domingo, 11 de marzo de 2012
IMÁGENES
EL NACIONAL - Sábado 10 de Marzo de 2012 Papel Literario/3
Ese luminoso amarillo de Mempo Giardinelli
JOSÉ ANTONIO PARRA
Para expresarlo con claridad habría que decir que la prosa de Mempo Giardinelli aborda esencialmente los tópicos del erotismo, el género negro, la denuncia social y una suerte de neosurrealismo planteado desde un clima de gran profundidad estética.
Quizá lo más llamativo de su libro Luminoso amarillo y otros cuentos sea eso último. El plano psicológico, casi cinematográfico, proyecta una sucesión de imágenes en las que el adentro y el afuera forman una unicidad.
Y es que el discurso de este autor está generado a partir de un lenguaje sencillo y suficientemente amplio. Posiblemente su ejercicio del periodismo y el hecho de que tenga participación permanente en publicaciones internacionales sea una de las razones de semejante alcance. El creador, de hecho, ha sido traducido a veinte idiomas; amén de haber recibido numerosos premios, como el Rómulo Gallegos en 1993.
Este narrador forma parte de la generación de escritores que irrumpió luego de las dictaduras militares que se dieron en Argentina entre 1976 y 1983. En efecto, él mismo es un puente entre el denominado posboom y la literatura de poscrisis, así como de las últimas tendencias. La caracterización de sus cuentos, a la manera de relatos cortos, es un denominador común con los nuevos géneros, incluso los derivados de la Internet.
Ya desde la década de los cuarenta había aparecido en Argentina una vanguardia estelarizada por Borges; quien significaría una impronta en las perspectivas del prosista al que nos referimos en este texto. No obstante, en los cincuenta comenzó a gestarse la semilla del boom protagonizado por Julio Cortázar, entre otros. La literatura se volvió comprometida y el cosmopolitismo, al igual que la experimentación, fueron marca cardinal. Los años setenta representaron una singularidad en la que la hibridez de géneros fue el signo sobresaliente.
Pero las dictaduras echaron muchas vidas al traste y se dio una suerte de literatura de exilio. De hecho, Giardinelli vivió desterrado en México.
En Luminoso amarillo y otros cuentos coexisten líneas temáticas. Aparte del obvio carácter de denuncia social, centrada en la demoledora crítica a los patrones establecidos por una sociedad "rígida" y por el militarismo, el escritor no hace concesiones con el absurdo y peligroso "nuevorriquismo".
Sobre todo si se observa la posición que en esos esquemas tiene el intelectual, en tanto antagonista del poder político y económico. Cuentos del estilo de "Jeanie Millar" evidencian lo profundamente nocivo de los discursos racistas en el ámbito contemporáneo. Todo ello incluso en detrimento de la constelación de la feminidad de la propia protagonista.
El erotismo al que me he referido al principio es el sello fundamental de estos cuentos.
El autor se explaya con un lenguaje que va desde lo más sutil a la mayor franqueza. Así ocurre con "Sentimental Journey", "La memoria en el agua" y "La noche del tren". La tonalidad de éste último es sumamente intensa y se traza la erótica incestuosa desde un gran candor. La figura femenina es vista desde la voluptuosidad de los senos del personaje principal. La locación de una escena amorosa entre una tía y su sobrino se da en el curso de un insólito viaje en tren durante la noche de navidad. La hibridez; no obstante, está más presente en "Sentimental Journey", donde nuevamente aparece el espacio del tren con su obvia alusión al viaje y a la vivencia. De la misma manera hay focalización en los senos de la viajera.
En este caso la aproximación a planos de corte introspectivos y de lo onírico toma lugar en medio de la tensión sensual entre dos viajantes que se desean y sólo consuman su atracción en el contexto imaginario.
De algún modo la pieza evoca a Dafnis y Cloe cuando se deseaban, sin que el otro lo supiera, en el templo de Artemis.
La dimensión del surrealismo acontece en ese exquisito grado de confluencia entre lo psicológico y el ensueño.
El soñador es soñado y el hilo narrativo se da de forma vertiginosa y frenética. El perfil de los personajes acaece desde el escepticismo y la soledad.
Claro está que la fórmula del demiurgo prevé un toque de humor. Se inaugura un nuevo sentido para el género negro donde lo desfachatado y la reflexión ocurren en una suerte de ritmo in crescendo. Es muestra de eso "El paseo de Andrés López", la historia de un médico secuestrado por una banda de delincuentes que le exigían atención personalizada a punta de pistola.
El encadenamiento de imágenes, a la manera del guión cinematográfico, al igual que la ampliación de encuadres veloces que van desde el "gran angular" al "fish eye" dan idea de una calidez estereoscópica.
Ello aparte de los tópicos predominantes y en tanto complemento de la arquitectura de los relatos.
Hay que decir que en esta pieza se conjugan una serie de elementos de gran interés para un público extenso donde la erudición no excluye lo masivo. Esta obra es signo inequívoco del posmodernismo, así como eslabón esencial de una vasta tradición. Ésa es la marca e identidad propia de una latinoamericanidad abierta a lo cosmopolita; donde la estética, lo político-social y una mordaz crítica son parte primordial de nuestro entorno contemporáneo.
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