domingo, 18 de marzo de 2012

¿QUÉ NO ES, SIÉNDOLO?


EL NACIONAL - Domingo 18 de Marzo de 2012 Opinión/9
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
"Desarrollo humano", ¿eso qué es?
RIGOBERTO LANZ


"Existe una última tendencia
fuerte que puede contribuir a
la disecación de la cultura:
la banalización cultural".

Georges Balandier: Modernidad y poder, p.238


El escenario: Barquisimeto (UCLA); el motivo: el quinto aniversario de la carrera en Desarrollo Humano; la ambiance : un auditorio repleto de jóvenes entusiastas que contagian con sus vibraciones. Durante dos días me dediqué a escuchar todo lo que allí acontecía: en las sesiones, en los pasillos, en los refrigerios, en las tertulias nocturnas (que nunca faltan). Hacía algunos años que no me reencontraba con tantos amigos. Era, pues, la ocasión para poner al día agendas pendientes, nuevos escenarios, otras caras. Antes de meterme de lleno en el evento, tuve la oportunidad de pasar un par de horas recorriendo la ciudad, sin ningún plan muy preciso, sólo observando libremente (claro está, sin desafiar el peligro: con un excelente aire acondicionado, escuchando estupenda música y con un auto superblindado).

Volvamos al auditorio: allí se congregaron un grupo de conferencistas entre quienes se encontraban amigos de lejanas travesías: Ángel Hernández, Marcel Antonorsi, Juan Luis Hernández, Leonardo Montilva, Reinaldo Rojas, Diego Mendoza. El animador principal de todo este tinglado: el amigo Mauricio Iranzo, a cuya reconocida perseverancia se debe en buena parte este experimento académico singular en Venezuela. Tras bastidores, con las ventajas de muchas horas de vuelo, el amigo Alexis Guerra colaborando en todo lo visible (y lo invisible). En medio del rebullicio, un novel plantel profesoral que camina al mismo paso de las innovaciones curriculares y la exigente formación intelectual que este novedoso programa está demandando.

Desarrollo Humano es el nombre con el que se identifica una experiencia académica que intenta abrirse paso por los intersticios de la "ingeniería social", de la "responsabilidad social" de la empresa, del tradicional trabajo social, de las intersecciones entre sociología, antropología y psicología.

No es una suma de partes sino una síntesis superior que se eleva más allá del horizonte de las viejas profesiones y de los convencionales mapas laborales. Un triple desafío sin duda: respecto a la universidad tradicional que es especialmente lenta para absorber estas innovaciones, respecto a los jóvenes que asumen los retos de un camino lleno de incertidumbres, respecto a los mercados profesionales emergentes que no saben muy bien a qué atenerse con la llegada de estas nuevas profesiones. Todo es confuso al comienzo. El camino más corto es apresurarse a dar definiciones de diccionario (esto tranquilizaría la curiosidad inicial que está en la recurrente pregunta: "¿Y eso qué es?").

Pero esta tentación de simplicidad debe ser desecha, a pesar de los dolores de cabeza de las oficinas de "recursos humanos" que se afanan en definir los "perfiles de cargos".

Las licenciadas y los licenciados en Desarrollo Humano son una suerte de especialistas en gestión social porque se han formado en el conocimiento de aquellos vectores (socio-culturales, psico-sociales, socio-económicos, socio-ambientales, políticos) que potencian u obstaculizan la realización plena de las personas en los ambientes más disímiles. Esos vectores están en la estructura curricular de la carrera y su discusión permanente es lo que permite esa formación singular. No se trata sólo de ponderar los manejos instrumentales de todos estos ámbitos, sino que es explícito el talante transdisciplinario y complejo que anima toda la concepción de este interesante programa académico.

Yo he insistido particularmente en la dimensión crítica que debe acompañar todo el recorrido curricular en el proceso de formación. Espíritu crítico éste que debe hacerse cargo de los retos que plantea la dramática situación de decadencia y resequedad en la que se encuentra la institución universitaria, tanto en su precariedad de soportes para el trabajo académico, como en su languidez intelectual. La burbuja del Desarrollo Humano en la UCLA nos indica que hay posibilidades, a condición de asumir integralmente la transformación del sistema mismo. No digo que sea fácil, pero es el camino.

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