martes, 13 de marzo de 2012

"CRÓNICAS"


EL NACIONAL - Lunes 12 de Marzo de 2012 Opinión/8
Libros: Manuel Felipe Sierra
NELSON RIVERA

Lo primero: voy a quitarme de encima la calificación que el propio Manuel Felipe Sierra le ha dado a los sesenta textos que conforman Fábulas de carne y huesos (publicado por FB Libros, Caracas, 2011), porque se trata de una apelación que apenas calza con un libro que desborda sus breves maravillas por todas sus esquinas.

Las ha llamado "crónicas" (así se las califica en el texto de la solapa), quizás porque Manuel Felipe Sierra (un caballero venezolano de verbo, modales y andar decimonónico) sabe que hay una dificultad real para nombrarlas: se ubican en ese punto donde el reportero, el ensayista, el testigo, el memorista, el conversador, el analista, el prosista, el venezolano preocupado y el hombre generoso se funden en uno y se vuelcan en textos delineados, trazados con pulso impecable.

Hay algo que está en el cuño, en la entidad de estos sesenta textos que es menester poner de bulto: que su vocación esencial no es, como aparenta, volver a unos episodios de la historia venezolana y latinoamericana (a los que en efecto, vuelve), o construir el perfil de algunos personajes públicos de Venezuela o del mundo (que, en efecto, construye), sino que su asunto es el tiempo: el paso del tiempo, no como el advenimiento de lo irremediable, sino como la condición necesaria para "pensar bien".

Lo que hay de común en estos textos breves es su sosegado modo de tomar posición sobre los hombres y mujeres que trae a cuento y sobre los hechos que han protagonizado. Manuel Felipe articula un mirador que parte del principio de no enjuiciar.

Su pensamiento, su arte narrativa, consiste en regresar a ciertos momentos de la historia, pero ya convertidos (o reconvertidos) en materia del tiempo. En hechos que pueden examinarse (narrarse) porque, aún vigentes, algo de ellos ha quedado atrás. Manuel Felipe los despoja de sus asperezas. Esta es la paradoja: que el paso del tiempo no los oscurece, ni los enturbia. En la visión de Manuel Felipe, el paso del tiempo aclara, hace nítido, revela.

Delgado Chalbaud, Fidel Castro, Raúl Baduel, Mugabe, Posada Carriles, Vargas Llosa, Salvador Allende, Anastasio Somoza, Carlos Andrés Pérez, Juan Domingo Perón, Vargas Vila, Ilich Ramírez, Jean Claude Duvalier y otros: todas figuras de la controversia, todos protagonistas de unos debates que no han concluido. Ante cada uno Manuel Felipe ejercita su método: una prosa que no admite imprecisión alguna. El uso dosificado de anécdotas que arrojan luz suficiente sobre la escena. Y, sobre todo, una actitud que consiste en alejarse del escándalo, en saltar por encima del bullicio, en abrir un compás de espera. ¿Acaso un nostálgico? Diré que sí, pero bajo esta premisa: que la nostalgia en Manuel Felipe Sierra es la fuente de su decantada lucidez.

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