lunes, 6 de diciembre de 2010

eran también damnificados


San Mateo, 3: 1 – 12

Interactuando con la feligresía, en su homilía de hoy el Padre Numa Molina (SJ) señaló que, en la primera lectura ( Is, 11: 1-10), Isaías versa sobre el Mesías que proyecta hacia el futuro y espera el pueblo, Un sueño, una utopía en torno a la sociedad en armonía que incluye una invocación poética (escondrijo de la serpiente). Ahí está la trampa de nuestra fe, pues no se juzgará por las apariencias, los grandes títulos o dignidades: ¿cómo lo hará Jesús, hoy?, lo que nos permite afirmar que lo hará a través de nosotros, porque tenemos que hacer las veces de Jesús, siendo cristianos. Significa actuar, ayudar.

Juan el Bautista tomó una opción de pobreza radical. El mensaje central del Evangelio consiste en que la fe sin obras, está muerta. Arrepentirnos a través de las obras que hacemos, experimentando un cambio de vida. Y evitando incurrir en la fe ilusionista, llena de puros ritos, en dirección al quererse, acogerse y aceptarse unos y otros (Rom, 15:4-9).

Hagamos que el rostro del Jesús del Pesebre, sea hoy para nosotros el de los damnificados por las lluvias. Llegó el momento de la praxis. Hacernos ver mediante las obras. José, María y José eran unos damnificados, y ayer como hoy, si nos tocaran la puerta de la casa, con el rostro de pobreza, igual muchos le cerrarían las puertas como ocurrió en el pasado, amenos que vengan con la identificación de quienes son, y de esa manera hasta los medios de comunicación estarían avisados y a toda voz gritaríamos que se hospedaron en nuestra casa.

Dejar el egoísmo y hacer de estas semanas de adviento, la verdadera transformación.

(Apunte de MFSG)

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