De la política y antipolítica: vedetismo
Luis Barragán
Un modo perverso de hacer política, el liderazgo antipolítico esta dispensado de cualquier referente institucional. Completamente fulanizado, bastarán las cualidades eminentemente mediáticas del agraciado para desenvolverse.
Digamos, el reconocimiento del liderazgo partió también de la constatación de una trayectoria demostrativa de méritos, avisada parcial o completamente la opinión pública de los planteamientos sostenidos y de los eventos que los sostenían y legitimaban. Algo muy distinto es el de la sobrevenida celebridad que tiene connotaciones muy particulares, pues, deseada y buscada con ansiedad, implica el vedetismo.
Intentando los remotos orígenes de la antipolítica en Venezuela, apartando la gruesa campaña que los más importantes medios – sobre todo, la televisión – adelantaron en la década de los noventa del XX, puede hablarse del gran salto que significó la campaña presidencial de 1973. Extendida campaña, los principales candidatos treparon el mundo del espectáculo para realizarla y, siendo legítima la incursión de sendos asesores que, incluso, revirtieron eficazmente la imagen policíaca de quien resultó triunfador, el debate público se vio severamente afectado por una suerte de farandulización de la política, lo político y los políticos. No obstante, volviendo las aguas a su normal nivel, años más tarde apareció una curiosa apuesta.
El senador Leonardo Montiel Ortega, respetado experto petrolero y a la cabeza de Morena, partido resultante de la división de URD, junto a Pierina España, protagonizó el primer capítulo de la telenovela “TV Confidencial” de Radio Caracas TV al iniciarse noviembre de 1977, generando un inmediato escándalo que, a la postre, siendo un reconocido dirigente, no favoreció sus aspiraciones presidenciales: quizá hubo una nítida consciencia del específico ámbito de la política que, además, contaba con sobrias y merecidas fuentes periodísticas. Agreguemos que, consultado en esos días por el diario 2001 de Caracas, proveniente del medio televisivo, Renny Ottolina dijo estar anonadado por esa incursión telenovelística, logrando una crítica a la televisión y a los políticos corruptos, pero – significativamente – aclaró que no todos los políticos lo son, rechazando la generalización.
El vedetismo afanoso y pertinaz de Chávez Frías, más allá de Cannes, no halló equivalente en su sucesor inmediato, aunque puede encontrarlo en los mismos predios de la oposición. Acotemos, farandulizada intensamente la opinión pública en el presente siglo, la que ya despierta ante las amargas realidades, luce recomendable que las aguas vuelvan a su nivel respecto al desempeño dirigencial.
07/11/2016:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/28085-luis-barragan
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