viernes, 16 de marzo de 2012

NIÑEZ DE PÓLVORA


EL NACIONAL - Viernes 16 de Marzo de 2012 Opinión/7
Los niños soldados
HÉCTOR FAÚNDEZ LEDESMA

El miércoles pasado, la Corte Penal Internacional ha emitido su primer fallo, y su primera condena, en el caso del congolés Thomas Lubanga, acusado de reclutar y utilizar a niños soldados en el conflicto armado de la República Democrática del Congo, entre los años 2002 y 2003. Lubanga, un "señor de la guerra", es el primer acusado y el primer detenido por la CPI. Con el fallo de la CPI se marca un hito histórico, por tratarse de la primera vez en que un tribunal penal internacional permanente dicta sentencia en un caso de graves crímenes internacionales. Además, la condena de Thomas Lubanga, indica el fin de la impunidad de graves crímenes internacionales.

Con este proceso, que es el primero que ha llevado adelante la CPI, se ha puesto de relieve la gravedad que la comunidad internacional atribuye al reclutamiento de niños soldados y a su utilización en conflictos armados. En los dos años y medio que duró el juicio, se escucharon los testimonios de sesenta testigos, incluidos los de nueve niños soldados, víctimas del terror y del miedo causado por esa experiencia. Durante el proceso, quedó demostrado que centenares de niños fueron reclutados a la fuerza por Thomas Lubanga, y que, a edades muy tempranas, fueron obligados a empuñar las armas y a cometer atrocidades que ni siquiera estaban en capacidad de comprender.

Es difícil cuantificar el daño causado en las vidas de esos niños, envenenados con consignas ideológicas, arrancados de sus familias, y utilizados para servir al brazo armado de un partido político, autodenominado Unión de Patriotas Congoleses; sin embargo, en los alegatos del fiscal ante la CPI, éste resaltó las secuelas psicológicas que el paso por la milicia dejó en esos niños, muchos de los cuales, para sobrevivir, han recurrido a las drogas y a la prostitución. Ese es el drama de las víctimas, y esa es la dimensión de su tragedia. Pero tampoco hay que perder de vista la perversidad de los supuestos "patriotas" que, desde la fachada de un partido político, organizan bandas armadas y se valen de niños para cometer sus fechorías.

En el contexto del conflicto armado de la República Democrática del Congo, el reclutamiento de niños, como integrantes del ala armada de un partido político, ha sido calificado como un crimen de guerra. En efecto, el artículo 8 del Estatuto de Roma sanciona expresamente el reclutar o alistar niños menores de 14 años de edad en las fuerzas armadas, o utilizarlos para participar activamente en las hostilidades; pero no cabe duda de que, incluso en ausencia de un conflicto armado, el reclutamiento de niños para ejecutar actos hostiles en contra de la población civil podría constituir un crimen de lesa humanidad, también de competencia de la Corte Penal Internacional.

Los niños a quienes, en vez de una escuela, se les ofrece un fusil, no son patrimonio exclusivo de la República Democrática del Congo. Hace sólo escasos días en Caracas un grupo de dirigentes políticos del PSUV se exhibió orgullosamente junto a un grupo de niños que cambiaron los libros por fusiles. Es de temer que ese sea también el destino de los llamados "niños de la patria", y que se les capte por la ideología del odio, para incorporarlos a la violencia política que azota a Venezuela. Pero, quienes reclutaron y armaron a esos niños, y quienes han permitido que ese hecho quede impune, son tan responsables como Thomas Lubanga y merecen ser castigados. Esta circunstancia, que no puede pasar desapercibida para el fiscal de la Corte Penal Internacional, pudiera conducir a que se abra una investigación sobre la situación de Venezuela y, eventualmente, que se acuse a los responsables de hechos tan graves como el de La Piedrita.

Fotografía: Noticiero Digital.

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