Muere Oscar Niemeyer, e - independientemente de las adscripciones políticas, se va el extraordinario arquitecto sin materializar el monumento a Bolívar, entre otras de las iniciativas que quiso para Venezuela. Lo curioso es que, a pesar de la familiaridad ideológica, no fue posible tal pieza en la cumbre del cerro El Ávila, al que únicamente el chavezato tiene para llamarlo Guaraira Repano y prever un masivo desarrollo urbanístico en la cumbre caraqueña con absoluta independencia de sus costos, inicialmente medio-ambientales.
Una de tres, o todas ellas: "sin leal, no había lopa"; pecó por inocente el arquitecto; la prioridad es absolutamente otra, por lo que respecta al gobierno nacional. Lo cierto es que, al lado del monumento perejimenista (el teleférico y el hotel), no debía incomodar el que dejara el actual ocupante de Miraflores. Total, el país prosigue y no ha de anclarse en sus accidentes.
Ojalá pudiera hacerse realidad algún día, aunque - como vemos - hay camaraderías de circunstancias, hasta que la cosa se pone seria. El arquitecto lo fue, pero los otros ...no tan serios.
LB
PD: Por cierto, recomendamos a Oscar Ribeiro de Almeida y el poeta de las curvas: http://habitar-arq.blogspot.com/2012/12/oscar-niemeyer-el-gran-poeta-de-las.html
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