sábado, 7 de mayo de 2011
ANDADURA
EL NACIONAL - Sábado 07 de Mayo de 2011 Escenas/2
En la esquina
Música
¿En qué anda la música instrumental?
XARIELL SARABIA
¿Hasta dónde llegará el movimiento musical instrumental vinculado con lo tradicional? ¿Cuál es su alcance? ¿Logrará pasar del cuarto de hora? ¿Cómo se resolverá el matrimonio con el jazz? ¿La cosa es con el rock, como es el caso de Los Crema Paraíso? ¿Hay saturación? ¿Hasta cuándo hablaremos de los ensambles, de C4 Trío, de Pacho Flores o de Eddy Marcano? Eso nunca lo sabremos, dejemos que el tiempo lo diga.
Parece que si ha bajado la fiebre es sólo una sensación.
Sin embargo, discos recientes o que están por salir mantienen el ánimo, como el del clarinetista Alcides Rodríguez o La casita del castaño del debutante Quinteto Menos 1, que combina el violín que toca Lucas Sánchez con la mandolina de Gastón García (por cierto, usual dotación del fundamental grupo Recoveco).
El cuarteto lo integran, además, Miguel Siso en el cuatro y Rotnesth Medina en el bajo.
Agrego también la eminente salida al mercado del tan esperado Tábara, nuevo disco de Caracas Sincrónica, más la reedición de sus grabaciones anteriores, que podrían considerarse clásicos del movimiento, sobre todo por el momento en que se editaron.
Me refiero a El agridulce de 1998, que además rompió con los formatos de los ensambles de entonces la Caracas Sincrónica de aquel entonces incluía una guitarra, una mandolina y un clarinete, no tenía cuatro ni contrabajo y mucho menos flauta, y Zafarafa de 2002, al que le incorporan percusión.
Kapicúa, el conocido ensamble miembro de la MAU, está a punto de meter en el horno Bravedad, su más reciente grabación.
Lo mismo pasa con otra del chelista solista Germán Marcano (de la familia de los aguinalderos), que prueba con música venezolana.
En cuanto a la música tradicional, la persistente Fundación Bigott produjo el CD Tuyero del virtuoso arpista Yustardi Laza, para tocar el joropo de los Valles del Tuy con piezas instrumentales y revueltas que recuerdan al maestro Fulgencio Aquino.
Como siempre, un estuche elegante cubre un disco importante del que nos encargaremos de hablar más adelante.
El travieso y creativo pianista Gilberto Simoza graba él solo con su teclado Divertimento sobre música venezolana, su nombre lo dice todo.
Siguiendo con el piano, la internacional y famosa Gabriela Montero trae del exterior Solatino (con piquete político), piezas de compositores latinoamericanos como el cubano Ernesto Lecuona o el argentino Alberto Ginastera, o de los venezolanos de apellidos sonoros como Moleiro, Carreño y Esteves.
Además, el CD contiene sus notables improvisaciones ¿académicas? Un álbum de la Montero siempre es un acontecimiento cultural en el país.
Son algunos discos sobre los cuales comentaré en su debido momento.
Otro rumbo es el que toman los muy sonados y exitosos Huáscar Barradas (flauta) y Leopoldo Betancourt (piano), quienes grabaron a dúo Dos mundos, un CD que como dice un amigo puede ser la versión criolla de un posible mano a mano entre Kenny G y Richard Clayderman.
¿Por ahí andarán los rumbos de la música instrumental venezolana? Hay para todo. Ya veremos.
Ilustración: Debra Hurd, "Jazz Art"
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