domingo, 11 de marzo de 2012

METARRELATORÍA


EL NACIONAL - Domingo 11 de Marzo de 2012 Opinión/9
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
En la era de los adioses
RIGOBERTO LANZ


"La izquierda subsiste...
porque habrá una afinidad...
entre esa izquierda ideológicamente
difunta y una sociedad políticamente indiferente,
entre una izquierda transparente y una sociedad
sin secretos, entre la resignación de esa izquierda
a todo objetivo histórico y la resignación de la
sociedad civil a toda voluntad política".

Jean Baudrillard: La gauche divine, p.117


El amigo Enzo Del Bufalo nos propone ahora una revisión histórica de la idea de "socialismo" recreando para ello pensamientos y escenarios que vienen de muy lejos. Con el sugerente título de Adiós al socialismo (Caracas, Edit. Bid & co., 2011), nos pasea por ese largo historial de debates y confrontaciones en las que la izquierda política ha intentado erigirse como opción frente a la sociedad capitalista.

Una clave interpretativa que atraviesa todo el texto (y que es tal vez un factor polémico del que no será fácil prescindir) es la atribución al término "socialismo" de una propiedad material que está en las prácticas sociales y no principalmente en el pensamiento. Es decir, será "socialismo" el propio metabolismo de la sociedad industrial, una suerte de secreción del mundo del trabajo y la producción. Esta lectura tiene más de un problema, desde luego.

Tal vez su tensión más aguda la apreciamos en la dificultad para dar cuenta del riquísimo debate en la izquierda mundial en el último medio siglo XX. Me parece que allí está uno de los mejores capítulos de la controversia socio-política del pensamiento socialista. Esta ausencia se entiende porque la mirada analítica se centra en las caracterizaciones de las prácticas materiales de los actores sociales en cada momento histórico. Lo que estoy planteando es que será muy difícil convenir sobre una idea de "socialismo" que no penetre las condiciones epistemológicas de visiones del mundo, miradas y mentalidades que tienen su propio dinamismo. Claro está, fuertemente articuladas a la dialéctica específica de los movimientos socio-económicos, pero en ningún caso derivables de las prácticas materiales.

Hay una construcción discursiva (un "régimen de enunciación", Foucault dixit) donde el metarrelato "socialista" funciona como representación, como ideología, como imaginario colectivo, como agenciamiento identitario, como programa político. El conjunto de presupuestos, teorías, conceptos y categorías, sistemas interpretativos y lecturas de la realidad, con las que la izquierda pensó la revolución (incluido el "socialismo") tienen una determinada racionalidad que debe ser penetrada con una mirada autónoma, deconstruida en su propio humus epistémico. De ese modo, la idea de "socialismo" remite a un constructo intelectual --una cierta narrativa-- que tiene sus propios contenidos teórico-ideológicos, a su vez disímiles por la diversidad de "socialismos" que se han cruzado, sobremanera, en la segunda mitad del siglo XX.

Es cosa bien diferente evaluar el fracaso del socialismo como agotamiento e implosión de una configuración ideológica singular (como el estalinismo, por ejemplo) que situarlo en el terreno de su depasamiento de cara al tipo de capitalismo donde nació. Alguien dirá que las dos cosas van juntas. Sí, pero no. Ciertos debates no se entenderían fuera de su contexto histórico. Las elaboraciones teórico-políticas están conectadas con los eventos de cada coyuntura. Los distintos "socialismos" conocidos son expresión de esos metabolismos. Ese no es el punto. La cuestión central es poder discernir sobre las construcciones teóricas que invocan el "socialismo" como referencia y se asumen explícitamente como alternativa anticapitalistas. ¿En qué consiste ese "socialismo"? ¿Cómo se articula a las tradiciones socialistas del pasado? ¿Cuál es la consistencia de una tal denominación en la coyuntura de hoy? ¿Cómo se vincula este "socialismo" con la crisis de paradigmas de la vieja izquierda y del pensamiento crítico? Adiós al socialismo evoca una imagen del mismo tipo del Adiós a la modernidad con la que hemos caracterizado insistentemente este cambio epocal por donde transitamos hoy, o el Adiós al proletariado con el que Gorz escandalizó en su tiempo. Moraleja: no es lo mismo decir adiós... que hasta luego.

2 comentarios:

  1. Buen día, Luis. Espero se encuentre bien.
    Le escribe Isabel Fernández porque realmente me gustó mucho su reseña de Adiós al Socialismo y, quisiera saber si me daría su autorización para publicarla, bajo su autoría, en una aplicación que funciona a través de la recomendación de libros.
    Por favor, escríbame a isabel.fernandez@educatablet.com

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