Preguntas
Dulce María Tosta
Desde el
instante en que Jehová le preguntó al hijo mayor de Adán y Eva «¿Dónde está tu
hermano?» hasta el presente, hemos realizado infinidad de preguntas y obtenido
infinidad de respuestas ambiguas, calco de la primera con la cual se quiso
ocultar el fratricidio: «¿Soy acaso el guardián de mi hermano?».
Quizás la
evasiva respuesta de Caín fue el primer acto de mala política que recuerde la
historia; después de ese se cuentan por billones las piruetas verbales, las
mentiras, las medias verdades, las omisiones y distorsiones diseñadas a la
medida de los intereses grupales.
Consciente
de los riesgos que asume quien pregunta, pues las malas preguntas son
promotoras de respuestas protervas, no hacerlas es inexcusable en tiempos de
angustia, cuando el tema no atañe al futuro sino al ya, al ahora, al
próximo segundo. No es fácil hacer preguntas adecuadas, al punto de que
Voltaire señaló: «Juzga a un hombre por sus preguntas en vez de hacerlo por sus
respuestas». Asumiendo los riesgos correspondientes, pongamos manos a la obra:
A la
Conferencia Episcopal Venezolana. En 1958,
Monseñor Rafael Ignacio Arias Blanco era Arzobispo de Caracas; ejercía su
ministerio con prudencia, pero con firmeza antiperezjimenista. A pesar de la
férrea censura de prensa, radio y TV impuesta por el régimen, la gente
percibía que los pastores no abandonaban sus rebaños, hasta que el mediodía del
21 de enero, las campanas de todas las iglesias del País tocaron a arrebato,
llamando al pueblo a la huelga general convocada por la Junta Patriótica y
a la protesta popular. Pregunto: ¿En la Catedral de Caracas también se
encuentra enterrado, junto a su cuerpo, el espíritu libertario del valiente,
amado y admirado Obispo?
A los
colegios profesionales y academias. Ustedes constituyen los reservorios de los conocimientos técnicos y
humanísticos del País, lo cual les genera una gran responsabilidad. Pregunto:
¿Se han dirigido oportunamente a sus conciudadanos en términos sencillos y
comprensibles denunciando errores y planteando soluciones? ¿Los colegios de
abogados han denunciado las sentencias inconstitucionales del TSJ y la
Resolución N° 070906-2770 del CNE, en la cual se fijan requisitos
extraconstitucionales a las solicitudes de referendos revocatorios?
Al Cuerpo
Diplomático. ¿Informa
permanente y adecuadamente a sus gobiernos acerca de la crisis humanitaria que
vive Venezuela y la necesidad de aplicar la Carta Democrática Interamericana?
A la
Asamblea Nacional. La
Asamblea Nacional está siendo percibida como un apéndice de la MUD, como lo es
el TSJ del PSUV. Genera desazón entre la gente común observar que la Asamblea está
más cerca de los cálculos e intereses políticos de los grupos que la conforman
que del contundente mandato de enfrentar al régimen que le fuera dado el 6 de
diciembre, en claro desacato al artículo 201 de la Constitución. Pregunto: ¿Por
qué no han solicitado prueba fehaciente de la nacionalidad de Maduro, tal como
fuera propuesto en el decreto Gramcko? ¿Por qué prefiere –con
exclusividad– el largo y tortuoso camino del revocatorio?
A María
Corina Machado. Algunos
no te tragan, como Rafael Poleo que te llama «muchacha hiperquinética»,
pero para muchos que admiran tu constancia, inteligencia y valor, eres la
versión criolla y sin gorro frigio de Marianne, la francesa en cuyo
regazo se acunaron los principios revolucionarios de libertad, igualdad y
fraternidad. En poco tiempo has acumulado un capital político envidiable; entre
el «expropiar es robar» que le espetaste a Chávez como asambleísta,
hasta la agresión que sufrieras en Mérida hace poco, tu estatura política ha
crecido exponencialmente y hoy eres respetada aun por aquellos que no te desean
buena fortuna. A la luz de estos asertos, pregunto: ¿Qué haces en la MUD? ¿Qué
poderosas razones –debe haberlas– te mantienen atada a una confederación de
intereses tan distintos a los tuyos? ¿Cuándo asumirás el rol de líder de la
resistencia que el País te reclama? Parafraseando: Vacilar es perderte, no
tengas miedo.
Al hombre
llano. Todos los habitantes de este
País, en mayor o menor grado, somos responsables de lo que nos sucede.
Paulatinamente nos fuimos alejando de los asuntos públicos por considerar que
eran ajenos a nuestros intereses y obligaciones, con lo que llenamos las
ciudades de habitantes, pero no de ciudadanos; aceptamos la corrupción
administrativa como gracejada de los políticos, al punto de permitir diputados
y magistrados con antecedentes criminales; perdimos oportunidades brillantes,
como elegir Presidente a Arturo Uslar Pietri en 1963 e impedir la
marramuncia electoral acaecida 30 años después. Pregunto: ¿Has aprendido la
lección? ¿Estás listo para asumir el costo de tener futuro? De ser así, estamos
salvados.
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