lunes, 30 de mayo de 2011

¿SE OCUPA DE LOS POBRES?


NOTITARDE, Valencia, 29 de Mayo de 2011
La promesa del Espíritu Santo (Jn.14,15-21)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio de este domingo ya nos adentra en la solemnidad de Pentecostés que celebraremos en dos semanas. Jesús, en su Discurso de Despedida, cuando ya estaba cercana su ausencia física entre los suyos (La Iglesia que Él mismo había convocado para anunciar la Buena Nueva del Reino), habla del Espíritu Santo, no como una energía o una fuerza de Dios, sino como una persona, de hecho dice: "Y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito (Abogado, Consolador, Defensor), para que esté con ustedes para siempre. El Espíritu de la verdad a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce". El Espíritu Santo es una persona divina, aquel que desde ahora en adelante morará en la Iglesia y asistirá a los creyentes. Él junto con el Padre y el Hijo forman una unidad perfecta, un solo Dios en tres personas divinas. Misterio que Cristo nos revela en su Palabra y habla de su unidad con el Padre, afirma de Él que es el Hijo eterno de Dios, con derecho a ser amado y obedecido como Dios: "Si me aman, guardarán mis mandamientos" y habla del Espíritu Santo como otra persona que vendrá enviada por el Padre y por Él a su Iglesia y que permitirá la unidad en el amor entre los creyentes y la Santísima Trinidad; es decir, esa comunidad de Amor que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Hay que decir que el evangelio donde más se nombra al Espíritu Santo es en el evangelio de Juan y lo hace el mismo Jesús; en cinco pasajes se habla de la persona del Espíritu Santo, siempre en el marco del Discurso de Despedida (Jn. 13-17). El Espíritu Santo comunicará y ayudará a entender la Verdad enseñada por Cristo, viviendo dentro del creyente hará que siempre su vida esté iluminada por la verdad; por eso, se le llama también el Espíritu de la Verdad.
En el llamado Discurso de Despedida se mencionan cinco tareas que tiene el Espíritu Santo en medio de la Comunidad de los creyentes (La Iglesia) y dentro de cada cristiano: 1. Acompañar a los discípulos en la ausencia física de Jesús. (Jn. 14,16). 2. Recordarles las palabras del mismo (Jn. 14,26). 3. Dar testimonio de él y glorificarlo (Jn.15,26 ; 16,14). 4. Hacer un juicio constante sobre el pecado, la maldad e injusticia del mundo (Jn. 16,8-11). 5. Conducir a los discípulos hacia la Verdad plena, la Verdad que es el mismo Cristo, el mismo Dios. (Jn. 16,13). Como vemos, Jesús habla del Espíritu Santo como una persona distinta de Él, pero al mismo tiempo que mantiene una perfecta unidad con Él y el Padre. Como dice en el texto que hoy leemos "Otro Defensor"; una energía, como si viniera de una central eléctrica, no puede tener las tareas que tiene el Espíritu Santo, ni puede ser llamado como Jesús abiertamente lo llama en su Discurso de Despedida. No es, por tanto, la fuerza de Dios, es la tercera persona de la Santísima Trinidad que Cristo nos revela. Por eso Jesús al final de su estancia física en la tierra dijo: "Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt.28,19).
El Paráclito viene a Defender a Jesús, es el testigo que actúa en su defensa y habla en su nombre. Viene a consolar a los seguidores del Divino Maestro, Nuestro Divino Redentor, porque ahora ocupa entre ellos el lugar de Jesús, aunque el mundo no lo vea ni lo conozca, pero quienes siguen a Cristo si lo conocen. El Espíritu Santo es Maestro y Guía de los discípulos de Cristo y por eso también vela y cuida de ellos. El Espíritu Santo es prolongación de la misma presencia de Jesús en medio de sus discípulos.
Jesús, en el evangelio que hoy leemos, no sólo anuncia que se va y enviará al Paráclito, sino que retornará, es la fe que confesamos todos los domingos los cristianos católicos. Estará presente por medio del Espíritu Santo y al final se manifestará totalmente para juzgar a vivos y a muertos.
Podemos decir con toda certeza, que la Iglesia es la Comunidad del Espíritu Santo, sino de manera exclusiva, porque Dios no se agota en un espacio o personas, porque Dios fuera de la Iglesia también se manifiesta e invita a esta Comunidad de amor, de discípulos. Pero, es la Iglesia el espacio natural, común, donde Dios actúa y se hace presente, como lo podemos leer en el Libro de Los Hechos de Los Apóstoles. Vivamos, por tanto, como testigos de esta presencia de Dios Uno y Trino en nuestras vidas.
IDA Y RETORNO: ¿La Iglesia Católica se ocupa de los pobres? Por supuesto que sí, la Iglesia no sólo habla de los pobres, sino que tiene mayoritariamente sus obras para los pobres y en los sitios más pobres o en zonas populares: Ancianatos, orfelinatos, colegios, comedores populares, presencia, ayuda y evangelización a los indígenas, talleres de capacitación para jóvenes desocupados, Cáritas, la mayoría de las parroquias del país y específicamente en Valencia están en zonas populares y cuánto bien se hace no sólo evangelizando, sino llevando y haciendo acción social, inspirada en la enseñanza de Cristo, Nuestro Señor.

Ilustración: Antoni Tàpies

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