martes, 5 de abril de 2011
INCLUSO, DESCUBRIENDO A UN CRÍTICO
"Primera escultura espacial (...) Una escultura pintada se transforma, de ese modo, en objeto tridimensional. El imaginario que se hizo visible en la superficie pictórica da el salto al espacio. Durante la escritura de este texto, tuve oportunidad de asistir al proceso de su realización en madera. Percibí su volumen y su materialidad ..., y tengo la maqueta a la vista mientras escribo. Aún no ha sido coloreado, y por lo tanto sólo conozco una obra inconclusa (...) Sólo la materia tiene existencia física en la escultura. El objeto estético, el simetrable, sigue siendo un irreal. La madera y su espesor, al igual que la tela plana, provocan una imagen. Se trata del mismo problema discutido con respecto a la pintura. En vez de una trama lineal, tenemos situaciones fácticas; realmente hay aristas, planos, entrantes, salientes, ángulos, quiebres, estratos, un basamento, dos columnas, elementos triangulares, gárgolas, brazos, canales y un macizo como remate. Son las instrucciones que nos da el artista para construir una imagen, o más precisamente, un objeto-en-imagen de compleja geometría. Las relaciones espaciales entre los componentes materiales crean una estructura irreal en nuestra conciencia. Y, sin embargo, por el hecho de corresponder a una obra tridimensional, la experiencia estética no es diferente a la que proporciona un cuadro. Independientemente de los colores que elija el artista, esos colores no serán solamente datos de la percepción. No van a cubrir simplemente una materialidad, como podrían ser unas capas de pigmento sobre una pared, un mueble o cualquier otro artefacto. Van a funcionar, en cambio, como representantes de una cualidad imaginaria del simetrable y serán por lo tanto un significante, al igual que la infraestructura física con volumen de la escultura".
Roberto Montero Castro
("Julio Pacheco Rivas: Memoria de espejos", edición bilingüe, Fundación Banco Mercantil, Caracas, 1989: 97)
Brevísimo intercambio
A través de Facebook, tuvimos ocasión de compatir con el artista. Ventaja de la red social, nos permitimos traer a colación el intercambio:
LB: Nos atrae el constructivismo, aunque no disponemos de tiempo para indagar al respecto y a propósito de la exposición de las obras más recientes de Pacheco Vivas, pues otros son nuestros oficios. Nos quedan dos preguntas y sé que puedo interpretar a María F.: ¿concluyó la obra, coloreándola? (no hallamos aún la pieza en la red);¿trata el comentarista de un borrador, pues el empleo del metal hubiese evitado la rugosidad que da la madera, de haber sido la intención del artista? (aunque si de porosidad se trata quizá el cemento u otro equivalente ofrece mejor perspectiva: el vistazo ampliado y algo detallado del "esxcaneo" es distinto al de la página)...
JPV: La obra se llama Rosa de los Vientos. Fue expuesta en el MBA de caracas dnetro de mi expo Una Ciudad (1989) y luego en la Bienal de Venecia (1990).
Fue realizada en madera ensamblada, tratada, texturizada y pintada. La obra se perdio, por razones de la miseria cotidiana.
Roberto Montero Castro fue un gran amigo y un excelente crítico que no se conformaba con escribir a partir de lo visto en exhibición. Amaba el calor de los procesos en el taller, la fragua. Murio hace ya 12 años.
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