sábado, 31 de marzo de 2012

GÉNERO-SIDAD


EL NACIONAL - Sábado 31 de Marzo de 2012 Papel Literario/4
Manuel Felipe Sierra: todas las historias, la historia
¿Qué categorización darle a esos universos de dos o tres cuartillas de Manuel Felipe Sierra?
ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA

Lo bueno, si breve, dos veces bueno" escribió Baltazar Gracián, maestro de brevedades. Lohe recordado al sumergirme en ese sorprendente calidoscopio del que hace maestría Manuel Felipe Sierra. Que me hiciera recordar, asimismo, la maravillosa alegoría del Aleph, ese especular artificio inventado por Jorge Luis Borges por el que desfilan en una sucesión vertiginosa todos los hechos y figuras, batallas, conmociones, descubrimientos y hazañas de los hombres desde el comienzo de los tiempos.

¿Qué categorización darle a esos universos de dos o tres cuartillas con que Manuel Felipe Sierra se adentra en la vida y milagros de personajes y hechos de nuestra contemporaneidad? Cada uno de esos breves capítulos deja entrever la aventura de una novela y cumple a cabalidad con el arte de la brevedad que dignifica al cuento. Todos con unos comienzos narrativos arrolladores, precisos, breves como un suspiro pero filosos como una puñalada.

Para describir una parábola que culmina con la puntilla: un final perfecto, como en un gran cuento. "Largo el nombre y largo el apellido: José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila Bonilla" comienza su ajustado y diáfano perfil del grande colombiano.

Página y media después destila su verdad como una maldición que cae del cielo: "Allí, en el panteón masónico que guarda sus restos se lee: Vargas Vila". Eso fue todo.

He disfrutado Las fábulas de carne y huesos de Manuel Felipe. Arrastrando tras cada uno de los mini capítulos de esa gran novela del mundo el desgano de no poder continuar por la senda entreabierta.

Una perspectiva infinita de una imaginaria línea de fuga de la que se nos entrega en anticipo la esencia, como en una alquimia de saberes. Son novelas de novelas condensadas para la lectura cómplice, vertiginosa como su misma escritura pero profunda por el espíritu de ilustración, de veracidad, de enseñanzas que encierran. Dotadas, además, de un conocimiento de las fuentes tan enciclopédico, tan acucioso y tan vívido que vuelven a recordarnos la inmensa credibilidad deque disfruta el autor. Sin duda, una de las cumbres del periodismo venezolano.

Desfilan por el calidoscopio de Manuel Felipe Sierra los personajes más emblemáticos de nuestro siglo XX y de esta parte de siglo que aún se despereza. Una conmovedora semblanza de Salvador Allende, el tribuno; José Domingo Perón al desnudo; Chapita Trujillo, el tirano de los hermosos asesinatos que no sobreviviera al mejor de todos ellos, el suyo. El Gabo, Vargas Llosa, los Castro, Rómulo, Batista, Somoza, Carlos Andrés, nuestro inefable tirano de dolores y quebrantos que nos devolviera al siglo XIX en gloria y majestad, y muchísimas otras primeras figuras, junto con el universo de sus paniaguados, sus secretarios, los tinterillos de la modernidad.

Nada parece escapar de la curiosidad y el escalpelo de este gran narrador. Panorámica de sucesos, de hechos, de acontecimientos que escapan de toda superficialidad, esa maldición persecutoria que a veces nos abruma en tratados de miles de página convertidos en best sellers precisamente por su incapacidad de destilar alguna esencia. Va Manuel Felipe al grano desde la primera línea.

Urgido por las nuevas normas de estilo impuestas por la tecnología de la comunicación instantánea. Esa que escribe la historia en 140 caracteres.

Un gran libro de un gran periodista.


Chapeau!

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