AN:
una hazaña de la comunicación
Luis
Barragán
Obviamente
limitados los medios de comunicación, antes de las innovaciones tecnológicas,
las deliberaciones del antiquísimo Congreso – creemos – llegaban a la
ciudadanía interesada por la noticia transmitida de boca en boca, los partidos
que avalaban con los hechos las intervenciones de sus diputados y senadores,
como los impresos que a los días las publicaban extensamente. El posterior empleo de la radio y de la
televisión para una continua transmisión, no era frecuente. Sin embargo,
especializada la fuente, intentaron y lograron una mínima y satisfactoria
reseña de los debates que hicieron – por definición – la noticia.
Aficionados
a la vieja prensa, a veces observamos con curiosidad periódicos – digamos, por
ejemplo, principiando los sesenta del XX – que recogían completamente los
discursos decisivos de las más diferentes tendencias, prosiguiendo la tradición
de la crónica, sección obligada por varias décadas, como también lo fueron el
reporte del tiempo, la nota teatral y cinematográfica o el crucigrama. E,
igualmente, fue recurrente la publicación pagada por los parlamentarios o sus
partidos, contentiva del discurso pronunciado en los hemiciclos.
Sentimos
que los medios evolucionaron en el tratamiento informativo y, por suerte de un
fenómeno ya universal, simplificaron a más no poder los textos para estelarizar
una fotografía llamativa o ingeniosa, en sustitución del verbo. Y también las
emisoras radiotelevisivas prefirieron una pincelada de segundos, dando ocasión
para una entrevista posterior, exclusiva y personal de varios minutos con el
discursante, en clara competencia con las fuentes de sucesos, de deportes y de
farándula.
Expulsados
los medios de la Asamblea Nacional, purgada y perseguida la fuente
independiente, por estos años, ANTV
monopolizó las transmisiones, pero no impidió que sus incidencias trascendieran
por el coraje de la prensa convencional, la audacia de la digital y hasta la
transmisión telefónica de los videos y de las fotografías tomados –
escasamente, por cierto - por los
diputados de la oposición. Bloqueo informativo y censura por delante,
incluyendo a la CONATEL como dependencia del PSUV, está aparentemente aislado
el actual parlamento y, con todas las limitaciones, logrando efectivamente
bajar el interés público por sus vicisitudes, todavía no logran cercarla y
aislarla completamente del resto del país.
Perseguidos
los medios radiotelevisivos que se extiendan en sus reseñas, excepto las
inatajables – por ahora – redes sociales, es difícil constatar el desempeño de
cada diputado en las plenarias, pero – retornando a las viejas prácticas - está funcionando la “radio-bemba”, las
organizaciones políticas dan testimonio de las decisiones adoptadas y, por lo
menos, los portales digitales difunden aquellas posiciones que
estiman como valiosas. Claro está, hay dos o tres problemas que los días
resolverán, siendo el parlamento el epicentro de la oposición: partido que no
cuente con una representación, simplemente no existe; diputado que no tenga el
coraje de asistir a las sesiones, superando los obstáculos de la agresión
verbal y física, o que no disponga de un mínimo aparato de prensa, tampoco
existe.
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