EL UNIVERSAL, Caracas, 24 de abril de 2013
José Vicente
La necesidad de un diálogo entre las 2 mitades de Venezuela para reconciliar a la nación
LUIS BELTRÁN GUERRA G.
El aquilatado político José Vicente Rangel ha planteado, a raíz de las elecciones del 14.3.13, la necesidad de un diálogo entre las 2 mitades de Venezuela para reconciliar a la nación.
La moción ha de entenderse a la luz de las probabilidades: un pacto como el de Punto Fijo, el Acuerdo de Ancha Base y uno a ingeniar. En los 2 primeros las diferencias entre los partidos eran de logística, pues todas, exceptuando a los comunistas, estaban consustanciados con hacer posible la democracia. Ahora una mitad propicia el socialismo del siglo XXI, aun por descifrar, que la otra adversa patológicamente.
Las divergencias pasan, inclusive, por términos como los de oligarcas, burgueses y fascistas, sin saberse si quienes los pronuncian persiguen que no se los endilguen. Hasta se ha acudido al mundo animal (pajarito), a la vieja TV (Prof. Jirafales) y a la distinción entre mentirosos (Mentira Fresca). Un lenguaje que revela la crispación de un pueblo.
Rangel habla de una hoja de ruta, preguntándonos si la 3ª probabilidad sería la Mesa de Unidad Democrática presidida por el presidente Gaviria, un camino si hay conformidad en propiciar la integración democrática de la directiva de la AN, del Consejo Federal de Gobierno, un CNE con integración plural, el TSJ, la Fiscalía y Contraloría General apolíticos, respeto a la disidencia, libertad de los presos políticos y mecanismos de justicia transicional con temas a tratar. ¿Será posible JotaV.?
Los países, cuando estas instancias no son probables, acuden al pueblo para la recomposición social. Es esta la opción de la Asamblea Constituyente que prevén los artículos 347/349 constitucionales. ¿Tendremos Rangel coraje para propiciarla?
Suerte estimado amigo y a su disposición para ayudar.
EL UNIVERSAL, Caracas, 27 de abril de 2013
Los excluidos
Nunca es tarde para la reconciliación y el perdón, para la verdad y la transparencia
MONS. BALTAZAR PORRAS
No es mayor problema el que una sociedad esté dividida en dos partes que piensan y actúan distinto. La mayor parte de los países responden políticamente en forma binaria: conservadores-liberales, republicanos-demócratas, socialistas-populares; pero, como todos se sienten parte de un todo común, conviven, se toman en cuenta para las grandes decisiones. Esa actitud ayuda al progreso, al respeto y a la pluralidad.
Cuando las partes se repelen o ignoran la existencia del otro, amparados en tener más seguidores y el poder en la mano, surgen y se agravan los conflictos sociales. Aparece la polarización, concepto que la física define como la modificación mediante reflexión o refracción que impide reflejarse. Es decir, al no ver al otro, sencillamente, no existe.
Excluido es aquel que es silenciado, no tenido en cuenta en las grandes decisiones económicas, políticas o de otro tipo, a pesar de ser afectado por las mismas. Es el prescindible, aquel que puede incluso llegar a morir sin que nadie los añore; son un estorbo para los sistemas vigentes, en definitiva, son los nadies.
Las declaraciones, más aún, los hechos, de altos funcionarios públicos que pretenden imponer uniformidad ideológica en los empleados del Estado, es una aberración. Habría que preguntarse si ellos estuvieran en la otra orilla, ¿aceptarían ser marginados de cualquier cargo por no pensar igual que sus jefes?
El llamado incesante al diálogo y la concertación es el único camino para la paz. La dialéctica del odio y la exclusión es la vía a la anarquía y la violencia. Por ahí vamos al despeñadero. No dilapidemos el hermoso valor de la fraternidad y el servicio sin mirar a quien. Nunca es tarde para la reconciliación y el perdón, para la verdad y la trasparencia. Hay que respetar la alteridad y la dignidad del otro.
EL UNIVERSAL, Caracas, 25 de abril de 2013
Ambos actores políticos, Gobierno y oposición, tienen que replantearse sus estrategias
FRANCISCO JOSÉ VIRTUOSO SJ
Una sociedad dividida como la nuestra tiene ante sí el reto de reconocer sus diferencias para respetarlas y encontrar sus coincidencias para seguir avanzando como colectividad. El diálogo es el mecanismo más civilizado para ello. Como bien lo acaba de decir el Papa Francisco, se trata de establecer un diálogo basado en la verdad, de reconocimiento mutuo, en la búsqueda del bien común y el amor por la nación.
Lamentablemente, los representantes de los poderes públicos se oponen abiertamente al diálogo, asumiendo como política de Estado posturas de abierta confrontación, exclusión, rechazo y descalificación. La polarización sigue siendo vista como el instrumento más idóneo para fortalecer la identidad política del Gobierno, diluida en la votación del pasado 14 de abril.
La oposición formuló su legítimo reclamo ante el CNE, solicitando la verificación de los resultados electorales emitidos oficialmente. El directorio de esta institución acordó proceder a la auditoría del 46% de las cajas que contienen las papeletas de la votación. También fue admitida la solicitud de auditar los registros por mesa de la autenticación biométrica de los electores y la no duplicidad de las huellas dactilares. El acuerdo fue celebrado por el presidente de la OEA y los países miembros de Unasur.
Por los vientos que soplan parece que el CNE no quiere tomarse en serio sus propios acuerdos, quitándole importancia a las solicitudes formuladas y generando confusión con sus declaraciones. El camino que se perfila será el de proceder a la impugnación y a la denuncia internacional.
Al mismo tiempo, el resto de los órganos del Estado y su sistema de medios públicos sostiene que este reclamo es la causa de un conjunto de hechos violentos que han conmovido a la opinión pública, buscando con ello deslegitimar los derechos constitucionales de quienes reclaman.
¿Cómo salir de este callejón sin salida? Ambos actores políticos, Gobierno y oposición, tienen que replantearse sus estrategias. El Gobierno tiene que dar algunas señales de apertura, bajar el tono agresivo y excluyente, y dejar de lado la política de caza de brujas que lleva adelante entre los beneficiarios del empleo público y las políticas sociales.
Además de mantener su legítimo reclamo de verificación electoral, los dirigentes de oposición tienen que diseñar rutas de acción que favorezcan la consolidación de un amplio movimiento que se fortalezca como opción alternativa de poder en medio de los múltiples problemas que agobiaban a la gente. Salir del juego de la confrontación política para convertirse en instrumento de reivindicación social.
Fotografías e ilustración: José Vicente Rangel, Momento, Caracas, Caracas, 29/03/64; Uncas, Ciudad Caracas, 27/04/13; y Hannah Arendt, representada en una escena de "Sólo sé de mí" de Virginia Aponte, El Nacional, Caracas, 06/03/12.
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