miércoles, 21 de marzo de 2012

PROCESO POLÍTICO DEL TRABAJO


De la habilitante laboral
Luis Barragán


Quisiéramos todos presumir la buena fe respecto a la nueva legislación laboral que se anuncia, pero las evidencias obligan a asumir una postura contraria. Comenzando por el desconocimiento del proyecto mismo que elabora la comisión presidencial que, por cierto, dudamos, sea el mismo que - finalmente – apruebe y promulgue Chávez Frías, dueño de los dados.

Consabido, valiéndose de la cobarde habilitación legislativa pedida y concedida, la materia escapa de la emergencia que una distante vez invocó y traicionó. Ahora, la posibilidad de imponer una distinta Ley Orgánica del Trabajo (o del Proceso Social del Trabajo, como se ha filtrado lo que parece será un mero ejercicio sociológico), dependerá de la coyuntura que intenta prever.

El instrumento estará muy lejos de expresar un largo proceso de conquistas laborales que demanda un diferente y preciso corolario normativo, como lo ensayarán desenfadadamente los laboratorios de propaganda y publicidad oficial. Bastará con citar aspectos como el de la libertad sindical y la contrastación colectiva, por no mencionar la deuda contraída de 18 mil millones de bolívares débiles con los trabajadores del sector público, añadida la ausencia de rendición de cuentas por lo que concierne al paro forzoso, la política habitacional y el fondo de pensiones, que nos ubica con exactitud en el extenso problemario del socialismo rentístico que está sideralmente apartado del hecho liberador del trabajo.

De modo que si alguna desembocadura tiene el presunto proyecto, es la de servir de herramienta perversa frente a los adversarios u opositores del gobierno, sumado lo que queda del proletariado que nunca lo ha acompañado. Siendo así, confeccionado en el rincón de una bóveda a la que no acceden los comisionados y muchísimo menos los clanes (para) sindicales del oficialismo, Chávez Frías sacará de la vieja chistera una pieza acorde a sus objetivos estratégicos de supervivencia en el poder: ora radical y dislocadora, ora tímida y chapucera, admitiendo los matices que resulten más convenientes para el desarrollo de la lucha de clases, solamente la concebida desde las terrazas privilegiadas de la dirección del Estado.

Matices que recogerá al grácil mastodonte del clientelismo sindical para facilitarle las banderas de una satisfacción simbólica y provisional, enarboladas en las no menos gráciles trincheras de la economía informal y de la adulteración de las cifras de desempleo que no cuestionan, resignadas. Adalides de la democracia participativa y protagónica, deberán esperar por las otras movilizaciones que pautan a los hastiados empleados públicos, propias de la división social del trabajo proselitista, para redondear la audiencia que necesita Chávez Frías a cada instante.

A lo sumo, siendo una constante del elevado pensamiento jurídico del régimen, el instrumento legal tendrá por característica tal carga de eufemismos y de enrevesada terminología que terminará confundiendo al mastodonte en medio de la cristalería. Temiendo por un estornudo catastrófico, la promesa del consejo de trabajadores brillará en el firmamento, aunque las terrazas de nuestra desconfianza y escepticismo no soporten el peso, como tampoco podrá hacerlo la grúa de un barril petrolero por encima de los cien dólares.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/03/de-la-habilitante-laboral/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=850785

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