sábado, 19 de noviembre de 2016

¿SOMOS UN EQUIPO?

La Venezuela vinotinto
Guillermo Martín

Su realidad ilustra mucho la del país, pese a ser una pequeña muestra del mismo. Si bien el color vino tinto era característico de la selección de fútbol,
los combinados de otros deportes lo han adoptado como suyo. En todo caso, por ser el fútbol el deporte de mayor taquilla a nivel mundial, esta selección tiende a ser el mejor reflejo de la realidad nacional: ausencia de planificación e inversión, dirigencia anquilosada y corrupta, así como organización e infraestructura precarias. Por otra parte, la afición futbolística sólo tiene cierto arraigo en pocas ciudades donde no hay clubes importantes de béisbol o baloncesto.
1.- Antecedentes generales
Venezuela nunca ha sido una potencia deportiva ni siquiera en nuestra disciplina más popular. Pese a que el béisbol es el deporte nacional, hace 61 años que no se logra un título significativo: el Campeonato Panamericano de México, antes hubo tres títulos mundiales (1941, 1944 y 1945). Lo más destacado en años recientes ha sido los terceros lugares en el Clásico Mundial 2009 y en el VII Campeonato Mundial Femenino 2016. En softbol femenino, la selección ha participado en ocho mundiales y su mejor actuación es el quinto puesto de 2010, en calidad de anfitrión; también cuenta con una participación olímpica en 2008.
Además en las Olimpíadas de Beijing 2008 participaron las dos selecciones de voleibol, caso inédito en nuestro país. En ese deporte, el mayor logro del sexteto masculino ha sido el Campeonato Centroamericano y del Caribe 2003.
Con respecto al baloncesto, la selección masculina ha participado en tres campeonatos mundiales (1990, 2002 y 2006) y dos Olimpíadas, siendo su mayor logro –por el nivel de sus rivales (el mejor Brasil y el primer “Dream Team”)- el subcampeonato preolímpico de Portland 1992 y el título preolímpico de Ciudad de México 2015. Incluso la base del equipo de Portland disputó el Mundial 1990 y perdió por apenas ocho puntos ante la última gran Yugoslavia, que se alzó con el título.
2.- La Venezuela futbolística
La Vinotinto es la única selección absoluta de Sudamérica que nunca ha disputado una Copa Mundial y cuenta sólo con una participación en calidad de invitada a las Olimpíadas de Moscú 1980. Sus máximos logros han sido la medalla de oro en el Campeonato Centroamericano y del Caribe 1982, así como el cuarto puesto de la Copa América 2011.
Tal atraso no es gratuito. La Federación Venezolana de Fútbol (FVF) se afilió a la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) en 1952 y a su contraparte regional (hoy CONMEBOL) un año después, última en Sudamérica. Apenas la selección comenzó a participar internacionalmente en las eliminatorias del Mundial 1966 y el Campeonato Sudamericano 1967. Como en Holanda, la profesionalización del fútbol venezolano comenzó hace 50 años; la gran diferencia es que en ese lapso la Oranje ha sido tres veces subcampeona mundial (1974, 1978 y 2010) y sus clubes han logrado seis títulos europeos (1970-73, 1988 y 1995).
3.- La Vinotinto masculina
La Copa América 2007 sólo sirvió para hacer una expansión sin sentido del torneo doméstico, construyendo y “ocupando” estadios en ciudades sin afición y, por tanto, insostenibles. Mientras tanto Rafael Esquivel, presidente cuasivitalicio de la FVF –en la tradición del difunto Julio Grondona, jerarca de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA)-, hacía aquello en lo que sí era un consumado experto: negocios rentables y nada transparentes en perjuicio del fútbol –y el fisco- nacional.
Lo que en un momento significó la seguidilla de cuatro victorias, al inicio del ciclo del profesor Richard Páez, cuyo cenit fue el “Centenariazo” (31-03-2004), cuando “los lanceros de Páez golearon 0-3 al Uruguay bicampeón mundial y olímpico, se fue diluyendo por las trabas administrativas y el trabajo insuficiente tanto en clubes como en fuerzas básicas. Pese al patrocinio de Empresas Polar y luego de PDVSA, la mercadotecnia vinotinto distaba mucho de la entidad futbolística real; salvo las buenas impresiones en la Copa América 2011 y el primer triunfo como local frente a la otra bicampeona mundial, Argentina, el proceso de César Farías explotó demasiado el triunfo 2-0 ante Brasil en un juego amistoso, a mediados de 2008. La prensa exageró con el epíteto “los héroes de Foxboro”, “igualándolos” con el quinteto medallista de plata en Portland…
Sólo en Venezuela puede concebirse a un club bicampeón defensor –el Deportivo Lara- a punto de quebrar, o la existencia de otro equipo profesional cuyos jugadores importados vivan en apartamentos sin mobiliario y cobren esporádicamente; amén del robo a los dispositivos de aire acondicionado integral o de sonido en los estadios.
Por eso no sorprende que la primera victoria vinotinto en el actual torneo clasificatorio a Rusia 2018 haya ocurrido en la jornada 11, ante la también débil Bolivia, a pesar de que ya se cuenta con un número inédito de seleccionados jugando en el extranjero. El proceso iniciado por Noel Sanvicente se ha caracterizado por la improvisación y escándalos de Esquivel, involucrado en la corrupción de FIFA y CONMEBOL; ahora el técnico Rafael Dudamel vio a sus dirigidos asfixiarse en la altura de Quito y sufrir otro mazazo frente a Ecuador, un país cuya federación de fútbol y liga profesional han apostado por la continuidad de los técnicos y el trabajo sostenido en fuerzas básicas, cuyos resultados más notorios son la Copa Libertadores de la Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008 y el actual subcampeonato de Independiente del Valle.
4.- Las guerreras olvidadas
A diferencia de la selección absoluta, la Vinotinto juvenil tiene varias participaciones mundialistas. Mientras que la masculina ha estado en los campeonatos sub-20 (2009) y sub-17 (2013), la oncena femenina ha hecho lo propio con tres clasificaciones a los mundiales sub-17 (2010, 2014 y 2016) y una al sub-20, torneo en disputa.
Quizá la principal razón del mayor éxito de la Vinotinto juvenil femenina sea el trabajo a largo plazo desarrollado, desde 2008, por el técnico panameño Kenneth Zseremeta. No obstante, su labor –al igual que el resto del país- ha sido afectada por la hiperinflación y el acceso limitado a divisas, así como por el desfalco federativo de Esquivel cuyo proceso penal –sin contar honorarios de sus abogados- alcanza la suma de ¡23 millones de dólares! En contraste, la preparación de los equipos sub-17 (Jordania 2016) y sub-20 (Papúa Nueva Guinea 2016), según la FVF, habría costado casi un millón de dólares.
Lo cierto es que Zseremeta, quien formó a su relevo José Catoya, afirmó en marzo pasado que era probable su marcha del país, debido a la falta de oportunidades para apuntalar su proyecto: “Me afecta mucho cuando las jugadoras llegan pidiéndome ayuda para una medicina o para comer, eso no puede ser. Necesito que el presidente de la República se haga eco”. Sí, como muchos de nuestros niños y adolescentes, estas deportistas de alto rendimiento –salvo excepciones- viven en condiciones precarias y hasta comen mal.
Por eso indigna cómo hay gente que criticó a la sub-20 ¡que por segunda vez consecutiva logró el cuarto puesto en un Mundial! Creámoslo o no, hubo quienes dijeron que eso era “poco” –ni siquiera se habían colgado una medalla... Mientras el hemiciclo de la Asamblea Nacional sufría el asalto de una turba, el 23 de octubre, nuestras heroínas tenían una tímida bienvenida en Maiquetía. Nada acorde con su talento, entrega y perseverancia, tanto así que la referente del equipo, Deyna Castellanos, obtuvo Balón y Botín de Bronce, además del reconocimiento de los internautas a los dos mejores goles del torneo. Como sentenció un amigo y colega, Martín H. Durán: “¡No nos las merecemos!”
Salvo Empresas Polar, no hay mayores patrocinadores ni siquiera una cancha propia –mucho menos una liga profesional que haga de la pasión de estas chamas su mecanismo de movilidad social. ¿Cuánto del presupuesto original del Centro Deportivo de Alto Rendimiento de la FVF estará salvándole el pellejo a Esquivel? Por su parte, el presidente interino de la FVF, Laureano González, advirtió ese día: "Esperamos que este éxito de las niñas toque un poco la sensibilidad de quienes pueden apoyar el desarrollo del fútbol femenino. A todos les gusta que las muchachas jueguen, pero no las apoyan... Se supone que hay una buena generación, pero el trabajo científico que debemos desarrollar requiere de una planificación y recursos que estamos sacando de otras selecciones. Ellas deben generar también por lo que representan".
Salvo Castellanos y su sustituta en la sub-20, Mariana Speckmaier, que juegan en Estados Unidos, o Verónica Herrera y Daniuska Rodríguez, probables becarias en ese país, podríamos ver cómo se desintegra –sin su arquitecto (profesión de Zseremeta)- una generación con potencial para pelear no sólo por los próximos mundiales sub-17 y sub-20, sino quizá por una medalla olímpica en 2020.
Las lágrimas de Speckmaier –tras fallar el penal contra Corea del Sur y ver cómo el equipo se desmoronaba- no deben quedar borradas en el campo, tampoco la solidaridad de la Vinotinto absoluta. No en balde seleccionados como Christian Santos, Tomás Rincón y Adalberto Peñaranda, u otros futbolistas menos conocidos como Francisco Pol (segunda división griega) y Meche Díaz-Albertini (academia Warner Soccer, de Florida), de 22 años de edad –y por qué no, potencial vinotinto preolímpica-, aportaron para que varias seleccionadas sub-17 y sub-20 pudiesen costear su viaje.
Así es la Venezuela donde alguien derrocha en una bacanal quinceañera más dinero del que la FVF habría invertido en estas dignas jóvenes, con un gobierno nacional que no otorga viáticos suficientes y a tiempo para que ellas llegasen con antelación necesaria y adaptarse a un cambio de 14 horas, al contrario que sus tres rivales del “grupo de la muerte”: la tricampeona Alemania, la semifinalista Corea del Sur y la otra potencia norteamericana, México.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/28212-guillermo-martin

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