martes, 12 de octubre de 2010

literalejo (I)


EL NACIONAL, Caracas, 8 de Mayo de 1998
CUENTA DE LIBROS
Carpentier y la literatura (I)
ALEXIS MARQUEZ RODRIGUEZ

El 1° de junio de 1951 Alejo Carpentier inició en El Nacional, en el cual escribía desde su llegada a Caracas, en agosto de 1945, la publicación de su columna "Letra y solfa". Se concibió como una columna diaria, pero de hecho no tuvo una perfecta continuidad y dejó de salir muchas veces, en algunos casos porque Carpentier andaba de viaje, en otros por diversas razones. A veces dejaba de salir varios días seguidos.

Alejo escribía sus columnas en el propio periódico. Muchas veces lo vimos hacerlo. A mediodía salía de su oficina en la Publicidad ARS, situada en la hoy avenida Urdaneta, en la esquina de Urapal. Cada día se detenía unos minutos en la desaparecida librería Pensamiento Vivo, en el pasaje subterráneo del Centro Simón Bolívar, entre Mercaderes y Municipal. Saludaba a los que allí solían reunirse -Pepe Nucete Sardi, Raúl Carrasquel y Valverde, Juan Liscano, Pedro Francisco Lizardo, Antonio Márquez Salas, Eddie Morales Crespo, Benito Raúl Losada, Vicente Gerbasi, Víctor Mazzei González y muchos otros, además de José Rivas Rivas, copropietario de la librería y uno de los que la atendían, junto con Néstor Tablante y Garrido-. Luego seguía hacia el periódico, saludaba a todo el mundo, tertuliaba unos minutos en el despacho de Miguel Otero Silva, siempre concurrido, y tomaba la primera máquina que encontrase desocupada, generalmente en la oficina de José Ratto Ciarlo y Carlos Dorante, jefe y reportero, respectivamente, de la llamada Página de Arte, y escribía su artículo sin una sola nota en la mano, nada más que el recurso de su prodigiosa memoria.

La columna se hizo famosa muy pronto. Los lectores acudíamos a ella como una preciosa fuente de información y orientación. Aunque el nombre sugería que allí se hablaba de literatura y de música, pronto sus temas desbordaron hacia otros ámbitos, hasta abarcar toda la cultura: literatura, música, historia, ballet, pintura, escultura, arquitectura, teatro, ópera, antropología, sociología, cine, medios de comunicación, religión, costumbres, educación, etc. No había parcela del saber humano que allí no tuviese cabida. Carpentier, lector empedernido, hacía gala de una erudición asombrosa, no sólo por lo vasta, también porque no era pesada ni farragosa, como suele serlo en otras personas, sino más bien liviana y atractiva.

Desde hace tres o cuatro años, la Fundación Alejo Carpentier, de La Habana, que preside Lilia Carpentier, ha venido publicando los artículos de "Letra y solfa", reunidos en preciosos tomos por secciones temáticas. Acaban de aparecer los volúmenes 6 y 7, los cuales comentaremos la próxima semana.

2 comentarios:

  1. Creo no haber visto una portada acertada de la novela, aunque la que nos ocupa podría acercarse solamente por esa ironía carpentieriana que apuntaba a una embarcación que llevaba la libertad, a la vez que la guillotina en cubierta....

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  2. Sabemos que un autor es favorito o uno de los favoritos, no sólo al agotar toda su obra, sino releerla constantemente y hallar otras dimensiones o aspectos que antes pasaron inadvertidos. O dejarse atraer por un título antes subestimado. Sin embargo, ese favoritismo también inadvertido se siente cuando acumulamos títulos de la crítica sobre el autor. Es lo que nos ha pasado con Carpentier, desde que los descubrimos a finales o de los '80 o principios de los '90, en una de esas fiebres que extrañamos por un narrador. La mayor parte de los pocos libros que me quedan de Carpentier, tienen por origen el remate de libros del puente de las Fuerzas Armadas, Caracas. Tratamos de un autor y de unos autores tan asiduos en las vitrinas de diez o doce años atrás y que, por mucho acuerdo aeroespacial e indumentario con Cuba, está y sigue ausente en los tiempos que corren, salvo las excepciones del caso (y, paradójicamente, gracias a las librerías del sector privado)...

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