El fantasma de Lindbergh
Luis Barragán
Abundan las redes con el ascenso al poder de Donald Trump, aunque el mundo todavía no se ha acabado tras varias horas. No tardan los analistas en subrayar importantes aspectos del discurso inaugural que, se nos antoja, es portador de una terca resistencia ante la globalización y de la perplejidad que genera la automatización del trabajo. No obstante, aunque sean muchas y variadas las celebraciones, nos seduce la sencillez de un acto republicano, en las escaleras del Capitolio, ante el presidente de la Suprema Corte que, por cierto, por más aspavientos que levante entre nosotros, no pertenece a la consabida generación de los “magistrados-expresos”.
Llama poderosamente la atención, en este difícil lado del mundo, las múltiples y competitivas transmisiones de los actos, versionándolo variadamente. De un lado, cada movimiento y murmullo llegó a todos, gracias a la población de cámaras y micrófonos que los registraron; y, del otro, nuevamente constatamos, los casi imperceptibles movimientos de los servicios de seguridad que tampoco se compadecen con el vasto operativo militar que la sola presencia presidencial acá ocasiona para atropellar a la ciudadanía, así se encuentre indiferente a muchas cuadras de los prosopopéyicos eventos forzosamente radiotelevisados de acuerdo a las imágenes y voces del poder que dice bastarse consigo mismo.
Nadie puede negar la importancia que tiene el protocolo en los asuntos de Estado, cuya sobriedad y eficacia valoramos cuando se trata de representarnos, pero – aceptemos – el nuestro actualiza las viejas prácticas de monarquías plagadas de símbolos huérfanos de sentido, surgido de las más ociosas cortes europeas. Dirán los post-modernos, lo profundo está en la superficie, porque de los oropeles de palacio también se saca al pasajero así no aparezca la maleta.
Tiempo atrás, Philip Roth publicó una estupenda obra de política-ficción, convertido Charles Lindbergh en el mandatario estadounidense que le convino, planificándolo, al régimen nazi. Ojalá Trump no se haya excedido tanto como para prestarse a los intereses rusos que, hay indicios, hicieron la guerra electrónico-electoral de la que todos hablamos.
El fantasma del aviador recorre la Casa Blanca de acuerdo al involuntario pronóstico de Roth, pero la nación del norte no se condensa únicamente en Washington. Un complejo tal de instituciones que tiene por epicentro el ideario de la libertad y de la democracia, no sucumbe tan fácilmente, como no lo hizo con la guerra civil, las dos guerras mundiales, la guerra fría, Vietnam y Watergate.
Capturas de pantalla: Inauguración del mandato, transmisión por Youtube de ABDC News (21/01/2017).
22/01/2017:
http://www.radiowebinformativa.com/opinion/el-fantasma-de-lindbergh-luisbarraganj
No hay comentarios:
Publicar un comentario