ADECAJE

EL NACIONAL, Caracas, 13 de Octubre de 196
Adecos y Adecoides
JESUS SANOJA HERNANDEZ

1941, la fundación . En el acta constitutiva no figuró Rómulo Betancourt, acaso por aquello del ` ` Libro Rojo'' . Paradojas de este país, pues Gustavo Machado no apareció entre quienes, en Maracay, 1937, fundaron el PCV, saliéndose del PDN, ni Villalba en la lista de forjadores de URD, en diciembre de 1945, ni Caldera en la de Copei, enero de 1946. Sin embargo...

1945, el poder . Unos meses antes de la Gloriosa Revolución de Octubre (no la bolchevique, por cierto), Andrés Eloy se había lanzado de frente contra la posibilidad de que los militares retornaran al poder. Pero, de manos de Betancourt, quien sostenía contacto con la logia de Pérez Jiménez, los militares llegaron al poder. Así, durante un trienio, civiles (los adecos) y gente castrense (Pérez Jiménez y los suyos) compartieron el mando del país.

1948: Ejército, partido, pueblo . De la unidad férrea de que hablaba Betancourt entre estos tres componentes del poder, sólo quedó, en 1948, el Ejército o, con más precisión, las Fuerzas Armadas. Diez años de exclusión de Miraflores sufrieron los adecos, período que se conoce como de ``La Resistencia'', vivido por Betancourt entre La Habana, San José, San Juan y Nueva York.

1958, el retorno . Al regresar del destierro él dijo: ``Vengo sin ambiciones de poder'', lo cual no impidió que en diciembre resultara electo, aunque AD perdiese vergonzosamente en Caracas. Convocó a sus enemigos históricos de antemano arrastrados por el Pacto de Punto Fijo: Villalba lo acompañó hasta diciembre de 1960, Caldera hasta el final de 1963. Punto Fijo había cedido pues, paso a la ``annona muricata''.

1967, el tercer parto . El primer parto había sido en abril de 1960, con el MIR y el segundo en enero de 1962, con ARS o AD-oposición. El tercero llegó en diciembre de 1967, con el MEP, tras el dúo CAP-Gonzalo haber desconocido el triunfo de Prieto en la primarias de septiembre. Betancourt sentenció que no importaba haber perdido el partido -que significaba perder el poder- porque uno y otro serían rescatados en 1973 (``adeco es adeco hasta que se muere'').

1973, el fenómeno Pérez . Desde la Secretaría General, 1970, Pérez había hecho el balance de la derrota de 1968, perfilándose como el delfín de Rómulo. La insurgencia del MAS y poco después de la Nueva Fuerza (MEP, PCV y URD, separado a raíz del Congreso de julio de 1972) selló la suerte de la izquierda que, como diría Rubén Monasterios, se fue por el camino de la impotencia. Pérez prometió democracia ``con energía'', algo que andaban buscando los venezolanos. Y al ganar, gobernó efectivamente con energía (petrolera): quinquenio saudita.

1983, Jaime es como tú . Otros cinco años de alejamiento de Miraflores, otra resistencia, no con ``el duro pan del exilio'', no con el martirologio de Leonardo, Alberto y los guasineros, sino con el dulce matrimonio desavenido del bipartidismo. Jaime aseguró (con el ­Si! de Freasan) ser ``como tú'', un adeco simpático y echador, versión modificada del Juan Bimba de Manuel y Andrés Eloy, de Medo y la Venezuela rural. Ganó y con su triunfo comenzó a deshacerse el pacto de sangre entre Caldera y Fernández.

1988 o el Pérez paquetero . El retorno triunfal de CAP pareció demostrar que Venezuela era adeca. Al ``homo adecus'' lo había estudiado Escovar Salom, 1963, en su tránsito por el uslarismo ( sic transit gloria mundi) y ridiculizado Edecio, quien calificó, vaya audacia, las partes adecas de la anatomía humana y de los automóviles (el codo y el parachoque) hasta que vinieron las rigurosas inquisiciones de Britto García, que incursionó hasta en los símbolos del partido, las crónicas de Cabrujas acerca de la busqueda del arca perdida (``las bases ideológicas'') y el artículo, entre psicoanalítico y antropológico (todos tenemos nuestro adequito por dentro) de Barrera Tyszka. Pérez, en 1989, intentó la proeza de no ser adeco sino neoliberal, desnacionalizando lo por él nacionalizado, y acabó hundido. No le funcionó ``el paquete chileno''.

1996, ¨ cuarta división ? La anuncian por allí, para desgracia del país. Imagínense: ­AD con cuatro hijos! Ya es demasiado.