domingo, 1 de mayo de 2011

TRES VECES PASQUALI


EL NACIONAL - Domingo 01 de Mayo de 2011 Siete Días/6
¿Un desenlace por las bases?
ANTONIO PASQUALI

A veinte meses de elecciones dilemáticas: reinventar la democracia o eternizar un dictador sin cualidades, repunta el cacicazgo. Frustrando el anhelo de protagonismo de sus bases, las cúpulas reducen la magna confrontación a atávicas pataletas de jefazos, el autócrata regañando a sus levantiscos súbditos por estar aún "lejos de la solidez blindada", de la ciega obediencia cuartelera que exige, la MUD adoptando una decisión preelectoral contraria al sentir unánime de la oposición pensante, satisfactoria para sus caciquitos pero insatisfactoria para millones, malbaratando una gran oportunidad de recuperar simpatías y liderazgo. Esto, en momentos en que el mundo enseña de lo que son capaces las mayorías coaccionadas o desoídas por sus líderes.

A su ritmo y manera, Chávez y la MUD pierden ascendiente por abusos de posición o encapillamiento, por hartazgo o decepción. Matrices de opinión afines se gestan en opuestas masas electorales que se sienten manipuladas y ninguneadas en aras de arcanos juegos de poder, intuyendo por un lado que el rutilante futuro del vendedor de humo no llegará nunca, recelando por el otro un intento restaurador de detestados poderes y apóstoles.

Con sus constantes atentados a la clase obrera propia y disidente, el militarismo seudosocialista no hace más que alimentar tal convergencia. Pese a la polarización del país, ambos bandos coinciden así en cierta decepción hacia sus líderes, un proceso menos visible del lado oficial por el estalinismo que lo impregna; las órdenes superiores son remplazadas por un hablar con la propia conciencia, preludio tal vez de algún diálogo de entendimientos mínimos entre las dos bases sin mentores interpuestos.

En un escenario así, la recurrente hipótesis de un socialismo sin Chávez, no como intriga palaciega por un toma y daca de poderes, sino como crisis existencial del partido en el poder, iría en esa misma dirección. De una implosión del falso triunvirato Partido-Ejecutivo-FFAA (tienen el mismo jefe) más el pronunciamiento de una oposición cansada de difusos cacicazgos, pudiera saltar una chispa de genuina democracia, ese movimiento en tenaza desde abajo capaz de lograr el borrón y cuenta nueva.

El escenario es seductor, no inverosímil, y para figurárselo basta imaginar la base honesta y civilista del PSUV (demos por sentado que existe y hasta que es mayoritaria), calladamente harta de milicos, absolutismos, cadenas, etéreas promesas, relaciones peligrosas, robos, muertos y mala calidad de vida la cual, habiendo ponderado la eventualidad de salir aniquilada de una derrota de Chávez en 2012, no acata la invitación a armarse sino que decide con muy buen tino asegurar la supervivencia de una gran izquierda poschavista, atenta a que nadie archive el tema de la pobreza, con títulos para volver a aspirar al poder por la vía electoral; una izquierda no domesticada ni emasculada sino civilista, moderna y no aventurera, con guáramo para alejar de la línea de mando al hoy decadente y contraproducente padre de la idea, y negociar en 2013 un caritativo exilio de Chávez, sin procesos, para que termine sus días comiendo en silencio moros y cristianos en La Habana.

Un viraje radical que sintetice el pasado bueno en una democracia nueva y limpia ¿puede brotar de la población rasa, por hartazgo y sin la guía de líderes, partidos, ideologías y figuras carismáticas? Sí, los luminosos ejemplos de Túnez, Egipto y Yemen (por ahora) acaban de demostrarlo. Una de las condiciones para que el milagroso diálogo por la base pueda producirse en Venezuela es que la MUD informe al país y a los compatriotas del PSUV, en un programa de gobierno de cristalino lenguaje sin abstracciones ni omisiones, que la oposición antichavista repudia y condena las restauraciones, el retorno de apóstoles y de los vicios del pasado. Eso facilitaría la eclosión de aquel estado superior de la salud pública que los antiguos llamaban Concordia.


El Nacional - Jueves 03 de Noviembre de 2004 A/8 / Política
Pasquali: La única manera de mejorar la radio y televisión es con el buen ejemplo
En el último día de debate entre las realidades mediáticas en Venezuela y Alemania, se destacó la necesidad de contar con un tercer polo comunicacional distinto al gobierno y al sector empresarial, un medio de servicio público
Reafirmó la necesidad de contar con una radiotelevisión independiente.
ELIZABETH NÚÑEZ

El profesor y teórico de la comunicación Antonio Pasquali fue categórico al afirmar que en Venezuela no se mejorará la calidad de la programación de la televisión y radio a través de una ley: “Nuestra telebasura mejorará sólo el día en el que un gran servicio público le comience a quitar clientes al sector privado con programas extraordinarios”.

Durante la última jornada del Simposio Venezuela-Alemania La Televisión Estatal, Pública, Privada y Comunitaria: Legislación, Programación y Producción, auspiciado por el Goethe Institut y la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, entre otros, Pasquali destacó que un servicio público de televisión debe ser regido por una autoridad independiente de los poderes económico y político y no financiado por el Gobierno.

“No puede ser dinero del Gobierno porque el que paga quiere poner la música siempre.

Si el Gobierno paga querrá convertir un servicio público en uno gubernamental”, precisó.

Pasquali aseguró que “políticamente hablando, este país necesita un tercer polo comunicacional”.

Señaló que durante el 11 y el 12 de abril de 2002, “la doble pantalla fue el símbolo de nuestras distorsiones comunicacionales.

Allí estaban los dos grandes manipuladores, el sector empresarial y el Gobierno”.

Retó al auditorio a imaginar la cobertura informativa de ese día a través de una televisión independiente, “que le hubiera dicho al país lo que estaba realmente sucediendo. Esas son las grandes tareas del servicio público”.

“El día que el sector público le quite clientela a los canales comerciales porque sus programas son mejores, ese día el país va a poder ganar todas las batallas contra el sector privado”, afirmó.

Ratificó su apoyo al proyecto de ley para una radiotelevisión de servicio público, que establece la creación de un consejo nacional de radiotelevisión independiente, que administre el espectro radioeléctrico. Explicó que el problema para lograr un servicio público independiente es político y no económico: “Aquí no ha habido voluntad política. El Gobierno lo está haciendo igual que los canales comerciales, pero en lugar de poner un producto pone una ideología, vende con la misma técnica”.

Acerca de la ley de contenidos, afirmó que es un proyecto totalitario. Aclaró que deriva de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, que calificó de nefasta y entreguista, por haber sido redactada por las multinacionales.

Precisó que “la ley mordaza es una ley de contenidos, porque así lo establece la LOTEL, allá se cometió el crimen”. Afirmó que “no existe país democrático, pasado o presente, que haya elevado esa materia a rango de ley”.

“El buen ejemplo adelante”

El profesor Hans J. Kleinsteuber coincidió con Pasquali al afirmar que “lo más sensato no es reglamentar los contenidos sino preservar la diversidad y así actuar con el buen ejemplo adelante”.

Destacó que en Alemania, donde compiten abiertamente la televisión de servicio público con la comercial o privada, el canal con mayor rating durante el primer trimestre de 2004 fue la televisora pública, ARD, y el segundo lugar lo ocupó un canal regional de la misma cadena.

Explicó que en Alemania se penaliza a los canales de televisión cuando incumplen alguna normativa publicitaria, o transmiten programación de contenido violento o sexual en horario infantil. No obstante, aclaró que se sancionan “las transgresiones de forma, pero nunca cuando se trata de contenidos”. Añadió que “no es posible reglamentar con leyes, contenidos que serán transmitidos y particularmente los contenidos políticos”.

Kleinsteuber se reservó su opinión respecto al uso de cadenas presidenciales en Venezuela y al proyecto de ley de responsabilidad social en radio y televisión.

Sin embargo, afirmó que en Europa “es impensable que un jefe de gobierno encadene los medios de comunicación para tomar posición con respecto a un asunto”. Destacó que los políticos europeos “están acostumbrados a esforzarse para que haya interés en lo que tienen que decir. Saben que si no formulan su idea de manera rápida y precisa el telespectador va a cambiar el canal”.


El Nacional - Domingo 18 de Febrero de 2007 A/8 / Opinión
Las comunicaciones del régimen
· Antonio Pasquali
apasquali@intercable.net.ve

Uno de los variopintos intentos gubernamentales por blanquear su vil atropello a RCTV consistió en un tosco saqueo de términos y hechos cargados de una dignidad ajena a este gobierno. Los gaulaiters del régimen en Telecom y Comunicaciones (el teniente Chacón y el censor Lara) llegaron a afirmar sin pudor alguno que esa frecuencia devuelta al patrimonio nacional prestaría en lo sucesivo un "servicio público" de TV sobre el modelo del viejo "Proyecto Ratelve". Un episodio más de cómo el régimen intenta redondear los once "principios de Goebbels" con un duodécimo precepto: disfrazarse en los valores y lenguaje más impolutos del "enemigo" para "pasar agachados". En su ignorancia de la materia, nos precisó el teniente-ministro que uno de los modelos de tal conversión a "servicio público" sería TF1, el canal francés de TV... privatizado hace dos décadas.

Siete años de régimen chavista han transcurrido, las tendencias son claras y declaradas, la aseveración de marras es una sinvergüencería y una manipulación más. La mona, aunque se vista de seda, mona se queda.

Quien esto escribe fue en 1974 (desde la Comisión preparatoria del Conac presidida por Juan Liscano) responsable y redactor principal del mencionado proyect , y fundador en 1.992 de aquel Comité por una Radiotelevisión de Servicio Público RTSP que introdujo ante el Congreso un proyecto de ley orgánica de la radiotelevisión, enterrado en 1995 por el sector patronal y en 2002 por el chavismo.

Propósitos de esta nota: alertar a los compatriotas contra otra apropiación semántica y conceptual de intenciones totalitarias, y devolver al remitente, por si llega, la cínica muletilla de los gaulaiters, de que ellos están realizando lo que otros persiguieron en vano durante una vida entera.

El chavismo le ha inoculado al país entero un "síndrome de las Malvinas" al sumirnos en un universo político de metas dignas mal perseguidas por actores indignos. Nuestras comunicaciones –un sector jamás democratizado por nadie– fueron hegemónicamente confiscadas por el mercado ayer, por un militarismo izquierdizante hoy que sólo pretende suplantar la vieja hegemonía de la cuña por otra y más indigesta de la ideología.

Pero vayamos al grano: si el gobierno chavista realmente se dispone a transformar su actual radiotelevisión de régimen y presidencialista en genuino "servicio público" de inspiración "Ratelve", sepa que deberá satisfacer estos criterios universales mínimos: 1º, los cuatro principios esenciales de todo Servicio Público: universalidad (idénticos servicios a todos sin discriminación o marginalización), continuidad (de prestación no interrumpida), versatilidad (servicios diferenciados por estratos y necesidades socio-culturales) y adecuación (perennemente actualizados funcional y tecnológicamente). En la actualidad, el régimen no satisface ninguno.

2º, un servicio radiotelevisivo público nacional sólo puede concebirse como sistémico, coherente e integrado, esto es "orgánicamente público" en todas sus partes, lo que sólo es viable en ámbitos democráticos y pluralistas. La hipótesis de que VTV, ANTV, VIVE TV, Telesur y las redes radiales nacionales y comunitarias del Gobierno sigan siendo emisoras consagradas día y noche al adoctrinamiento ideológico, y aparezca en un rincón una emisora excéntrica al sistema en un supuesto rol de "servicio público", luce como mínimo ridícula.

El Gobierno ha tenido siete años para convertir todo su poder emisor en "servicio público" y ha hecho lo contrario, someterlo a los designios personales del autócrata y de su ideología.

3º, los servicios radiotelevisivos públicos son universalmente instituciones paraestatales, autónomas, independientes de poderes políticos o económicos y rigurosamente no-gubernamentales (recordemos el episodiosímbolo: en 1942, un Churchill dotado de plenos poderes pidió cambiar al director de la BBC,...y no lo obtuvo).

Una a independiente (en ciertos países nombrada por la corona para evitar parcialidades del poder legislativo) garantiza la real autonomía del servicio; validos mecanismos de control (parlamentarios o por consejos superiores) velan por su imparcialidad y pluralidad política, pudiendo hasta imponer la cesión de boletines noticiosos o de enteras emisoras y canales a tal o cual agrupación política.

Al Estado democrático sólo incumben tres obligaciones: garantizar al servicio un financiamiento no condicionante, imponerle un pliego de obligaciones cualitativas, velar por el pluralismo y la no-discriminación a ciudadanos, agrupaciones y minorías.

Para obtemperar a esta autonomía, condición sine qua non de un servicio público, el régimen debería renunciar a su despotismo comunicacional y, como mínimo: a) crear la figura jurídica del concesionario del servicio radiotelevisivo público, convirtiendo a "servicio público orgánico" en el sentido aquí indicado todo su aparato emisor y no solamente una frecuencia recuperada; b) propiciar el nombramiento de una autoridad independiente de la radiotelevisión pública que vele por su pluralismo (garantizando por ejemplo espacios congruentes a 40% opositor); c) suprimir radicalmente los abusos presidenciales de posición dominante (su empleo de micrófonos y cámaras públicas a un promedio de 39 minutos diarios, y la inconstitucional providencia administrativa 407 del 26-03-2004 que lo faculta a exigir cadena "cada vez" que le viene en gana, lo que ha hecho cerca de 1.300 veces en 7 años), y d) aplicar al sistema los cuatro principios básicos arriba mencionados.

Una personalidad tan despótica y bulímica de medios como la de Chávez ¿aceptará alguna siquiera de estas condiciones? El teniente y el censor dirán que los nuestros son criterios de una democracia representativa obsoleta. Ellos pueden decir misa; en los hechos, o dan paso a la universalidad, continuidad, versatilidad, adecuación, organicidad, pluralismo y autonomía política de una genuina radiotelevisión pública, o sus medios seguirán siendo la voz del amo, con los ciudadanos de perritos oyentes.


Fotografía: Antonio Pasquali (Summa, Caracas, nr. 4 de 04/70)

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