domingo, 7 de junio de 2015

VIEJO TECLADO

Érase la crónica parlamentaria
Guido Sosola


Toda dictadura que se respetara, contaba con su órgano legislativo. Limitado, imperfecto y escasamente convincente, pero – al fin y al cabo – Congreso Nacional.

Poco importaba que tuviese por exclusiva dedicación la de manufacturar leyes, pues – de un modo u otro – permitía cierto drenaje de las angustias colectivas. No hubo medio, desde el siglo XIX, aunque parezca una exageración, que no cotara con una sección que reflejase las formalidades parlamentarias, claro está, con la excepción de aquellas etapas de una radical franqueza del régimen de fuerza.

Hasta Juan Vicente Gómez, reforzando la normalidad que tuvo a bien crear, definitivamente consolidado, podía exhibir el reporte que la prensa – o, mejor, su prensa – daba al día siguiente de las sesiones del Capitolio Federal de Caracas, como bien lo ejemplificamos con la nota de El Nuevo Diario (Caracas, domingo 01/07/1934).  A lo largo del siglo XX, en los dos períodos de democracia liberal de los que supimos, uno   breve y otro inéditamente prolongado, fue tan perfeccionada la fuente política que derivó en la amplia reseña de las deliberaciones de senadores y diputados que, en buena medida, la soportaron, alcanzando facetas hoy insospechadas. Y, por cierto, fue complementada con la frecuente transcripción de los discursos más llamativos y hasta su publicación como aviso pagado, por el interesado en periódicos de amplia o modesta circulación nacional o local.

Las sesiones plenarias de ambas cámaras y el trabajo  de las comisiones, fueren permanentes o especiales, o las voces individuales de los parlamentarios, contaban con el seguimiento persistente de la opinión pública. A veces, era excesiva la personal atención de los periodistas que invadían los propios hemiciclos, sobre todo al imponerse el medio televisivo, incomodando con sus cámaras, pero les era el reconocido el derecho de trabajar para indagar e informar in situ.

Hoy, ya es escasa la crónica parlamentaria y, por la escasez de papel, amenazados los bytes, con las honrosas salvedades del caso, a lo sumo está la versión arbitraria e interesada de un gobierno que se dice expresión culminante de nuestra experiencia histórica. Además, hay profesionales con la exacta prohibición de acceder a los predios legislativos, como es el caso de Maru Morales, sin contar a otros de sus colegas que enfrentan los más disímiles obstáculos, y – autocensura y bloqueo informativo por delante – diputados de la oposición que suelen ejercer sus responsabilidades, sin que nadie se entere.

Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionnacional/22767-erase-la-cronica-parlamentaria
Reproducción: El Nuevo Diario, Caracas, 01/07/1934.

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