jueves, 7 de junio de 2012

CUANDO LO VIEJO SE HIZO NUEVO

EL NACIONAL, Caracas, 12 de Septiembre de 1998 / OPINION
La Constituyente: participación o exclusión
Gabrielle Guerón Josko *

La verdad histórica más profunda no es, posiblemente, aquella atribuida a Maquiavelo de que el fin justifica los medios. La experiencia demuestra que los medios determinarán qué aspecto tendrá el fin Michael Harsegor, historiador Una de las propuestas más importantes en el tapete político es la de una Asamblea Constituyente. Esta buscaría recrear los lazos políticos que unen a la sociedad, no sólo mediante cambios sustanciales en la normativa, sino además a través del hecho simbólico que implica el acto constituyente. Dado que nuestro actual sistema político no goza de mucha simpatía, cabe preguntarse por qué hay tantas críticas a la propuesta. Una de ellas es que la Constitución que tenemos es muy buena, y que lo que hace falta es aplicarla. Otros aluden a su inviabilidad jurídica, o prefieren una reforma desde el Congreso. También se ha acusado a la propuesta de fetichizar los aspectos políticos y normativos, ignorando que nuestros males tienen elementos económicos, sociales y culturales que no se pueden cambiar con otro articulado.
Independientemente de los méritos de estos argumentos, me parece que la propuesta de la Constituyente resulta preocupante cuando escuchamos declaraciones de algunos de sus voceros (que no de todos) afirmando que en ella no podrán participar políticos o personas que hayan sido parte del Gobierno en los últimos años. La noción, dirigida abiertamente a excluir automáticamente a los partidos políticos tradicionales (al menos a aquellos que no pertenecen al "Polo Patriótico") de la Asamblea, también se extiende implícitamente a marginarlos del nuevo sistema político que surja de ella, no porque no resulten electos por el voto popular, sino debido a unas reglas de juego que prohíban su participación.
Esta idea resulta profundamente antidemocrática. Cuando la democracia se limita a acatar la voluntad de las mayorías para eliminar a la oposición, o privarla de sus derechos, se cae en el despotismo, independientemente del nombre que le demos. Sólo preservando el elemento liberal de reconocimiento de derechos inviolables de los individuos y de las minorías podemos hablar de una democracia integral.
Por otro lado, si en nombre del realismo político o de la prepotencia del poder, se ignoran estos principios, se está fomentando la violencia e inestabilidad. Michael Penfold al ver el panorama venezolano, comentaba que uno acepta participar en una democracia porque, aún sabiendo que se puede perder ahora, hay reglas de juego que permiten acceder al poder si uno llega a ser mayoría. Si se le dice a un sector de la sociedad que va a quedar permanentemente excluido, ¿por qué no sabotear este proceso? ¿Por qué habría de abstenerse de recurrir a la violencia durante las elecciones, o la Constituyente?
Por otro lado, que esto ocurra no sólo es un problema de los partidos. Al margen de las consecuencias económicas que la inestabilidad política pueda tener para todos los venezolanos, nada nos garantiza que esta arbitrariedad no se extienda a otros derechos o sectores.
Hay quien afirma que este es el escenario que nos espera. A riesgo de parecer ingenua, creo que hay que construir una salida. Si los que promueven la Asamblea Constitucional desean seriamente profundizar la democracia, deben recordar que no todo medio es lícito para ese fin, argumento que vale también para los que oponen la propuesta. En medio de la gran desconfianza e incertidumbre que reina en el campo político, hacen falta compromisos creíbles sobre unas reglas de juego. Los proponentes de la Constituyente tendrán que garantizar creíblemente a los demás sectores que sus derechos no serán conculcados. Por otro lado, todos los sectores deberán comprometerse a respetar los resultados electorales, y a dirimir sus diferencias dentro de canales regulares. Sólo partiendo del respeto mutuo y del reconocimiento del derecho del otro a existir se pueden garantizar las bases para un cambio constitucional pacífico y democrático.
* Politóloga. Investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela
ggueron@sagi.ucv.edu.ve

Ilustración: http://estoyquenopuedo.blogspot.com/2009/10/blancanieves-20-y-los-7-microbloggers.html

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