La maldición del petróleo
Margarita López Maya
En estos tiempos tan necesitados de reflexión, la maldición del petróleo es un concepto, que debiera ser más explorado y debatido por nuestros gobernantes y la sociedad toda.
Existe una importante producción académica sobre ella, y las ópticas suelen enfatizar o el lado económico o el lado político, dependiendo de la disciplina desde donde se aborde.
El concepto apareció en los años ochenta para explicar por qué países ricos en minerales, particularmente en petróleo, no lograban utilizar este bien para desarrollarse. Por el contrario, sus tasas de crecimiento, en el largo plazo, eran inferiores a otros países.
Cuatro cualidades de la economía petrolera explicarían esta maldición: una escala de producción masiva, que acalla diferencias sobre su gestión; la naturaleza externa del ingreso fiscal, que hace que los estados no dependan del impuesto a sus ciudadanos; la inestabilidad de los precios en el mercado internacional, que causa permanentes dificultades económicas y la secrecía con que se suele manejar el recurso, que estimula la corrupción y malas prácticas económicas, pues es fácil esconder los errores.
La literatura política se centra en el Estado rentista. El rentismo propicia prácticas autoritarias, inculca la conducta de cazar renta entre funcionarios y la sociedad, moldea un país improductivo. Terry L. Karl, especialista en esta materia, llamó este fenómeno la “paradoja de la abundancia”. Ella es una de las entrevistadas por Carlos Oteiza en CAP, dos intentos, un documental donde la maldición revela su presencia en los mandatos de Pérez, creando situaciones análogas a las actuales.
Venezuela, junto a países petroleros de África, como Angola, es actualmente un caso paradigmático de esta maldición. La teoría, empero, no la considera algo inevitable. Al contrario, describe sus peculiaridades económicas y sociopolíticas, para contribuir a evitarla.
Desafortunadamente, en nuestro país, la maldición se ha convertido en inescapable por la ignorancia o desprecio hacia el conocimiento del que ha hecho gala el poder. Es tiempo de rectificaciones, estudiar y aprender de otros países que han logrado conjurar la maldición y hoy, como Noruega, dan calidad de vida, igualdad y democracia a sus pueblos.
Fuente:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/28727-margarita-lopez-maya
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