lunes, 7 de febrero de 2011
consonante magistral
EL NACIONAL - Lunes 07 de Febrero de 2011 Escenas/2
Monterroso definitivo
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ
Si la permanencia existe en literatura, ella tiene que llamarse con el nombre de Augusto Monterroso. Sabedor como el mejor Quevedo (un autor al que idolatraba) que el tiempo convierte en cadáveres lo que otrora fueran firmes murallas (una advertencia a toda estirpe de imperios, dictadores y autócratas), hará exploración exhaustiva de aquello que está signado por la permanencia (una forma de entender la inmortalidad de la literatura).
Con los conceptos de longevidad y brevedad gestará verdaderos cognados de creación estética y de presentación filosófica. Fugacidad y solidez insinuarán los polos de su vida de narrador y de su personal seña contadora. Sabiendo que todo lo sólido se desvanece en la tierra, de donde ha partido y a donde tendrá fatalmente que reintegrarse (esa inclemente llamada del polvo al polvo), escribirá sobre el desvanecimiento de la realidad y sobre la perpetuidad de la imaginación. Nace con él una literatura que no es nueva porque lo quiera ser, sino porque es simplemente única en su personal modo de entender la ficción.
Su novedad existe en su vejez. Un elogio de la unicidad de la literatura, ese arte en donde no tiene que decirse nada nuevo si se posee la forma de decirlo de manera diferente. Palabras y cosas como un eterno dilema.
En el origen está "El dinosaurio", su más acabada pieza narrativa y su mejor credo literario que extiende el principio de confluencia entre el narrar y el teorizar la narración. Humor e ironía de la literatura, faces y facetas para auspiciar en clave versicular la rotunda captación de lo que es la historia, la política, el pensamiento, la vida: un estar siempre allí.
El Guiness baladí hace olvidar la enormidad de su crítica a la razón humana, un amanecer conducido por la permanencia.
Una reciente edición quiere que el relato se divulgue completo y definitivo y para ello postula un reacomodo de la fraseología del texto. Sin decirlo expresamente, El dinosaurio. Ver- sión completa y definitiva (Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, Tegucigalpa, 2003), que sospechosamente firma Augusto Monterroso (fallecido el año 2003), prologa Pompeyo del Valle y corre al cuidado de Víctor Manuel Ramos, Wilfredo H. Corral y Lauro Zavala (a su vez, ilustrada por Eloy Barrios Alayón), ahonda en la manera filológica entre la versión manuscrita del texto: "Cuando despertó, el dinosaurio/ todavía estaba allí" y la que quiere definitiva: "Cuando/ despertó/ el dinosaurio/ todavía estaba allí"; proponiendo una hermenéutica métrica del decurso narrativo.
La elipsis crítica está en consonancia maestra con la del maestro. Apenas en la contratapa, una quinteta de W.
H. Corral, produce el señalamiento: "Con este texto Tito creó varias maneras/ de vivir, no de extinguirse, y como la/ realidad existe tan ferozmente/ en sus creaciones, éstas, a la vez,/ existen ferozmente para nosotros".
Pájaro de Hispanoamérica u oveja negra, moderno y noble conceptista de la lengua, descansa ya en canción definitiva; todo un despertar de permanencia. El solaz del filólogo es también un juego prescrito por el texto (neurosis por explicar hasta las formas perfectamente explicadas o burla desenfrenada de la veneración editora), en esta y en toda gran literatura.
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Augusto Monterroso,
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