jueves, 18 de junio de 2015

TESTIMONIO

Una conversación para meditar
Nicomedes Febres

* Antier hice tertulia y café con dos viejos amigos quienes fueron altos dirigentes del Partido Comunista en los años de la lucha armada y como me saben un hombre que ni les dio ni les pidió cuartel en aquella época, la relación personal siempre ha fluido con una espontaneidad natural. Nos hemos ayudado mucho a lo largo de los años y nos conocemos bien, por lo que podemos hablar con confianza. Ambos han adversado al régimen desde la aparición del difunto con su “por ahora”. Como abordaron la causa de la derrota de la lucha armada, ellos, que son zorros viejos, empezaron a reflexionar y a hablar. La primera razón de su fracaso, piensan que fue el peine que les puso Betancourt aprovechándose de la juventud de sus contrincantes y el inmenso peso que tenía la juventud comunista en las decisiones políticas del propio partido y el ardor juvenil que los encegueció y los lanzó a la lucha armada, la segunda razón fue que contaron, creyendo en Douglas Bravo, que había muchos militares comprometidos con ellos en una asonada militar y estos los engañaron como a unos niños, una tercera razón fue el enceguecimiento que les produjo fidel castro, personaje que detestan por sus reiteradas intervenciones en Venezuela y la última fue dejar tomar decisiones políticas importantes a los dirigentes presos, y quienes están presos, según ellos, siempre tienen una perspectiva limitada y de urgencia de la situación, por lo que el gobierno de Leoni dejó que presos claves e influyentes escaparan del Cuartel San Carlos y a partir de allí, el partido como tal se diferenció de las FALN y esa diferenciación es lo que permitió el cese de la lucha armada. Según uno de ellos, ese error de darle poder a los líderes presos les costó dos generaciones de dirigentes quemados en la hoguera de las vanidades. Aprovechando el tono melancólico de la remembranza, que es usual entre ellos, porque les destruyó muchas cosas buenas de la vida, les pregunté cuál de los actuales dirigentes del gobierno tenía condiciones políticas, a lo que me respondieron que quizás Soto Rojas tenía alguito, pero casi todos, por no decir todos, eran un atajo de pícaros. Mientras ellos hablaban, guardé prudente silencio mientras meditaba y recordaba a entrañables amigos muertos por aquella locura.
* Ayer fui a la misa por el funeral de mi estimado amigo Juan Martín Echeverría en el Colegio San Ignacio; una hermosa misa cantada oficiada por el padre Ugalde, quien describió muy bien las inmensas virtudes humanas de Juan Martín y nos pidió rogar por la paz de Venezuela. Realmente era un hombre muy querido y respetado por sus preclaras virtudes personales y ciudadanas. Está hoy sentado junto con Zapata a la vera del Señor. El padre Ugalde, como buen jesuita, posee una inteligencia que se pierde de vista.
* La foto del día es de una vieja frutería de Caracas, en ella vemos los productos que expenden y cada frutería era además pulpería, donde se vendían otros géneros. En las fruterías los productos iban cambiando de precios con el transcurrir de las horas, dado que no había refrigeración por lo que la mayoría de las frutas y hortalizas se deterioraban el mismo día, en especial los tomates, las lechugas y otras similares que eran cosechadas en las vegas del Guaire y en los alrededores de la ciudad: San Bernardino, La Pastora, Catia, El Paraíso. El consumo de ensaladas fue costumbre desde finales del siglo XIX.

Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10206417532937896&set=a.2324650196458.132741.1255727869&type=1&theater 

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