domingo, 3 de abril de 2011

LA METRÓPOLI DE LO PEDESTRE


EL NACIONAL - Domingo 03 de Abril de 2011 Ciudadanos/3
Caracas desde El Calvario, con Federico Vegas
Cuando lo pedestre es vital
Entre las escalinatas y miradores de El Calvario hablamos de la ciudad y la arquitectura, de sus áreas públicas, de los que caminan, de lo que hay que revolucionar
JOSÉ CARVAJAL

Al pie de la escultura de Zamora -desde donde antes miraba Colónobservamos la Caracas que bulle a nivel.

El maratón de la CAF le hizo pensar que debería haber un plano de Caracas con una ruta permanente para el caminante. Un gran eje desde Petare hasta Catia, que permitiese incorporarse en cualquier punto a ese "parque continuo". Vegas es de los que piensa que muchos carros sobran. Que la arquitectura es para hacer ciudad, secuencias, diálogos, no objetos aislados. Que los parques han de ser para atravesar de un lugar a otro. Por razones pedestres, de la extensa y rica conversa, sintetizamos lo referido a movilidad, sobre todo peatonal, aquello que la niega o que la incentiva.

En Caracas, todo lo que es cultura está en sótanos: el Trasnocho, el Museo de Arte Contemporáneo, o arriba: el Ávila, El Calvario. Parece que la ciudad se "civilizara" si subes una cota o si la bajas. La Caracas a nivel es una ciudad muy hostil, en cambio en las alturas o en las profundidades es una ciudad muy interesante. Claro, en la Caracas a nivel, y de cerca, es donde está la pelea.

--Si tú abres la compuerta para que la ciudad se densifique, evidentemente esto tiene que venir unido a un sistema de transporte público integrado. Si tú transformas Chuao en esos edificios que todo el mundo ama cuando viaja a Madrid o París, no le puedes dar estacionamiento a cada apartamento. Eso no existe en ninguna de las ciudades verdaderamente deseadas.

--Respecto a la vivienda la cosa se pone más grave, porque todos los organismos, sobre todo del Estado, tienen metido el chip de la vivienda, que es un problema sin solución.

Porque no es el problema de la vivienda, sino el problema de la ciudad. ¿Cómo hablar sólo del problema de la vivienda si tú necesitas la calle, el colegio, el hospital? ¿Qué hace uno con puras viviendas? Lo primero que hay que hacer es redensificar Caracas, porque esta ciudad ocupó el valle muy egoístamente. Las mejores partes del valle, sobre todo al este y al sur, están ocupadas por casitas. ¿Qué es esa vaina? La semilla que más territorio pobló en Caracas fue la de los ranchos y una especie antiurbana que se llama "vivienda unifamiliar aislada". Y eso forma parte de una ley, y si tú quieres divivir tu casa en dos, eso es ilegal. La gente igual lo hace, pero es ilegal. Esa es una vaina que hay que erradicar. Quien quiera una casita que se vaya fuera de la ciudad. Hay que convertir Chuao, Macaracuay, La Floresta en viviendas multifamiliares integradas.

--En Caracas el peatón es un exilado, un expurgado, un castrado. La definición de peatón de Francisco Vera Izquierdo es bellísima: "Peatón es todo aquel que encontró donde parar el carro". Es más bello el nombre de "caminante" y más bello aún flanneur. Es muy difícil pedirle al peatón que luche por sus derechos, pero la arquitectura tiene que estar hecha en función de este. ¿Cuál es el mejor conjunto arquitectónico de Caracas? Sin duda alguna la Universidad Central de Venezuela, que tiene recorridos peatonales excelsos. Pero cuando vas a su única calle urbana, a lo largo del Paseo Los Ilustres, es la vaina más hostil que pueda existir.

Ahí al peatón la Central sólo le da una cerca Odrica. Y el que camina frente a la Universidad Bolivariana se siente como un paria. ¡Caminar por ahí debería ser la gloria! --Mira el patio del Fermín Toro, debería haber algo similar por el borde. ¿Por qué le voy a entregar las bombonas de gas, los extractores, al peatón? Fíjense en esa esquina (señala uno de los bloques de El Silencio). Allí hay un jardín, como una entrada de servicios del Metro. Ese jardín no le sirve sino al que pasa por la esquina, pero se le niega con esa cerca.

En la Francisco de Miranda hay toneladas de eso. Cuando pasas frente a lo que era la Embajada de Estados Unidos, donde ahora está algo del Gobierno, ves que tiene un jardín bellísimo, pero cercadísimo, que sólo disfrutan los carros que estacionan dentro. El peatón que pasa por ahí ni lo ve. El caso más terrible es La Floresta, que tiene un extraordinario jardín, y lo disfruta sólo el que entra, 0,01% de quienes pasan por ahí.

--Parece que no se hubiera creado una fuerza política en favor del peatón. ¡El Country Club, que debe ser un parque, ha rodeado con muros los campos de golf! Que les dejen unos hoyos arriba. El problema no es sólo que la gente no lo puede usar, ¡es que ni siquiera lo pueden ver! El nivel de mercantilismo de Caracas, patrocinado por el Estado, como en el caso de La Estancia, por los ricos, como el caso del Country Club, por los militares en Fuerte Tiuna, o el caso de la Central es exactamente la misma visión: que se joda el peatón.

Leer la urbe desde cotas diferentes. Cuando miramos hacia el este desde estas escalinatas, resulta muy fácil entender la presencia de unos ejes y una cuadrícula, y la posibilidad de unos itinerarios. Claro, estamos hablando de una parte de la ciudad en la que tuvieron qué decir Rotival, Cipriano Domínguez, Villanueva, Carlos Gómez de Llarena. Allí se focalizó el pensamiento urbano y existe un caudal de ideas muy fuerte: El Silencio, el Centro Simón Bolívar, el parque Vargas y la mejor retícula, la originaria, con los edificios más valiosos. Pero, cuando miras desde acá arriba hacia el suroeste, te cuesta entender qué está pasando, parecen cajas de fósforo que alguien lanzó y una serie de ranchos que se derramó sobre el territorio. No puedes leer la cuadrícula, no puedes leer los ejes, no lees una intención de relacionarse con el cerro, no se lee una manera de entender el valle. Nada es legible.
Perfil urbano

La otra literatura
Federico Vegas
(Caracas, 1950; arquitecto, UCV, 1976)

Ha escrito cuentos y novelas, pero también ha publicado sus ensayos y artículos periodísticos sobre temas urbanos y de arquitectura en sendos libros, La ciudad sin lengua (Editorial Sentido, 2001) y La ciudad y el deseo (Fundación Bigott, 2007). Conduce junto a María Isabel Peña el programa radial La ciudad deseada (Emisora Cultural de Caracas, 97.7 FM), programa dominical que durante varios años hizo en compañía de William Niño Araque.

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