San Lucas, 24: 35-48
En su homilía de hoy, el Padre Roberto Martialay (SJ) señaló que las lecturas recientes versan sobre la confirmación de la resurrección de Jesús. Y se pregunta: ¿dónde encontramos hoy signos de la resurrección? Hay dificultades por todo lo que nos rodea, la vida difícil en lo que no sabemos perdonar, incluyendo la programación chocarrera y vanidosa de le televisión.
Al plantearse esta inquietud, señaló Martialay, leyó los comentarios de José Antonio Pagoda. Jesús se da a conocer llevándole la paz. En la familia podemos verla en lo posible, viendo a Jesús resucitado.
No es un fantasma, enseña sus manos y pies. El resucitado es el crucificado, como insisten los Evangelios. El Jesús resucitado está en los problemas, en el sufrimiento y desamparo. Las pruebas y padecimientos como camino a la resurrección.
Abrir el entendimiento, y, aún cuando no lo veamos, nos acompaña. Nos ha dejado el sacramento de la Eucaristía. Lo sentimos resucitar en misa.
La resurrección plena viene después de la muerte. Fe esperanzada. Hay que repasar un poquito dónde podemos verlo resucitado. Recordemos, después de la misa, aquello de “vayan en paz”: envío a predicar.
He 3: 13-15, 17-19.
Salmo 4.
1Jn 2: 1-5.
E, igualmente, retomamos las notas de la homilía del Padre Martialay del 30/04/06: la liturgia por 50 días nos retiene en la resurrección aunque no siempre coincide el estado de ánimo de una persona con el tiempo litúrgico. Jesús resucitado se presenta en grupos, y – luego – como una experiencia mayor en la Eucaristía. Consuela: al salir de la misa, comentar y cooperar en el consuelo. Dichosos los que reconocen a Dios en miles de circunstancias. Procuremos ser testigos de Jesús resucitado. Somos y seamos atípicos.
Fotografía: Pieza de Carlos +10
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