sábado, 4 de diciembre de 2010
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EL NACIONAL - Sábado 04 de Diciembre de 2010 Papel Literario/4
Comentarios sobre Taita Boves
Respuesta a Roldán Esteva-Grillet
Boves responde
LUIS ALBERTO LAMATA
El crítico Roldán EstevaGrillet apunta algunos anacronismos en mi película Taita Boves. Antes de comentar mi visión sobre las relaciones entre el cine y la historia, la leyenda y el documento, lo verdadero y lo simbólico, quisiera precisarle algunas cosas.
Primero: en la película nunca se habla de Juan José Landaeta. Se trata de un joven que se atreve a cantar una canción revolucionaria de la época, conocida en aquel entonces como "la canción de Caracas" y hoy como "Gloria al bravo pueblo". Te sugiero revisar una fuente original como el Diario y observaciones, de José Cortés de Madariaga.
Segundo: la escena del taller de pintura transcurre en España y no en Venezuela (es Boves niño viendo al ángel). Era usual que los pintores españoles copiaran obras italianas del Renacimiento.
En cuanto a los desnudos, la iglesia podía decir misa, pero siempre se pintaron (y aquí no están en un templo). Te sugiero cualquier biografía de Goya, quien visitó Italia siendo joven y por los años de esta escena pintó la Maja desnuda. En cualquier caso escogí a Masaccio porque esa era la imagen que convenía a mi relato. Y estamos hablando además de una escena de ficción de contenido metafórico.
Tercero: Boves no era inculto. Asistió a la escuela fundada por Jovellanos y sacó título de pilotín a una edad sorprendentemente temprana. Su caligrafía es un compromiso entre el respeto al pasado y unos espectadores que deben entender. Te sugiero leer la biografía de Edgardo Mondolfi editada por El Nacional.
Cuarto: las pelucas estaban por desaparecer, pero aún se usaban. No es descabellado (literalmente) que mis cuatro músicos las conservaran como parte de su indumentaria de ejecución. Te sugiero ver el cuadro de Lovera, testigo del 5 de julio, y observes a Miranda pocos días antes de mi fiesta.
Quinto: desde mediados del siglo XVII el minué y otras piezas se bailaban en pareja. Muchos son los testimonios donde se quejan de los excesos de intimidad entre los bailarines.
Te sugiero revisar El maestro de danza, editado en París en 1725 por Pierre Rameau, obra muy citada en las historias de la coreografía, donde arremete contra las "improvisaciones y corrupciones" que al parecer eran muy populares. Saber cuándo comenzó bailarse de manera semejante a la que propuse (junto a las cuadrillas que se muestran) es un asunto de difícil datación. Pero ya existen para la fecha de mi relato numerosos y viejos antecedentes europeos de baile en pareja. Y estoy seguro de que en un ambiente de cambio radical como el de 1811 (fecha de la primera fiesta) no sólo la política desafiaba la tradición.
Moral y costumbres entran en tensión y cierta audacia se abre camino en todos los aspectos de la vida. Que Boves tome firmemente a Inés por el talle antes de ser expulsado de la fiesta por falta de respeto me parece perfectamente plausible.
Sexto: la verdad de los conventos y las monjas aún está por ser contada con precisión.
No es fácil, pues no todo está documentado. De lo que sí estoy seguro, y es una de las posibilidades que me otorga la ficción, es que no pueden haber sido ajenas a los desarreglos de la guerra. Ella por sí sola es suficiente explicación para las situaciones más bizarras. Aunque se refiere a España te sugiero el libro Monjas en guerra 1808-1814, editado por Jacobo Sanz Hermida en Madrid. Son testimonios reales que echan por tierra muchos de los mitos alrededor de los conventos.
Por cierto, las novicias venezolanas volvían a sus casas antes de ordenarse definitivamente.
Lo puedes leer en La vida cotidiana en Venezuela durante el período hispánico, de Carlos Duarte. Siendo la novicia un personaje de valor simbólico se escapa de mis objetivos justificar todos sus pasos, pues no es su cuento, sino el de Boves y un ángel que habita en su cabeza.
Séptimo: no todo el que bebe vino tiene que tambalearse.
Eso sería una puesta en escena intolerable y falsa. Aquí si no tengo lectura que sugerirte, salvo compartir contigo que la vida es variopinta y compleja, hoy y en 1814; que lo legal no es siempre lo real y que lo cotidiano es permanentemente desafiado por lo inesperado. Si algo permite la imaginación es aventurarse a explorar asuntos que no quedan registrados en los documentos.
Taita Boves no pretende ocupar espacios que le corresponden a la historiografía. Es una obra de ficción, que como todas ellas inventan mundos paralelos, más o menos semejantes a la realidad, pero con sus propias reglas y valores. Cuando el cine se acerca a la historia puede hacerlo de muchas maneras. Yo he tenido la oportunidad de explorar unas pocas. Miranda regresa, con todo y sus licencias, es un trabajo de interés divulgativo, algo más cercano a la crónica.
Jericó, Desnudo con naranjas y en especial Taita Boves son otra cosa. Se trata de visiones más personales que intencionalmente se acercan a la leyenda, sin abandonar por completo el terreno de lo verosímil, pero dando prioridad a la intenciones del relato. Y estas no son otras que hablar de la locura del poder, de la traición y de una sociedad enferma de injusticia. Al hacer cine dramático, antes que el apego a la exactitud histórica debo prestar atención a la creación de atmosferas, emociones, sueños y pesadillas que digan algo sobre la condición humana. Sin embargo...
Decía el historiador Marc Bloch que disfrutaba de las novelas de Dumas, tan arbitrarias como son en su interpretación del pasado, pero que él prefería el "color verdadero". Yo trato de respetar ese color, en lo posible, pues es parte del disfrute de hacer cine de época. No siempre las circunstancias están de tu lado y más de una vez me veo negociando con la realidad.
Pero me rebelo ante tu señalamiento de frivolidad.
Con las limitaciones del caso, no renuncio a que el cine venezolano se meta con la Historia que cargamos y nos cuente, bien o mal, pero que nos cuente. Siempre he creído que hay que hacer aunque te equivoques.
La erudición como fin en sí mismo no solo es inútil, sino además pavosa.
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