miércoles, 24 de abril de 2013

(EL) OTT(R)O MADURO


Supimos de Otto Maduro, muchos años atrás, por su breve militancia demócrata-cristiana. Al arribar a la nuestra, nos pareció interesante el esfuerzo de conciliar el cristianismo y el marxismo, aunque ya contábamos con importantes definiciones que los distanciaban. Por una parte, para los más avisados, hablaba de una Izquierda Cristiana que también dejó cierto mito en COPEI,  que procurábamos indagar; y, por otra, daba el testimonio de un intelectual probo y comprometido con la fe, tan necesario de reconocer.

En días pasados, se nos dijo de la enfermedad que aqueja a Maduro, quien está tratándose fuera del país. Además, nos dieron un link para la solidaridad que, lamentablemente, traspapelamos. Sin embargo, no hay mejor gesto que leerlo y valorarlo en una Venezuela que no existe, existiendo. Vale decir, expresión del otro país que fuímos, pero mantenidas las condiciones esenciales de sus padecimientos.

La más importante lección que Otto nos transmite, reside en la indispensable necesidad de pensar y sentir la historia que, inadvertidamente, escribimos aún con nuestras omisiones. El retroceso ha sido tal que la política no constituye también una experiencia de reflexión y emotividad, como siguen demandando los tiempos, sino un afán de banal envalentonamiento de maniobras de la imagen vacía y carente de sentido. Lo más grave, como pretendida respuesta a los convencionales impulsos totalitarios que nos agobian.

Ofrecemos el juvenil artículo de opinión, publicado en un medio que está pendiente de nuestros modestos comentarios, como reconocimiento hacia el atareado intelectual de la Venezuela que sigue siendo, sin serlo. No media relación personal alguna con OM, excepto la del lector que fuímos de su obra.

LB

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