sábado, 31 de marzo de 2012
EL FONDO ESTÁ EN LA SUPERFICIE
EL NACIONAL - Sábado 31 de Marzo de 2012 Papel Literario/2
Pantallópolis
Arqueología del presente
AYMARA ARREAZA R.
Fijarse en las transformaciones y los usos que han tenido las pantallas es detenerse frente a nuestra cotidianidad. Hoy, en lugar de tratar con el diablo para proyectar inteligencia y un saber estar en el presente, debemos hacer un pacto con las pantallas. Esos dispositivos que muestran vidas: tanto de personas como de productos, o de estrellas, políticos, deportistas, están en constante producción de significados. Pero no sólo para generar sentido sobre lo que vemos, sino también para moldear sensibilidades, atrapar espectadores incautos, vender modos de vida, posicionar tendencias, organizar revueltas, entre tantos otros temas que, a ratos, se esfuman, pero que calan en nuestro imaginario.
Pantallas de teléfonos inteligentes, televisión, computadoras, tabletas... Estamos invadidos por ellas. Ocupan los espacios en los que nos movemos y gestionan las formas en las que nos acercamos a la realidad. Puede parecer una obviedad ocuparse de la presencia de estos dispositivos en nuestra vida, pero es precisamente ese simulacro el que me atrae. Y por eso me interesa el modo como la exposición Pantalla Global exhibe la evolución de las pantallas, las apropiaciones que de ellas se han hecho a lo largo de la historia.
Este despliegue de proyecciones tiene lugar en las salas del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (España) hasta el 28 de mayo, y también en la página Web que acoge la exposición virtual: http://pantallaglobal.cccb.org La propuesta es un llamado urgente a la revisión de la cultura de las pantallas, analizada en el libro homónimo de Gilles Lipovetsky y Jean Serroy, comisarios de la muestra junto con Andrés Hispano. Pero, a diferencia del ensayo del que parte este proyecto, uno de los grandes aportes de esta exposición es que invita a los espectadoresactores a ser copartícipes de la creación de los contenidos.
El marco expositivo está compuesto por dos ejes, dos caras de la misma moneda: una, la que crean los curadores con la selección de los archivos reunidos en las secciones de la muestra, y otra, fruto de las contribuciones del público, de los seguidores del tema planteado. Las pantallas se alimentan del material que se sube a la red haciendo de la exposición algo vivo y mutante. Se delinea un espacio de acción denominado "contracampo", en el que precisamente se actualizan y complementan los ángulos desde los que puede ser visto una escena. En la exhibición se pueden ver varios trabajos de venezolanos que han respondido a la invitación de intervenir como creadores y han subido los vídeos de su propia autoría.
Contracampo La primera vez que me acerqué a la exposición pensé que, en efecto, trataba sobre pantallas. Están allí, se multiplican en la sala que se convierte en un corredor infinito de proyecciones y espejos. Pero después de un rato comprendí que la apariencia no es el tema de este documento expositivo, sino la imagen global, el mundo de la imagen, la retórica del exceso. Y en la pantalla que lleva ese nombre sitúo el epicentro.
Ya no importa el relato ni la búsqueda de sentidos, sino la profusión de imágenes. Curiosamente otra referencia de Venezuela se aprecia en la muestra. En la pantalla dedicada a la política aparece el presidente Hugo Chávez en uno de sus tantos Aló Presidente. En ese apartado el argumento es el siguiente: el uso de las pantallas como herramientas al servicio del ejercicio de poder, para el adoctrinamiento ideológico. En el caso del político citado pareciera que se une todo: seducción, alardeo de la vida privada, adoctrinamiento, guión abierto a la demanda del público.
Tres tiempos: cine, televisión y pantalla múltiple Internet El paradigma visual se impone y el laboratorio que acoge el CCCB hace arqueología del presente para un público muy amplio que podrá reconstruir su propia historia alrededor de las pantallas y la sobresaturación de las mismas. Quizá ahora más que nunca haya que preguntarse cómo éstas nos condicionan y filtran nuestras interacciones con el mundo cada vez más mediado por los iPads y iPhones, los lentes 3D, las ecografías, hasta las cámaras multiplicadas en los rincones públicos e íntimos. ¿Cómo entrar en las pantallas? ¿Cómo salir de ellas? ¿Cómo representarse, cómo gestionarse en esa proyección? ¿Cómo se concilian el afueraadentro de la pantalla? La exposición es el reflejo del mundo en el que vivimos, que ha devenido en lo que llamo "pantallópolis", crea un espacio donde transitan las imágenes del presente. Y me parece que si en Venezuela atendiéramos a los flujos de nuestras pantallas, aprenderíamos tantas cosas.
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