Genéricamente,
suyo
Luis
Barragán
Un
término cómodo y de usos múltiples, el “capitalismo” se erige como otro de
los espantapájaros que ventila el
gobierno para satanizar a la oposición. Dándole cierto toque de vanidosa
universalidad a sus inexplicadas e inexplicables propuestas, intenta
desarrollar el temor “ideológico” entre los sectores más desinformados de la
población, aunque sus propios partidarios no saben responder ante una sencilla pregunta: ¿simpaticemos o no con
la “formación social”, es que provenimos de un desarrollo propiamente
capitalista de ya muy agotadas posibilidades en Venezuela?
Igualmente
ocurre con el otro vocablo, “obrero”, útil para adjetivar a Nicolás Maduro,
como si fuese suficiente para hallarle alguna prestancia a un gobierno que, en
nada, lo es. Valga la paradoja, contrariadas las consabidas tesis para la
construcción del socialismo, el actual régimen no sólo ostenta el prolongado y
firme rechazo de los trabajadores, cuyas organizaciones más legítimas ha
combatido con saña y ferocidad, añadida su proverbial derrota en los ya remotos
comicios de la CTV, sino que logró el contramilagro de la desproletarización:
convirtió a los obreros calificados en desempleados sumergidos en la
marginalidad, con todas las consecuencias del caso.
La
“patria” es otra de las expresiones genéricas que les sirve para atemorizar con
el empleo alevoso de la maquinaria propagandística y publicitaria, trastocada
toda oposición o disidencia en apátrida, además de capitalista y anti-obrera.
Por ironía, censura y bloqueo informativo mediante, este mismo gobierno de más
de década y media, ha subastado los más altos intereses del país y será
suficiente ejemplificarlo con la injerencia de la dictadura cubana, las
concesiones petroleras y mineras que ha tratado de disfrazar, el llamado Fondo
Chino, la conducta asumida con Guyana, la fuga delictiva de capitales.
Recientemente,
en un debate parlamentario relacionado con el caso de nuestros presos
políticos, escenificado en Iberia, un testigo presencial, el joven opositor
venezolano Wilmer Baute, interrumpió al diputado Pablo Bustinduy de PODEMOS,
con el grito de “!Libertad para Venezuela!”. Reflejan las redes sociales que
Pablo Iglesias inmediatamente hizo un giro y, con los dedos acentuando sus
ojos, respondió: “¡Ya os tenemos fichados!”
(http://okdiario.com/espana/la-advertencia-de-iglesias-a-los-opositores-venezolanos-que-fueron-al-congreso-ya-os-tenemos-fichados-119237).
Quizá
Iglesias, por cierto, acusado por el ex – gobernador aragüeño Rafael Isea de la
recepción de casi siete millones de euros, por
cortesía de Chávez Frías, ya está hartándose de las protestas que
suscita su relación con el régimen venezolano, entre propios y extraños, pero
lo cierto es que el “fichaje” constituye una peligrosa abstracción, porque
tiene – además del gesto circunstancial en la cámara – ciertas connotaciones revanchistas y hasta
policiales. No quisiéramos pensar que, ayudando al seguimiento y las pesquisas
de nuestra embajada en Madrid, es un soplón o informante de las individualidades
y organizaciones que, bajo una forzada emigración, no olvidan ni olvidarán
jamás a la Venezuela que les duele en lo más profundo del alma.
02/05/2016
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