CIUDAD CARACAS, 3 de Junio de 2012
LETRA FRÍA/ Cambalaches
HUMBERTO MÁRQUEZ
Más allá de, como dice el tango de Discépolo, “el mundo fue y será una porquería, ya lo sé”, y que el diccionario acuña la palabreja como “trueque de objetos de poco valor, a veces con intención de engañar”, sigo con la idea de esta nota, que no es otra de preguntar por qué las FARC no pidieron cambalachear a Langlois, por el también periodista Pérez Becerra, que sin ser ya colombiano, está privado de su libertad vía extradición de Venezuela, por un alerta roja de Interpol, activado mientras volaba a Caracas, y que su delito es opinar en una web desde Europa. Las malas lenguas dicen que ahí sí funcionó el cambalache cuando en el forcejeo gringo por lograr la extradición de Makled, Colombia escogió a Venezuela, en los mismitos días de la extradición más rápida ocurrida en el país. Ese Santos no vuela porque le tiene miedo a las escopetas.
La otra gran casualidad es que la liberación de Langlois – que dicho sea paso vivió el cuarto de hora más alto de un periodista, al ser arte y parte de su propia noticia-, ocurre cuando se cumple un año de la detención de Julián Conrado. Otro guerrillero cambalacheable por vías diplomáticas porque por la vía del chantaje, ni Chávez, ni nadie les iba a parar. Habría que ver la carta que le mandaron a Hollande con Langlois.
De Conrado se ha hablado mucho en los últimos días, gracias al excelente y comprometido trabajo que adelantan Ernesto Navarro e Indira Carpio en Alba Ciudad, y una voz serena, docta y sabia como la de Luis Britto García, con el peso específico de ser un brillante escritor, abogado y recientemente miembro del Consejo de Estado. O sea nada que ver con este realengo sin causa que yo mismo soy.
“Conrado es un extraordinario creador, una fuente de composiciones, de inspiraciones para nuestros pueblos y sería verdaderamente criminal la entrega de un gran poeta y un gran trovador. Entregar a Julián es… no sé… imaginen que repentinamente alguien alegara una acusación contra Alí Primera y lo entregáramos a un sitio donde lo van a meter en una cárcel, donde corre peligro su vida y esa es otra causa para evitar la extradición por razones políticas”. Y agrega que desde el punto de vista jurídico “es inaceptable” la entrega de Conrado
“El único delito de Julián, si eso pudiera llamarse delito, es ser fiel a sus convicciones. Hay una canción mexicana que dice si es pecado quererte que me condenen a muerte. Si es pecado ser fiel a convicciones ideológicas habría muchísimos condenados a muerte en Latinoamérica y en Venezuela”.
Como dice el tango Cambalache, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!…
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