martes, 12 de octubre de 2010
¿el yo-yo se juega con la mano izquierda, derecha u otras extremidades?
EL NACIONAL - Martes 12 de Octubre de 2010 Opinión/7
A Tres Tres Manos Manos
Miradas múltiples para el diálogo Miradas múltiples para el diálogo
De derecha e izquierda
El filósofo francés André C. Sponville le preguntó, siendo niño, a su padre qué era lo de derechas e izquierdas
CAMILO PERDOMO*
El título asoma la idea de una convivencia sin problemas entre esas dos palabras, pero como ni las palabras son neutras (R. Lanz) ni "el idioma nunca es inocente" (R. Foster) entonces toca jugar con esas palabras. La tradición desde aulas o textos universitarios, predefine a un intelectual de izquierda forrado en sentidos humanitarios, conocedor del bien y dispuesto a darlo todo por los desarrapados y excluidos de la sociedad. Por oposición y sentido diferente, el de derecha es portador de prácticas y conductas que se aprovechan y hunden al excluido. El filósofo francés André C. Sponville le preguntó, siendo niño, a su padre qué era lo de derechas e izquierdas y obtuvo esta respuesta: "Ser de derechas es desear la grandeza de Francia.
Ser de izquierdas es desear la felicidad de los franceses". Allí se despliegan dos sentidos: grandeza y felicidad, en ellos conviven deseos que si los miramos de cerca (Marx) no tienen por qué ser excluidos o colocados en un único lugar definitorio.
Hablando desde Venezuela, cuya característica económica básica es contribuir con la lógica del mercado capitalista como productor de petróleo, la grandeza está asociada con una memoria histórica centrada en el ideal bolivariano, pero en relación con la felicidad el sentido es complejo leerlo en la eficiencia de las políticas públicas. Por tradición epistemológica, la derecha es anticomunista y la izquierda es lo contrario.
Intentando lo que el amigo Rigoberto le sugiere a Emeterio Gómez de desbrozar el camino, es válido preguntar: ¿fue desde la derecha política el lugar donde grandeza y felicidad entraron en contradicción de sentidos? Si la respuesta es afirmativa, ¿cuál es la alternativa que por tradición presenta la izquierda con esos términos, dentro de la lógica del capital de un país petrolero? Si situamos el proyecto político bolivariano denominado chavismo como espacio de izquierda, es válido preguntar: ¿qué predomina hoy entre grandeza internacional y felicidad al interior de la sociedad? De la respuesta pasamos a estas otras: ¿están bloqueadas las palabras izquierda y derecha en un país petrolero como Venezuela, donde la ética utilitarista tiene amplio dominio?, y ¿es más genuino y transparente defendiendo a los sectores populares el intelectual de izquierda que el de derecha? El debate queda abierto y un punto de referencia en el aludido desbrozamiento es obligado: "La modernidad política entró en crisis de fundamentos", idea explicada por el amigo Rigoberto en sus textos sobre la posmodernidad. Admitida esa crisis que condujo a la posmodernidad donde cualquier cruce político entra con su ética del "todo vale", entonces hay cruces entre autopromocionarse de izquierda y actuar como la derecha o, y quizás sin sentido, promocionarse desde la derecha cuando siempre se sirvió de las categorías de la izquierda.
Como puede verse, cualquier híbrido teórico puede aparecer, pero aquello de grandeza y felicidad sigue en suspenso mientras haya exclusión, miseria y desigualdad social. De poco vale, al reinventar el presente, situarse en esos polos si se ignora la crisis de la modernidad, de la opacidad de su razón y del vaciamiento de su ética cargada de moralismos opuestos a la vida feliz, como la leyó Nietzsche.
Como no puedo ir terminando estas palabras sin responder sobre el nombrado bloqueo, mi respuesta es invitar al desbloqueo por vía del debate argumentado, pues de alguna u otra forma hay que responder a esta otra: ¿y quién se encargará de la felicidad al interior de Venezuela y en ella de los excluidos? Como eso no es exclusivo de un sector social, no queda sino el diálogo y el debate donde posiblemente unos estaremos en un sector y otros en el otro.
Pero la clave sigue siendo: "No hay camino, hay que reinventarlo cotidianamente para ser felices".
*ULA/Táchira
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