martes, 10 de julio de 2012

SOBRE EL ICEBERG CULTURAL

EL NACIONAL - Martes 10 de Julio de 2012     Opinión/8
Violencia intelectual
ALEJANDRO MORENO

Cuando Augusto Mijares publicó La interpretación pesimista de la sociología hispanoamericana, obra poco citada y, presumo, menos leída, se atrevió a romper con una inveterada tradición intelectual predominante en toda Hispanoamérica, la que veía y analizaba, sobre pretendidas bases científicas, de manera brutalmente negativa la realidad de nuestros pueblos tachados de primitivos, atrasados, negados a toda posible modernidad. Unos se lo atribuían a las razas, otros a la cultura hispánica o a otras causas por el estilo.
Herrera Luque con Los viajeros de Indias lleva al culmen estas ideas recurriendo a la herencia genética de nuestros pueblos, la cual transmitiría toda una serie de enfermedades psíquicas y entre ellas una "criminalidad morbosa" característica de nuestra gente. A pesar de Mijares y de algún otro, esta tradición no muere; se muestra viva permanentemente en autores actuales que, si bien ya no hablan de herencia, que no está de moda, hablan de "viveza", de rancho en la cabeza, de dependencia patológica del poder paternalista fundado todo ello sobre una inveterada estructura cultural.
Hasta en quienes proclaman la dignidad de nuestro pueblo la tradición negativa asoma su blanca oreja en expresiones como "barrio adentro" en la que el término "adentro", que en nuestra tradición aparece unido a espacios peligrosos como selva (selva adentro), llano, mar y otros, nos habla del barrio como un lugar silvestre, incivilizado, proceloso, para llegar al cual se requieren esfuerzos de aventura, sacrificio y heroísmo.
Sobre las ciencias sociales y sus cultores hay que decir que la persistencia de esa tradición se explica por la forma que tienen de elaborar el conocimiento de nuestro pueblo a partir y con base en grandes teorías que se consideran aceptadas como universalmente válidas sin tener en cuenta que han sido elaboradas en el mundo-de-vida de otras culturas y para ellas, aunque, por un incorregible modernocentrismo (última evolución del eurocentrismo), se pretenden válidas universalmente como descriptivas de la naturaleza misma de todos los hombres.
Hoy, sin embargo, está claro para la ciencia actual que no tienen validez esas macroteorías omniabarcantes, sino que se trata más bien de construir microteorías explicativas, no del mundo, sino de cada micromundo a partir de la investigación concretamente situada. Si partimos del psicoanálisis, por ejemplo, sea de Freud, sea de Melanie Klein, aun modificado, elaborado de partida sobre la experiencia de la familia europea de una determinada época, y judía para más señas, nuestra familia matricentrada no puede ser vista sino como patológica y así se pueden sacar terribles conclusiones sobre el venezolano tales como "subjetividad primitiva, regresiva... orientada hacia lo necrofílico", "tendencia destructiva y autodestructiva que se resuelve en una pulsión de muerte" y más. Esto explicaría la violencia actual en Venezuela como inevitable y estructuralmente incorporada al ser mismo del venezolano. Ninguna diferencia de fondo con Herrera Luque.
A la cualidad constitutiva de un acontecimiento humano no se llega desde fuera, desde un horizonte hermenéutico otro, sino desde dentro, desde su propio horizonte. Esto no sólo es lo científico, sino lo ético. Los otros no se desprecian, sirven para el diálogo y, por ende, el acuerdo o el disenso pero seguirlos como marco referencial es ficcionar el acontecimiento y describir una ficción. Lo demás, mal que pese, es violencia intelectual.
Las investigaciones desde dentro, esto es, convividas, que desde hace 30 años venimos desarrollando en el Centro de Investigaciones Populares, nos dicen otra cosa.

Fotografía: Tomada de la red.

Brevísima nota LB: Título inadecuado.

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