Los artistas chavistas
Nicomedes Febres
*
Tengo muchos amigos chavistas en Facebook y me gusta seguir la
conversación entre ellos y antes intervenía para refutarles, pero como
son personas que no les interesa la verdad, no tiene sentido que
interrumpa. Incluso intenté que me incluyeran en una sociedad de
artistas chavistas solo para debatir, algo así como un sparring de
boxeo, pero se ve que mi idea no les agradó.
Puedo afirmar sin temor a dudas que casi todos intelectualmente son
unos ignaros que se envuelven en su “amor a los pobres” y con eso creen
que les basta para tener la razón, además creen que solo ellos pueden
sentir conmiseración hacia nuestros semejantes. Ante un argumento
racional y científicamente comprobado, responden con argumentos
voluntaristas de amor usando frases comunes que dudo que de verdad se
las crean. He visto que cuando caen en desgracia en los puestos se les
enfría el izquierdismo y empiezan a sentir dudas sobre el comunismo,
porque estos son comunistas de uña en el rabo, pero tan pronto se
enchufan de nuevo en un cargo, les regresa el fervor revolucionario.
Ellos creen que uno no se da cuenta que esa fe en que todo lo que dice
maduro, diosdado o la lacra mediática de mario silva, es solo
conveniencia. Las necedades que dicen sus mentores son para ellos
verdades axiomáticas y así el día de mañana poder decir “A mí me
engañaron”. Imagínense: diosdado, maduro o mario silva fuentes
ideológicas e intelectuales, que riñones. Mis amigos se la dan de
cultos, pero son ciertamente ignorantes y ante otro ignorante del mismo
clan lo tildan con voz engolada de “poeta”, pese a que nunca el infeliz
ni ha escrito nada ni ha dicho “esta boca es mía”. Como artistas son
francamente malos, sin originalidad, pretendiendo un expresionismo
ramplón o unos ensamblajes sin encanto. Sin embargo consideran que están
segregados, perseguidos y pretenden que solo ellos deben exponer en los
museos porque “ellos son los que hacen el arte de la revolución”, y eso
les da derecho a todas las arbitrariedades imaginables. Si sale el
contratico de una escultura o un muralito para el espacio público, solo
ellos pueden competir por el proyecto y sinceramente pocas veces se
salen con las suyas, pero es que son muy malos y ripiosos porque no
tienen talento, son flojos y tienen alma de borregos. El otro día uno me
pidió que le recomendara unas lecturas marxistas sobre el arte y les
recomendé textos ligeros como “Sobre la literatura y el arte” de
Lunacharsky, los “Escritos sobre arte y literatura” de Lenin y el
clásico de León Trotski sobre “Literatura y Revolución”. Cuando se
despidió le recomendé dos cosas, primero, que cuando los leyera viniera
después a aclarar dudas y segundo, que se abstuviera de frases como “La
Revolución no es un conocimiento sino un sentimiento” o “la revolución
se aprende mientras se va haciendo” y comentarios cursis por el estilo. Y
pensar que este país tuvo los pensadores más lúcidos dentro del
marxismo en América Latina, pero hoy todos reniegan del marxismo, son
todos de oposición, y de solo oír hablar del difunto, se espeluznan. Así
están las cosas.
* La foto del día es del Coney Island a
mediados de los años 50, cuando quedaba en la avenida Francisco de
Miranda, donde ahora está el Centro Plaza o la torre Hewlett Packard.
Era un parque de diversiones donde había aparatos para montarse los
niños, animales, golosinas. Anuncian conciertos de Olimpo Cárdenas, un
tremendo cantante de boleros rucaneados y Carlos Almenar Otero, un señor
calvo muy serio que fue cantante e hizo estudios de música en Europa
que siempre fue jurado en los concursos de cantantes aficionados.
Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10206388186444252&set=a.2324650196458.132741.1255727869&type=1&theater
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