martes, 26 de octubre de 2010
de la conflictividad temida y solapada
De una breve gira por la indiferencia
Luis Barragán
Entrando a la sede administrativa de la Asamblea Nacional, Caracas, José María Korta, jesuita de ochenta años de edad, escenificó una huelga de hambre pidiendo la liberación del cacique de los yukpa Sabino Romero, bajo prisión por un presunto delito de homicidio. Levantada por la promesa vicepresidencial de prestar una mayor atención al caso, demandan un procesamiento acorde a la tradición de la etnia, alegando consignas contra la criminalización de las luchas sociales.
Visitamos brevemente la escena de la huelga, aunque directamente no tenemos relación alguna con el sacerdote, mientras el cumplía un largo e injustificado periplo – además, atómico – en el otro lado del mundo, indiferente a los dramas que en este lado se viven. En varias ocasiones atestiguamos la protesta en la sede del TSJ, pero la desatención los llevó a una medida extrema.
No deseamos apuntar a la noción de pueblos originarios ni subrayar el contraste con el derecho sustancial y procesal que se ha universalizado, sino – apenas – consignar tres rápidas observaciones. El testimonio huelgario obliga, aunque pase como una noticia más.
En efecto, por una parte, la obvia contradicción de un régimen que ha hecho demagogia hasta el hartazgo con la indigenidad. De nuevo, hay una violación de la Carta de 1999, sin que la correspondiente representación parlamentaria saliente o entrante se haga sentir, frente al genuino acto de solidaridad de un sacerdote católico en la ciudad capital que nos permite sospechar de otros y distantes eventos de protesta que no entran en el circuito noticioso nacional.
Por otra, la más importante, la indiferencia generalizada con el suceso, pues, aunque la huelga fue celebrada en un lugar tan estratégico de Caracas, la rutina fue cumplida rigurosamente por los transeúntes o diligenciantes del centro citadino, incluyendo a los diputados en ejercicio. Hay una peligrosa normalización de la protesta extrema, la que compromete la vida misma, como si tratásemos de problemas ajenos y que jamás nos darán alcance.
Finalmente, normalización que puede llegar y llega a la banalización. He acá una característica fundamental del régimen que emerge como el único capaz de versionar la realidad, generando una noticia que aplasta a otra, en una sucesión que provoca hastío o indiferencia.
De la breve visita que hicimos, nos alarmó el hábito de una conflictividad que se esquiva, avade, solapa. Y, ojalá, sea cumplida la promesa vicepresidencial de atención.
Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/6161-de-una-breve-gira-por-la-indiferencia
Ilustración: tomada de un envío anterior que hice al medio digital, ¿Eneko? (Economía Hoy, Caracas).
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