Luis Barragán
Una nota de urgencia, en medio de la prologada crisis, desaparecen casi inadvertidamente voces que, de un modo u otro, construyeron el país que todavía somos, ante la comprensible indiferencia de las nuevas generaciones. Éstas, más urgidas todavía que un modesto memorandum, molidos por las circunstancias, les tocará redescubrir a quienes físicamente les ha tocado marcharse en los días que corren.
El uno, prominente historiador de quien ajadamente conservamos un recorte de prensa que nos impactó desde siempre por el buceo en la densidad de la vieja tinta y papel [Encarna de Bajza, "Tres venezolanos entre millones de documentos (Horacio Pérez Guédez, Carlos E. Múñoz e Ildefonso Leal, en el Archivo de Indias)". Momento, Caracas, nr. 239 del 12/02/61], nos impresionaba cada vez que lo veíamos personalmente en la Hemeroteca de la Academia Nacional de Historia. Furtivamente, le tomamos algunas gráficas (hasta de la cédula de identidad que María Efe halló en el piso, en una ocasión), por esa manía de ampliar los instantes.
De avanzada edad, con la vista poblada de viejas miradas, mirares y miramientos, con una humildad que rayaba engañosamente en el temor, alguna precisa diligencia realizaba en la sala de la corporación que presidía, deteniéndose en los periódicos que encontraba al azar sobre la mesa. Sin saberlo, nos obsequiaba con un momento de reflexión, pues, ¿quién podría imaginar, al transitar por las calles, con el andar lento y la lucidez intacta, que Ildefonso Leal fue un inmenso repertorio de saberes en el amplísimo mundo de ciegos con pretensiones de tuertos?
El otro, fue un actor público de empeños y desafíos, aciertos y fracasos, que – es necesario decirlo – superan a los que ahora se ufanan de grandes y ambiciosas metas. La sola ida del Partido Comunista y la experiencia del MAS, constituyen ejemplos de una actividad desplegada con acentos de innovación que debe acomplejar al más bullicioso revolucionario de esta hora.
No sabemos si hizo la política clásica de la que somos tributarios, haciendo caso de una distinción que busca comprender cómo nos desubicamos hoy con sendos estilos y contenidos que, al hacerla, se nos antoja desnaturalizada y díscola ante el proyecto totalitario que refleja. Freddy Múñoz era de la otra escuela, múltiple, rica, profunda, exigente, que creemos sin cupo en la constante transición de los mismos sucesos que nos agobian.
Contó con mejor suerte Múñoz en la reciente sesión plenaria de la Asamblea Nacional que lo mencionó, mientras no ocurrió así con Leal, a pesar de nuestras diligencias. Ambos también constituyen una tarea pendiente para las nuevas generaciones, así se les presuma dispensables y hasta desechables.
http://www.opinionynoticias.com/opinionnacional/22793-ildefonso-leal-y-freddy-munoz
http://www.entornointeligente.com/articulo/6175596/VENEZUELA-Ildefonso-Leal-y-Freddy-Munoz
Fotografías: LB, Hemeroteca de la Academia Nacional de la Historia (Caracas, 15/02 y 09/04/2013).
Reproducción: arlos Hernández. Economía Hoy, Caracas, 12/11/1990.
El Nacional, Caracas, 02/07/1986.
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