miércoles, 25 de mayo de 2011

DOS VECES 15, NO DA 30 (I)


EL NACIONAL - Miércoles 25 de Mayo de 2011 Opinión/7
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
15-M
LUIS ERNESTO NAVAS

Da gusto ver cómo un buen día la gente toma una plaza para reclamar por su situación, esa misma gente que normalmente es ignorada por la clase política, despreciada por la élite económica y banalizada por los medios de comunicación de siempre.

En Madrid, en Barcelona y en un montón de ciudades españolas la gente se fue a la calle a reclamar por tantas cosas como personas hay. ¿Y quiénes son? El pueblo: desempleados que dicen que ser pobres les ocupa todo su tiempo y trabajadores que llegan luego de terminar sus jornadas para reclamar por la reducción de sus salarios; amas de casa con sus hijos en cochecitos y ancianas con bastón que se divierten como adolescentes; grupúsculos estalinistas por aquí, independentistas catalanes por allá, verdes más allá.

Los hiphoperos, punketos y rockeros que nunca faltarán, jóvenes trabajadores, desempleados, estudiantes o graduados convencidos de que este sistema nunca les brindará oportunidades, que no sean sino para malvivir con contratos basura y humillaciones.

Todo esto aderezado con pancartas y afiches variopintos, los olores de la comida que preparan para quienes acampan en la plaza, gente curiosa caminando por aquí y por allá, gente tomando fotos de otra gente tomando fotos y gente que difícilmente puede ocultar que se la está pasando bien en la fiesta del pueblo "cabreado".

Del otro lado de la acera, la clase política, empeñada en una campaña electoral para la elección de autoridades municipales y autonómicas, fue tomada por sorpresa y, en definitiva, no hallaba qué hacer con esa papa caliente. Pendula entre la hipocresía del gobierno del Partido Socialista Obrero Español, cuyos voceros trataron de adular a los manifestantes con palabras tan dulces que empalagaban y tan falsas como los amigos del Facebook, y el cinismo de voceros del Partido Popular que tendieron a proferir acusaciones de estar movidos por intereses electorales.

La clase política sólo ocasionalmente reprimió sus ganas de descalificar el movimiento por "peligroso" o "antisistema", y hasta llegó a reprocharles que no se manifestaran cuando la situación del país era buena. ¿Y por qué vas a reclamar si estás bien? Se reclama cuando se está mal.

Así como en todo país donde sobran estos sacerdotes de la democracia burguesa, hay quien pretende que el pueblo reclame por las violaciones del Estado de Derecho, que no es sino Estado de derecha. Parece que nunca se van a enterar de que la gente reclama por empleo, por condiciones de trabajo dignas, por jubilaciones y pensiones decentes, en contra del cinismo de las empresas que anuncian despidos y tercerizaciones masivas y al mismo tiempo otorgan pagos extraordinarios para sus estresados directivos, en contra de la dedicación exclusiva de los gobiernos a mimar a los niños malcriados de la banca, contra la falta de vivienda y el exceso de hipotecas y desalojos, contra la corrupción y las ventajas de la clase política, contra la agresión al medio ambiente.

También da gusto ver el triste papel que le toca jugar a esos medios cabrones, que son casi todos. Mucho habían estado disfrutando con las protestas contra los dictadores del norte de África y Medio Oriente y a favor de la democracia. Ahora sufren cuando los españoles se manifiestan en contra de la dictadura del capital enloquecido de la maquila, la manipulación genética y los sacrosantos derechos de propiedad intelectual.

Ahora, ese periodismo descerebrado e hipócrita recibe la dosis justa de insultos y empujones que tanto se merece, mientras chilla diciendo que sólo desea darles voz a los manifestantes.

Quizás nunca se enteren de que el pueblo no necesita que ningún medio mediocre le dé voz. El pueblo ya tiene voz, y de lejos se escucha.

No es posible que con tanto desempleo, tanta humillación y tanto cinismo no se subleve la gente, aun cuando no se abriguen muchas esperanzas sobre un feliz resultado. Pero, por lo menos, queda el consuelo de incomodar un poco al que está demasiado cómodo, lo que queda claramente reflejado en una de las pancartas de la Plaza de Cataluña de Barcelona que reza: "Déjennos soñar, o no los dejaremos dormir".

EL NACIONAL - Miércoles 25 de Mayo de 2011 Opinión/8
Lenin de cabeza
ANÍBAL ROMERO

Durante mis años mozos, e inspirado por el poeta Rimbaud, quise "cambiar la vida". Tan quimérico pero romántico propósito es propio de la inmadurez. Sin embargo, ser joven exige una dosis de romanticismo, a riesgo de una vida sin ilusiones. Por ello llaman tanto la atención los denominados "indignados" que acampan en diversas plazas españolas, pasándola de lo mejor haciendo nada.

He visto a algunos de sus voceros articular a medias sus aspiraciones en los noticieros nocturnos.

Uno de ellos dijo, sin la menor vergüenza, que lo que desean es "tener las mismas jubilaciones y pensiones de las que disfrutaron sus abuelos".

Otros hablan del "derecho" de tener buenos trabajos, estables y bien pagados, una linda casita, vacaciones en bellas playas, y lo que nunca falta: una pensión.

No deja de asombrarme la obsesión de los jóvenes europeos de hoy con su jubilación. Si alguien me hubiese preguntado al respecto cuando tenía 19 o 20 años de edad posiblemente ni le habría entendido. ¿Se trataba de un signo de irresponsabilidad hacia el futuro, o es que, sencillamente, la pensión de vejez no es tema prioritario cuando lo que está en juego es cambiar la vida? La Plaza del Sol madrileña y sus indignados son un símbolo de la crisis del "modelo social" europeo, un síntoma de la patología que corroe el alma de Europa y amenaza con enfermar a Estados Unidos. Me refiero al incontenible agrietamiento de Estados de bienestar levantados sobre derechos sin deberes, distribución sin producción, multiculturalismo sin valores y relativismo sin brújula.

Por un lado, es preferible que los "indignados" se dediquen a cantar y hacer el amor que a incendiar las hermosas plazas y calles de Madrid y otras ciudades. Por otro lado, no obstante, la decadencia materialista de la juventud europea presagia tormentas. Sin un horizonte distinto Europa caerá inexorablemente por el desfiladero de los extremismos.

Lenin estaría asombrado al contemplar lo que hoy ocurre en Europa: en medio de la crisis económica las masas votan por la derecha y castigan a la izquierda. En cuanto a Trotsky, quedaría estupefacto al comprobar que la "revolución permanente" consiste en comer tapas de chorizo en una plaza. Los jóvenes enarbolan al Che Guevara junto a Lady Gaga. Pero el mal va por dentro. Por ahora, el Partido Popular se beneficia del repudio al deleznable Rodríguez Zapatero y sus despistados socialistas, pero la derecha democrática europea tampoco afronta con la necesaria crudeza las graves fisuras del "modelo social". De no hacerlo a tiempo y con valentía, con base en un amplio programa de reformas centrado en la libertad de las personas y el desmantelamiento de las asfixiantes redes estatistas imperantes por décadas, los extremismos se extenderán como una plaga a través del viejo continente.

La izquierda europea da vergüenza, pero la derecha democrática, insisto, no ha asumido aún con plena claridad el significado de la quiebra de los Estados de bienestar, que considero irreversible.

En cuanto a Estados Unidos, si la sumisa reverencia de la prensa occidental hacia la figura mesiánica de Obama no fuese tan abrumadora, caeríamos en cuenta de que detrás de los altisonantes discursos hay 43 millones de norteamericanos recibiendo "food stamps" (subsidios para alimentarse), la deuda pública ahoga al Gobierno federal y a entidades como California, y la economía se hunde en un marasmo, con 10% de desempleo. Pero ni los partidos políticos ni sus dirigentes quieren darse por enterados. El panorama es alarmante pero todos lo esquivan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario