lunes, 29 de junio de 2015

QUEBRANTAMIENTOS



El Estado Medidor (y una nota liscaniana)

Luis Barragán

“Hábito: dudar de la esperanza
      y sentirla como carencia.
Agonía sin crisis, declive, desgaste,
lento derrumbe por trozos,
memoria, ruinas, vestigios”
Juan Liscano

Un Estado de reconocido desprestigio por sus incapacidades, decreta la medición de todo aspirante a cursar estudios superiores según su leal saber y entender. No logra preservar la vida de los ciudadanos, pavimentar las calles o garantizar los insumos básicos, ni mediana, honrada o diligentemente, pero – sobre el esfuerzo ajeno – desea erigirse como el tribunal dictaminador del talento y la vocación en Venezuela.

Poco importa si ha fracasado con sus bien dotadas  universidades paralelas, asediando a las públicas y autónomas por largos quince años, o que cuide de no precisar y divulgar las cifras de repitencia y deserción que ha acunado. En esas entidades paralelas, puede aseverarse, las “pruebas de aptitud académica” se pagan caro, pues, innecesariamente expuestos al constante fracaso y la decepción, sobrevive un porcentaje muy pequeño de los que cursaron uno o dos años de estudios regulares, aceptados sin la mínima prueba u orientación.

El criterio ahora será el del nivel de pobreza padecido con sus inevitables consecuencias culturales, creyéndose el Estado Medidor libre de toda responsabilidad. Nada o demasiado poco hizo en década y media por mejorar los colegios públicos frente a las escuelas privadas, pues, aunque pocos lo crean, unos eran mejores que las otras en el siglo pasado: peor, el delito ha anidado en unos, tanto que obliga a  hacer todos los sacrificios necesarios para  llevar a la prole a los otros. Por cierto, en éste sentido, no hay un solo capitoste del régimen que haya inscrito a su hijo en una entidad  bolivariana.



El Estado que fracasó tan rotundamente por todos estos años, no se le ocurre otra cosa que sentenciar a las universidades públicas, decidiendo el acceso  y quebrantando sendos mecanismos por siempre perfectibles. Intenta otra aventura, como es la de prefabricar una lucha de clases que, si fuere el caso, buen rato atrás la perdió.

Reproducciones: Pérez, Juan Liscano. Tribuna Popular, Caracas, 22/01/1950 
Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/22966-el-estado-medidor-y-una-nota-liscaniana
Cfr. Juan Liscano: http://www.poesi.as/jli012.htm
Post-data LB:  ¿No fue Juan Liscano el último polemista  a contra-corriente? ¿Fue complaciente con la juventud de su tiempo? ¿Los jóvenes no superan políticamente hoy a quienes desean todavía disfrazarse de tales?

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