Superar la melancolía política
Luis Barragán
El año que concluye lucía generoso y promisorio, a pesar de las inmensas dificultades que empuñaba en la frente de cada venezolano. Luego del triunfo parlamentario de la oposición, la solicitud y realización del proceso revocatorio del mandato presidencial, establecido expresa e inequívocamente en la Carta de 1999, garantizaba una transición en paz reforzando nuestro optimismo.
Para el gobierno, lo más importante era no sólo postergar hasta liquidar el referido proceso, confabulado con el órgano electoral, sino atajar la sana emoción, el entusiasmo y también la dicha que su sola posibilidad generaba, renacida la esperanza más genuina en medio de las tempestades, como suele ocurrir. Sobrellevó a pulso cada evento, calculando sus consecuencias sobre una población desesperada, pero terca, hasta clavarle profundo el puñal en el momento recomendado por los especialistas.
Frustrada la consulta popular, subvertida impunemente la Constitución, levantó vuelo una tal mesa de diálogo, sacada de la vieja chistera, y quienes la concurrieron sabían perfectamente los efectos psicológicos de un fracaso que estaba cantado. Inevitable, uno de los negociadores, Carlos Ocaríz, luego reconoció que la propia instalación y desarrollo del intercambio, produjo la desmotivación y desmovilización ciudadana: por lo menos, sin relevarlo de tamaña responsabilidad, dio la cara como no lo hicieron los otros voceros del celebérrimo G-3 que cree condensar todas las fuerzas y energías de la oposición democrática.
Faltando poco, agudizada la crisis humanitaria, pretendiendo chantajear a la población con bolsas de comida que, insuficientes, manejan los colectivos armados a su antojo, Maduro Frías hizo muy bien lo que Chávez Moros hubiese hecho: jugó con el circulante, agobiándonos con un morboso y consecutivo descaro. En diciembre próximo pasado, ocasión propicia para el festejo familiar con lo poco o muy poco que hubiese, supimos apenas de la tristeza que los pueblos sojuzgados por una indolente dictadura sienten, como ocurre en la cercana Cuba o en la lejana Corea del Norte. Empero, colmada la paciencia que dispone a la lucha, el liderazgo opositor debe de superar esa suerte de melancolía que embarga a unos, incluyendo a quienes – conscientemente o no – contribuyeron a ella, frente a otros que se mantienen firmes en sus convicciones, decididos y combativos, como María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma.
La desmoralización del pueblo ciudadano, propiciada una masiva depresión desde el poder establecido, hay que superarla en las propias filas de su dirigencia política aún libre de toda culpa por la situación a la que hemos llegado. No hay otro remedio para evitar que se prolongue, devorándonos.
Fuentes:
01/01/2017:
http://www.radiowebinformativa.com/opinion/superar-la-melancolia-politica-luisbarraganj
https://www.lapatilla.com/site/2017/01/02/luis-barragan-superar-la-melancolia-politica
http://www.scoopnest.com/es/user/venezuelaaldia/815904266250579968
http://www.envenezuela1.com/content/blog/lapatilla-luis-barrag%C3%A1n-superar-la-melancol%C3%ADa-pol%C3%ADtica
http://www.hoyenvenezuela.com/2017/01/02/luis-barragan-superar-la-melancolia-politica/
http://www.envenezuela1.com/content/blog/lapatilla-luis-barrag%C3%A1n-superar-la-melancol%C3%ADa-pol%C3%ADtica
http://quepasaenvenezuela.com/2017/01/02/luis-barragan-superar-la-melancolia-politica/
https://newstral.com/es/article/es/1051709855/luis-barrag%C3%A1n-superar-la-melancol%C3%ADa-pol%C3%ADtica
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