del régimen en cambiar su proceder totalitario. Yo no me imagino a Winston Churchill dándole un apretón de manos a Adolf Hitler mientras los bombarderos alemanes dejan caer sus bombas sobre el pueblo inglés.

En estos tiempos de crisis no hay cabida para el lenguaje particular de los políticos, el cual consiste en el arte de decir una cosa y luego hacer otra muy distinta.
Gracias a la crisis que vivimos, la gente está despertando y aprendiendo a reconocer a los políticos acostumbrados a maquillar con descaro la realidad y más temprano que tarde irá apartando lo falso de lo verdadero.
Los actuales cabecillas de la Unidad nos prometieron hasta el cansancio que bajo ninguna circunstancia se sentarían a dialogar con Nicolás Maduro si no se cumplían tres condiciones: la liberación de todos los presos políticos, referéndum revocatorio este mismo año y abrir un corredor humanitario para recibir la ayuda que el mismo Nicolás Maduro ha negado a los venezolanos –no digo “connacionales”, porque la mayoría tenemos justificadas dudas sobre su verdadera nacionalidad–.
Como si nada se hubiera dicho al respecto, la oposición se sentó “divinamente” a tertuliar hasta altas horas de la madrugada –y lo llamo tertulia, porque para los cabecillas de la Unidad no se puede usar la palabra diálogo, pues nos daríamos cuenta de que nos volvieron a mentir por enésima vez–.
Hoy gran parte de la oposición “celebra” ese “gran” gesto de buena voluntad del régimen al liberar unos pocos presos políticos, mientras las cárceles comunes siguen siendo receptores de jóvenes venezolanos cuyo único delito es ejercer el derecho de disentir, de protestar por los abusos y desmanes del ahora presidente “dialoguista”.
Hoy la oposición ya no habla de “referéndum revocatorio”, sino de “elecciones anticipadas”, pero por muy “convincente” que sea su particular lenguaje, no se hará nada este año, porque gracias a la cándida paciencia del liderazgo opositor, el régimen diluyó mágicamente, con tecnicismos sacados de la chistera de un buen mago, el tiempo necesario para preparar cualquier evento electoral.
Mientras la Asamblea muere lentamente, al igual que el país, la oposición “dialoguista” espera otro gesto de buena voluntad pidiéndole al Poder Ejecutivo que “reconozca” la legitimidad de los tres diputados de Amazonas elegidos por el soberano, y “permita” –en un acto de agradecida magnanimidad–, que los mismos “puedan” ejercer sus funciones parlamentarias.
Si buscamos en el diccionario que utiliza la oposición, encontraremos en negrita y cursiva las siguientes palabras y frases: “paciencia”, “elecciones”, “vía pacífica”, “vamos ganando el juego”, “quien critica es divisionista”, “lo bueno viene ya”, “no es diálogo es encuentro”.

Sin embargo, rara vez encontraremos en ese diccionario político palabras y frases como: “respeto a los ciudadanos, libertad, lucha, transparencia, verdad, honestidad, coherencia, sinceridad, rectitud, humildad, conciencia, amor al país, compromiso, solidaridad, empatía”, y sobre todo, no encontraremos el significado de “gentilicio nacional”.
Yo invito a los ciudadanos a que tomemos conciencia de nuestro poder, del derecho inalienable que tenemos de elevar nuestra voz y ser escuchados. Debemos exigir a los políticos que sean más coherentes con lo que prometen y sean transparentes en sus actuaciones, pues ya los cheques en blanco caducaron, aquí no vale el fiado para quienes prometen descaradamente para luego no cumplir.
No podemos seguir permitiendo que cuatro o cinco caudillos ajenos al dolor y al sufrimiento de los venezolanos dirijan nuestro destino en una encerrona donde decidan sentarse con el responsable del caos que vivimos, para luego justificarse con su particular diccionario, con el fin de evitar que veamos esa larga reunión del pasado domingo como lo que fue: “una capitulación de la lucha en la calle”.
No sé ustedes, pero yo definiría la actuación de esta clase dirigente opositora en esas “conversaciones exploratorias” con una sola palabra: “traición”, que en el diccionario más distinguido de nuestra lengua, el RAE, significa: “Falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/yasmin_nunez/lenguaje-politico-ciudadanos-empoderados_0_950305025.html
Fotografías y breve nota: Apartando el "flyer" difundido por Vente Venezuela. LB, un detalle de la movilización caraqueña (26/10/16), y otros del Palacio Legislativo fuertemente custodiado, con una doble particularidad: la una,garantizando la realización de la sesión que incluyó el diferimiento del llamado juicio político de Nicolás Maduro; y, la otra, ¿detrás o delante de las barreras?, piquetes de partidarios del gobierno tratando de arengar, aregándose a ellos mismos, dada la parálisis del lugar. Por lo demás, la autor atiene razón al hacer los señalamientos, pero yerra al creer exclusivo de los políticos tamaño lenguaje y fórmula de conducta. Acá está presenta la reaparición del fenómeno de la antipolítica para suceder a la ... antipolítica, pues, tendría que apuntar también al mundo gremial, sindical, académico, etc. que trata de "pasar agachado". Estos tribunales de opinión también son de temer. Lo que está planteado es el cuestionamiento político de una política determinada, como lo hacemos, mas no - a falta de una perspectiva digamos teórica más firme - hallar a una "clase política" como absolutamente responsable de todo lo malo, indiferenciándola.

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