viernes, 16 de marzo de 2012

PRIETO FIGUEROA


SOL DE MARGARITA, Porlamar, 16 de Marzo de 2012
Magisterio
Luis B. Prieto Figueroa: Maestro de maestros
Maestro significa “excelente o perfecto en su clase: Una obra maestra” y en los gremios medievales “maestro era quien alcanzaba la máxima categoría en un oficio”.
CELIS E. RODRÍGUEZ SERRANO

Mucho se ha dicho y escrito del “Maestro de América”. Sin embargo, hoy quiero referirme un poco al Prieto Maestro, a líder magisterial y defensor de los derechos de los educadores, de la educación, del niño y de la escuela, enseñas de lucha de su dilecta hija, la Federación Venezolana de Maestros (FVM), institución que este año celebra 80 años de lucha gremial.

El término Maestro proviene del latín “Magister”. Según la Real Academia Española, sus acepciones son: “persona que tiene por oficio enseñar, en especial el que se dedica a la enseñanza primaria; persona que instruye, alecciona o enseña a través de su obra; persona de gran sabiduría en su oficio”; además, Maestro significa “excelente o perfecto en su clase: Una obra maestra” y en los gremios medievales “maestro era quien alcanzaba la máxima categoría en un oficio”. Estas últimas acepciones fueron, pienso, las que inocularon en el niño Prieto el germen del arte de enseñar, estimulando e impulsando su espíritu de Educador.

Desde su nacimiento, Prieto estuvo influenciado por grandes y excelentes Maestros, tal vez perfectos en sus respectivos oficios. Su madre, Doña Josefina Figueroa, según las Profesoras Minelia de Ledezma y Nelly de Escalona, “era panadera y hacía el pan más blando y el de la miga más sabrosa que se amasaba en toda la isla de Margarita”. Es decir, Doña Josefina era una Verdadera Maestra en su oficio. Su padre, Don Loreto Prieto Higuerey, se desempeñó como un excelente joyero, cuya perfección en el oficio hizo que su hijo lo comparara con el Hefesto griego; “aquel señor del elemento ígneo que los romanos llamaban Vulcano, quien asistido por los Cíclopes trabajaba en sus talleres (los volcanes) los metales para forjar las joyas y las armas que utilizarían los reyes del Olimpo griego”.

Estos Maestros inspiraron al niño Prieto, quien se dedicó, no a amasar harina para hacer el pan más blando de Margarita, ni a trabajar metales para forjar joyas preciosas y armas, sino a amasar conocimiento y sabiduría para forjar en Margarita, y luego en toda Venezuela espíritus nobles, conciencias críticas, hombres y mujeres libres a través del único camino posible: La educación. Su ejemplo y su legado literario constituyen el mayor aporte al Magisterio venezolano. Se erigió como el Gran Maestro de maestros, emancipador del pueblo a través de la educación y formador de importantes generaciones de educadores que, al igual que él, vieron el ejercicio de la docencia como algo sublime, un verdadero apostolado. Educadores que, con la destreza del panadero, amasan la “harina” del saber para elaborar el pan del conocimiento, el cual sirve para alimentar el alma y el espíritu del pueblo, y que con la habilidad y creatividad del joyero, forjan el metal tosco que representa la niñez, para lograr el diamante fino que fungirá no como adorno, sino como el hombre útil, constructor y propulsor del desarrollo social de los pueblos.

Fotografía: Luis Beltrán Prieto Figueroa. El Nacional, Caracas, 04/04/48.

No hay comentarios:

Publicar un comentario