San Lucas, 18: 1-8
En su reciente homilía, la del domingo 17 de los corrientes, el Padre Alvaro Lacasta (SJ) subraya la lectura de Pablo (2Tim, 3: 14-4, 2): antes que nada, escuchar a Dios. Orar es persistir, no desmayar, levantar las manos (como Ex, 17:8-13). No se trata de asistir a la Misa y cumplir. A todo lo que se le pone precio no tiene ningún valor.
No se trata de la oración-mágica, con la idea de manipular a Dios. El quiere lo mejor para nosotros, para nuestra salvación. La oración cobra mucho sentido en medio de la crisis y desconsuelo. La oración verdadera debe sostenerse, como se refirió en la primera lectura. Orar sin cansarse nunca.
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