domingo, 18 de marzo de 2012

INTERPELACIÓN


EL NACIONAL - Sábado 17 de Marzo de 2012 Papel Literario/4
Los rostros de la dignidad
LUIS A. HERRERA ORELLANA

Hablar de valores en cualquier sociedad es algo bien visto.

Nadie diría en público que es inútil hacerlo, a riesgo de quedar como cínico o inmoral. Pero lo que distingue a discursos, clases o charlas en las que se habla de valores (el conjunto de sentimientos, principios o conductas que se reconocen correctos y aceptables desde un juicio moral) es la superficialidad, cuando no la más repudiable hipocresía.

Quizá ello se explique porque no es posible asumir valores como el respeto por la dignidad humana, la justicia y la verdad desde la ignorancia y la indiferencia morales.

Y es que no se puede asumir como propio un valor sin conocer, directa o indirectamente, lo que produce su negación. En fin, no se puede orientar la propia conducta conforme a valores, sin conocer (vía ficción o historia) el dolor de quienes han sufrido en su persona o en la de un familiar, por ejemplo, la negación de la dignidad humana, de la justicia (como ausencia de impunidad) y el conocimiento de la verdad.

Es sobre valores, sobre el horror que supone su desconocimiento y sobre la potencia que genera en los seres humanos el vivirlos y practicarlos, que trata Rostros y voces de la impunidad, editado por Cofavic y Alboan.

Este libro, escrito por mujeres, es de lectura obligada para quienes en Venezuela ignoran o son indiferentes ante la tragedia de miles de víctimas de la criminalidad y de violaciones a los derechos humanos, pero aspiran vivir en un país "con valores". A la vez, es un texto clave para nuestra educación moral, porque muestra lo vital que es el compromiso con la dignidad humana y la lucha contra la impunidad no desde recetas axiológicas o legalismos, sino a partir de los testimonios de las víctimas (en su mayoría habitantes de los sectores más humildes del país) y de los análisis de expertas en el dolor padecido por aquéllas desde el miedo, la indiferencia social y la vulnerabilidad.

Como lo afirma Aliana González "los relatos de este libro nos devuelven en palabras lo que nadie quiere ver, oír ni creer". Reconocer que se vive en una sociedad sin valores e indiferente a ello, claro está, no es grato. Por ello dice Maye Primera "la sociedad se niega a escucharlas porque intuye que la historia será oscura, amarga y desagradable". Pero al no escucharlas se niegan a hallar en la vida de estas mujeres "otros valores como capacidad de lucha, tenacidad, creatividad para sortear las dificultades, solidaridad y espíritu de equipo, valentía y fortaleza, pero sobre todo el deseo de que no se repitan las injusticias, la exigencia de que otros --que bien podríamos ser nosotros-- no caigan víctimas de la misma ignominia".

No es casual que sean mujeres las autoras de la obra: "siempre son mujeres: las que insisten, las que esperan. En Venezuela, en más del 80% de los casos, suelen ser las madres, las hermanas, las hijas, las abuelas, quienes se empeñan en que se haga justicia por el asesinato, por la desaparición o por la tortura de sus familiares; crímenes en los que, se sospecha, han participado funcionarios de los organismos de seguridad del Estado y que la impunidad perpetúa y multiplica".

Rostros y voces de la impunidad está compuesto por 15 testimonios de madres, hermanas, hijas y esposas acerca de crímenes comunes y violaciones de derechos humanos que siguen impunes: Hilda Páez, Inocenta Marín, Eloisa Barrios, Alejandra Iriarte, Olga Laya de Nieto, Lianni Bordones, Carmen Fernández, Yelitze Moreno, Lesvia Carmona, Elsy de Álvarez, Esilda Ramírez, Ninoska Pifano, Yajaira Forero, Luisa Viloria y Wilmar Hernández nos relatan sus tragedias y cómo han conseguido que se sepa la verdad de lo ocurrido (se criminaliza a las víctimas en la mayoría de los casos) y no prevalezca la impunidad.

El libro también presenta el análisis de expertas en víctimas de la violencia y de violaciones a derechos humanos: Fabiola Lalinde da testimonio sobre la ejecución de su hijo por militares del Estado colombiano y la lucha contra la impunidad que como defensora de derechos humanos lleva desde hace 25 años; Magally Huggins habla sobre las víctimas secundarias de los asesinatos y ejecuciones por parte de funcionarios del Estado, el dolor y los efectos sobre los familiares, especialmente en las mujeres; Aliana González invita a mirarnos y reconocernos en el dolor, valentía y tenacidad de las mujeres que dan su testimonio; Luz M. Monzón destaca cómo la acción firme de las víctimas, y en especial de sus familiares (mujeres en especial, a causa del nexo sentimental con aquéllas), son el obstáculo mayor para que se consolide la impunidad por falta de apoyo institucional y social; y finalmente, Magaly Vásquez informa sobre la impunidad en Venezuela, y sobre cómo las ONGs de derechos humanos y el Sistema Interamericano son, ante la fallida justicia nacional, la esperanza de justicia para las víctimas.

Ante la impunidad y pérdida de sentido moral que campean, Rostros y voces de la impunidad nos presenta los rostros y las voces de la dignidad.

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