lunes, 7 de febrero de 2011

dos perspectivas


EL NACIONAL - Domingo 06 de Febrero de 2011 Opinión/8
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Universidad: propongo
Rigoberto Lanz

"...Hay una contradicción lógicamente insuperable en la realización de mi reforma. Uno no puede reformar las instituciones sin haber reformado previamente los espíritus; pero tampoco podemos reformar los espíritus sin haber reformado previamente las instituciones"
Edgar Morin
(Mon Chemin, p. 272)

Que saquemos de la discusión lo que no puede ­o no debe­ formar parte de una ley de estudios universitarios.

Queremos discutir de todo, pero sólo algunos asuntos son pertinentes. Hay demasiada materia legislada (y por legislar). Mejor es concentrarse al máximo en pocos asuntos esenciales. Hay otras vías para atender cuestiones operacionales y de gestión (reglamentos, etc.).

Que no nos empeñemos en "ganar" la discusión. Se sabe que finalmente en el texto se dirán unas cosas y no otras, que nada de eso es inocente, que todo está cargado de presuposiciones, intereses y convicciones. Una ley no es la suma de todo eso. Tampoco un simple forcejeo burocrático para inclinar una votación a favor o en contra. Gente de carne y hueso hará su trabajo de "traducir" lo que el debate refleja.

Ese no es un asunto "neutro" ni de mera técnica legislativa.

Que nadie se pase de listo queriendo engatusar al otro.

Que hagamos el máximo esfuerzo ­de verdad­ para que el clima de debate no derrape en trifulca. Las pasiones y los arrebatos son parte de una cierta idiosincrasia. Ese no es el problema. El asunto se complica cuando las ideas son sustituidas por los gruñidos. Ello ocurre con mucha facilidad, por eso hay que ejercer una acción deliberada y firme en este terreno.

Que sepamos distinguir la discusión verdadera de los falsos debates. Mucha gente está pendiente principalmente del protagonismo mediático sacando cuentas politiqueras.

No tienen ideas que promover pero sí intereses políticos que interponer. Al mimo tiempo, hay gente de variados sectores que tienen cosas que decir, no importa si son amigos o enemigos del gobierno. Hay que poner atención en aquellos interlocutores válidos que piensan de modo diferente.

Que los fundamentalismos se queden en el ámbito privado de cada operador. No hay nada que pueda encararse desde posturas dogmáticas o bajo la óptica de un voluntarismo maximalista. La política funciona de otra manera. Las diferencias, conflictos y antagonismos existen previamente.

No hace falta que se produzca un debate sobre la universidad para que nos enteremos de que existen profundas divergencias. Esa disparidad de enfoques no va a desaparecer porque hagamos una discusión civilizada. Expresar un punto de vista es muy importante. Pero que cada quien asuma responsablemente los límites de este debate, es decir, que no se maneje la ingenuidad de que "todo estará representado".

Que desdramaticemos esta discusión y coloquemos en parámetros manejables y discernibles lo que en verdad está en juego. Una ley no es una revolución (por muy radical que parezca). El mundo no se acaba si el texto dice esto o aquello. No digo que todo da igual.

Digo sí que apliquemos una cierta dosis de realismo en medio de las naturales y saludables aspiraciones utópicas.

Que la universidad que resulta de la aplicación de una nueva ley estará sometida a una larga transición en donde se juega en verdad lo que cambia y lo que parece que cambia. No hay que empeñarse pues en un acto único. El mejor camino es posicionar un clima constituyente que ponga en tensión todos los días cada práctica y cada discurso. Ese no es un asunto parlamentario sino el ejercicio efectivo de una soberanía instituyente que dota de nuevos contenidos el quehacer del mundo académico.

Que logremos desmontar la lógica corporativa en la que cada sector ya tiene su agenda, sus demandas y sus pautas de negociación. Es clarísimo que la universidad no es una comunidad de "iguales". Sería pura demagogia creerse en serio que es lo mismo un obrero, un empleado, un estudiante o un investigador. Preciso será visualizar un espacio común más allá de los intereses pragmáticos.

Hacerlo bien no es imposible... intentemos que esta vez funcione.


EL NACIONAL - Domingo 06 de Febrero de 2011 Opinión/9
Cohabitación
NICOLÁS BIANCO C.

En el lapso de los últimos 45 días, la grave situación que atraviesa la universidad democrática venezolana ha desembocado en un proceso que se asemeja a lo que en política se denomina la cohabitación. Un portafolio de negociaciones cuya agenda está constituida por temas de la mayor urgencia nacional en educación superior, que deben ser abordados por dos sectores cuyos propósitos son antagónicos y diametralmente opuestos.

La coyuntura que conduce a la cohabitación se explica por el hecho de que la ministra Yadira Córdova y la rectora de la UCV, Cecilia García Arocha, son profesoras de nuestra Facultad de Odontología y se respetan.

Ninguna actúa sola. Córdova sigue por convencimiento los lineamientos del Ejecutivo nacional, mientras que la rectora García Arocha representa e informa tanto a sus colegas rectoras y rectores como al Consejo Universitario ucevista. Por supuesto, no es un mecanismo único ni excluyente.

Los problemas son ingentes y perentorios. La severa asfixia presupuestaria es, en nuestra opinión, el más grave. Están en juego no sólo la vigencia de las universidades públicas, sino el año académico de más de 300.000 estudiantes. Nuestros docentes están aplastados por una inflación y una pérdida innegable del poder adquisitivo en el contexto de salarios congelados por más de 4 años.

El proceso de transformación institucional, académico y operativo que hemos iniciado en nuestras gestiones en las principales casas de estudio se perdería como agua entre los dedos. El Ejecutivo tiene la palabra. Nuestros expertos han avanzado el ajuste presupuestario a 70 dólares por barril petrolero, orientado a la alimentación, salud, educación, hábitat y seguridad ciudadana, como un mecanismo de pronta instalación luego de la discusión legislativa de rigor.

El segundo tema es el de la admisión del nuevo contingente de bachilleres (2011) . El Ejecutivo defiende el ingreso universal (irrestricto) mientras que las universidades públicas y privadas han generado, a través de los núcleos de vicerrectores académicos y secretarios, la propuesta de un nuevo Sistema de Ingreso a la Educación Superior. Ante esta situación, la ministra Córdova dio el siguiente paso en el tablero: se estableció una comisión mixta para analizar y proveer una salida que reconozca el derecho constitucional a la educación superior sin sacrificar la calidad de lo que enseñamos.

Obviamente, no podría haber nuevos ingresos si la situación presupuestaria nos lleva al funcionamiento vegetativo. Es pertinente informar que nuevamente más de 400.000 estudiantes "tocaran las puertas" para el lapso que comienza en las próximas semanas.

Un tercer tema de indudable prioridad es el relativo a la ley de educación universitaria. Los procesos de diciembre de 2010 y enero 2011 han reafirmado que la autonomía universitaria es nuestra "segunda carta magna". Nuestro fundamento legal vigente es la ley de universidades de 1958 (ley que consagra la autonomía universitaria plena), parcialmente modificada en 1970. Si la cohabitación prosigue, ambos lados pueden mostrar la voluntad de escuchar y analizar. Existe la determinación de nuestra parte de redactar nuevos reglamentos electorales internos, que amplíe la participación proporcional de los sectores de nuestras comunidades.

Así mismo, llamar nuevamente al Tribunal Supremo de Justicia a que someta a discusión el recurso de nulidad admitido por la Sala Constitucional sobre la actual Ley Orgánica de Educación. Mientras tanto, la reposición de los procesos electorales universitarios suspendidos por la Sala Electoral y el ejercicio autonómico de los pautados en los próximos meses reflejaría avances de la mayor significación en el complejo pero factible proceso de la cohabitación.

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